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Hereros: pastores ancestrales de Angola, de Sérgio Guerra, en el Palacio de Minería

Fotógrafo transmite con su lente la esencia de una etnia africana

El artista brasileño convivió con uno de los pueblos más antiguos del continente

Hoy día la sociedad olvida resolver problemas tan básicos como el hambre: Ellos no enseñan que debemos retomar la solidaridad

Retratar con un componente social es una opción de vida, afirma

Foto
Me enseñaron la fuerza del compromiso, la responsabilidad de la palabra, comparte el fotógrafo en entrevistaFoto Sérgio Guerra
 
Periódico La Jornada
Domingo 12 de julio de 2015, p. 2

En la sociedad actual hace mucho tiempo que dejamos de pensar en el otro ser humano, sólo se piensa en tener y consumir más, pero existen pueblos que nos enseñan a mirar de nuevo las cosas simples, como los hereros, uno de los pueblos más antiguos de África, cuyas costumbres, vida cotidiana y rostros fueron retratados durante varios años por el fotógrafo brasileño Sérgio Guerra. Esas imágenes se encuentran en la exposición Hereros: pastores ancestrales de Angola, que se exhibe en el Palacio de Minería.

El primer contacto que Guerra (Pernambuco, 1961) tuvo con este pueblo fue en 1999, cuando trabajaba para el gobierno de Angola. Algunos años después regresó para convivir con ellos y realizar un proyecto que iba más allá de pensar en libros o exposiciones: dar a conocer a los propios angoleños una parte casi desconocida. Inicié este proyecto tras constatar la ignorancia de los angoleños de esta cultura, de sus propios pueblos, a la vez que quise dar a los hereros un lugar protagónico que resultara en una vida mejor, dice el fotógrafo en entrevista.

Guerra, quien ha desarrollado numerosos proyectos de fotografía social, se dedicó a retratar a los hereros que habitan en territorio angoleño, ya que también se encuentran en Botsuana y Namibia.

Los hereros, quienes mantienen su condición seminómada, han vivido situaciones críticas, como el genocidio en Namibia, en 1905, de las fuerzas colonizadoras alemanas, y en Angola, en los años 40 del siglo pasado, por los colonizadores portugueses.

Me enseñaron que para poder mirarlos tenía que deshacerme de mis prejuicios. Me enseñaron la fuerza del compromiso, la responsabilidad de la palabra; incluso ha cambiado mi forma de vestir. Cambiaron mi pensamiento, mi corazón y mi vida.

Las culturas occidentales también tienen mucho que aprender de ellos: Saber que el confort espiritual no tiene nada que ver con el material. Estas personas nos enseñan muchas cosas, muchas muy simples, pero que ya no miramos. Tenemos un problema, que somos racionales, pero en el siglo XXI, con tanta tecnología, ya no resolvemos los problemas más básicos de la humanidad, como el hambre. Nos distanciamos de las cosas simples; ellos nos enseñan que debemos retomar, rescatar, el pensamiento, la racionalidad y la solidaridad humana.

De este lado del espejo ya no pensamos en las personas, agrega. En las sociedades occidentales, en gran parte, ya no se considera a la humanidad; se piensa sólo en el mercado, queremos crecer, crecer y crecer, más y más consumo. ¿Por qué no mejor damos importancia a la gente?

Considera que nos enseñan también a mirar hacia nuestros propios pueblos originarios, tanto en México como en Brasil, y en otras partes del mundo, cuya forma de pensar es mucho más racional.

Para Sérgio Guerra, quien ha creado organizaciones culturales y durante varios años tuvo su agencia de publicidad, la fotografía “es una herramienta, un instrumento de intervención. En mi trabajo siempre hay un componente social muy importante porque para mí es una forma de poder intervenir, de proponer, de tener un resultado. Se puede ser fotógrafo sin un compromiso social, pero quienes pensamos socialmente no conseguimos fotografiar sin ese componente. Es una opción de vida e ideológica.

Me interesa dar visibilidad a quien no la tiene, dar protagonismo a quien lo necesita. Para que podamos cambiar la mentalidad, el pensamiento, es necesario dedicarse a ello.

Hereros: pastores ancestrales de Angola, que se ha presentado en España, Italia, Brasil y Angola, además de Querétaro, termina el próximo 23 de agosto.