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Nosotros ya no somos los mismos

Las verdades del Papa para agradar al mundo

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Las revoluciones (los grandes procesos de cambio) las hacen los que no tienen sino sus cadenas que perder y sí un mundo que ganar, palabras del papa Francisco durante su visita a Bolivia, donde dijo, además, que la Iglesia tiene que pedir humildemente perdón por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América. En la imagen, en la misa multitudinaria celebrada en ParaguayFoto Ap
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n fantasma recorre... América. En lo absoluto intento una parodia (versión satírica de un texto, un autor o un acontecimiento político o social). Si acaso un nostálgico recuerdo de una sentencia que a gran parte de mi generación le servía a manera de consigna identificatoria. Decías: “Un fantasma recorre Europa…” Y si el interlocutor era de los mismos, la respuesta era inmediata: El manifiesto. (Ciertamente, el 21 de febrero, 1848, con estas palabras, los terrícolas más veces maldecidos desde entonces dieron a conocer el Manifest der Kommunischen Partei.

Ciento sesenta y siete años después, tal vez con poca fortuna, se me ha ocurrido decir: un fantasma –además vestido de blanco, como todo espectro que se respete– recorre nuestra América. Contra ese espectro se han conjurado, en santa jauría, todas las potencias de la vieja Europa, (antecedente directo de la UE), el Papa y el Zar, Metternich y Guizart, los radicales franceses y los polizontes alemanes. Así continuaba el texto de don Carlos y don Federico (que inexplicablemente no hace referencia a la infame troika. Y así continúo yo ahora, con mi fijación por el flash back ¿Qué esas potencias de la Vieja Europa no eran Alemania, Francia, Italia, Austria (y por supuesto Bélgica, Finlandia, etcétera)? ¿Clemente Wenceslao Lotario de Metternich (primer ministro del imperio austriaco), y François Pierre Guillaume Guizot (presidente del consejo de ministros de Francia), no habrán sido los abuelos instantáneos (César Vallejo, dixit) de la señora Ángela Dorothea Merkel y de François Hollande? Donde mi deja vu se tambalea es en lo que al Papa se refiere. En 1848, Giovanni María Mostai-Ferreti había sido designado sucesor de Gregorio XVI. Giovanni escogió el alias de Pío IX, y con este nuevo apelativo se convirtió en el mayor enemigo de toda expresión de progreso y modernidad. En 1854 proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, y en 1864 publicó el Syllabus Errorum, en cuyos 80 puntos abominó de todos los saberes conocidos hasta esa fecha y los que la inteligencia humana fuera concibiendo en el futuro. Estableció, asimismo, que la religión católica debía ser considerada religión de Estado, condenó las libertades de conciencia, pensamiento, culto, imprenta, etcétera. Al Papa, dejó claro, no le era dado tener relación alguna con el liberalismo, el progreso y la cultura moderna. A este sumo pontífice es al que se referían los manifestantes don Carlos y don Federico. Como se ve claro, mi paramnesia (alteración del inconciente, para Jung y deseos reprimidos para Freud) entró en crisis, pues el papa Francisco no sólo está en las antípodas de la santa jauría, sino que él, gozosamente, asumió el rol del espectro que recorre los territorios más dolientes de nuestro continente y lo hace, como dijera un viejo general revolucionario, regando polvorita.

No puedo imaginar siquiera lo que pensarán de esta visita los gobiernos sátrapas, las oligarquías autóctonas, los gerentes y paniaguados de las grandes corporaciones trasnacionales, las élites sociales y los aristócratas de carnaval, los insuflados doctores que salieron a posgraduarse y regresaron a súper hincharse, los señores de la especulación, el consumismo y el desperdicio, los estúpidos depredadores del planeta, cuyos descendientes les entonarán un de profundis clamavi pleno de imprecaciones, desde las ruinas del planeta devastado que les heredó la codicia y la sinrazón, los productores de las ideas que perpetúan la sumisión y la injusticia, los divulgadores de la información que no amplía saberes ni libera ni provoca gozo, sino que, al contrario, ata, confunde, enajena y, por supuesto, las altas jerarquías de su propia grey, reacios a aceptar que para los verdaderos cristianos, que tal como lo dijera el Papa a su llegada a Ecuador: Jesucristo es el sol y la luna la Iglesia. La luna no tiene luz propia y si la luna se aparta del sol, se esconde de Jesucristo, se vuelve oscura, no da testimonio. ¿Habrá algún otro osado gobierno que invite al amigo Francisco a comer, aunque lueguito se vaya?

La tournée de Dios se llama un divertidísimo libro del escritor madrileño Enrique Jardiel Poncela. Se trata de una visita de inspección que el supremo hacedor realiza al planeta que un día (expresión libre, pues Él aún no había llegado a esos detalles) en el que seguramente no tenía otra cosa mejor que hacer, se le ocurrió crear. Su ingenio excepcional nos hubiera dado la crónica más hilarante de las reacciones de sorpresa, anonadamiento, cólera y terror pánico que a su paso provocaba el tour, amoroso, reivindicador y, evidentemente, provocador e incendiario del representante legal y legítimo del CEO universal.

Recuerden estas expresiones papales y dígan si exagero: La Iglesia tiene que pedir humildemente perdón por los crímenes contra los pueblos originarios durante la conquista de América. Ecuador experimenta hoy profundos cambios sociales y culturales, nuevos retos que requieren la participación de todos los sectores sociales. Es imprescindible el diálogo para acabar con la represión y la merma de las libertades. Llamó, a quienes Dios les ha dado todo gratis, a no caer en el Alzheimer espiritual. En el encuentro con los movimientos populares dijo a los asistentes: Me alegra verlos debatiendo los mejores caminos para superar las graves situaciones que sufren los excluidos del mundo. No me da el espacio, por eso sintetizo: 1. Las famosas tres T: tierra, techo y trabajo para todos son derechos sagrados. Vale la pena luchar por ellos. Que el clamor de los excluidos se escuche en América Latina y en toda la Tierra. 2. ¿Reconocemos que las cosas no andan bien en un mundo donde hay tantos campesinos sin tierra, tantas familias sin techo, tantos trabajadores sin derechos, tantas personas heridas en su dignidad? 3. “Me pregunto si somos capaces de reconocer que estas realidades destructoras responden a un sistema que se ha hecho global. ¿Reconocemos que este sistema ha impuesto la lógica de las ganancias a cualquier costo…?” 4. “Digámoslo sin miedo: queremos un cambio de estructuras…” 5. La globalización de la esperanza, que nace de los pueblos y crece entre los pobres, debe sustituir a esta globalización de la exclusión y la indiferencia. 6. Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos pueden hacer mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está en gran medida en sus manos. Y dale con mi obsesiva deja vu: las revoluciones (los grandes procesos de cambio) las hacen los que no tienen sino sus cadenas que perder y sí un mundo que ganar. Enfrentándome a mi entrañable Alzheimer, juro que esto ya lo había escuchado antes.

Y para ser incluyente, como lo pide Jorge Mario/Francisco, terminemos con la opinión de don Antonio Caponneto (un sospechosista me preguntó si no sería un seudónimo de don Germán Martínez, pero no caí en el garlito).

“Todos hemos visto y escuchado a Francisco en Bolivia, este 9 de julio de 2015, diciendo que ‘la Iglesia tiene que pedir humildemente perdón por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada Conquista de América.’”

“No fue el único extravío grave de palabras y de gestos que tuvo el obispo de Roma en este viaje por América del Sur, pero sin dudas es uno de los más escandalosos y ultrajantes.

“Ofende a la verdad histórica, a la madre España y, sobre todo, a la Iglesia católica, de la que se supone es su Pastor Universal. Son, en síntesis, las de Francisco, palabras inadmisibles, cargadas de injusticias, de calumnias, de vejámenes y de oprobio. Palabras mendaces que alimentarán todo el inmenso aparato mundial del indigenismo marxista, y que se sumarán al proceso de deshispanización y de desarraigo espiritual lanzado contra América hispana.

“El Papa debe pedir perdón, sin duda. Pero no por los supuestos crímenes contra los supuestos pueblos originarios, sino por haber violado la Verdad para agradar al mundo. Debe pedir perdón a la Iglesia, a la Hispanidad, al Occidente y a la Cátedra de la Cruz, profanada por la hoz y el martillo, cuyo símbolo funestísimo le fue entregado por un patán roñoso, y no tuvo el coraje de quebrar a golpes de báculo.

Recemos por él, como lo pide. Pero recemos asimismo por las víctimas de su docencia errática, confusa, engañosa, sincretista y heretizante.

(Ante una explicable duda sobre la veracidad de lo anterior, véase syllabus-errorumblogspot.com). No quiero ser más papista que don Francisco, pero si quieren que sigamos platicando al respecto, háganmelo saber.

Twitter: @ortiztejeda