Editorial
Ver día anteriorMiércoles 15 de julio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Irán: triunfo del entendimiento
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ras 13 años de tensión diplomática entre Irán y las potencias occidentales, se dio un avance significativo en la resolución del conflicto por el programa nuclear iraní gracias a un acuerdo alcanzado ayer en Viena. La redacción definitiva del acuerdo se logró luego de 18 días de maratónicas negociaciones entre Irán y el Grupo 5+1, que reúne a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) –China, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Rusia– más Alemania. Con el arreglo final del contencioso nuclear, Irán se compromete a reducir significativamente su capacidad nuclear durante varios años y a permitir que la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) realice exhaustivas inspecciones de sus instalaciones, lo que conjura el temor de Occidente de que Irán fabrique una bomba atómica en el desarrollo de su industria nuclear civil.

Por su parte, Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU deberán levantar las sanciones que desde 2006 asfixian la economía iraní y causan estragos a su población, por ejemplo, la prohibición de importar medicamentos. Pese a que Irán está obligado a cumplir con su parte antes de fin de año, el levantamiento de las sanciones comenzará en 2016 será progresivo y ,reversible, y está condicionado a la aprobación del acuerdo en el Congreso estadunidense. Es importante observar que en esta instancia el acuerdo todavía corre el riesgo de naufragar, tanto por la férrea oposición del Partido Republicano a la solución pacífica del conflicto como debido a la movilización del poderoso lobby israelí en Estados Unidos.

Pese a ello, cabe congratularse por este compromiso histórico que es, sin duda, un avance civilizatorio hacia la no proliferación de armas nucleares y la solución consensuada de las diferencias entre naciones y bloques militares. La apuesta del gobierno de Irán, que ha hecho importantes concesiones a sus contrapartes sin ceder su soberanía ni sus intereses vitales como nación, es sin duda un ejemplo de sensatez y firmeza en estos momentos de multiplicación de los conflictos armados y las fracturas políticas en el mundo. Las manifestaciones espontáneas de miles de ciudadanos iraníes, quienes se volcaron a las calles para celebrar el acuerdo que pone fin al aislamiento sufrido por su país, reflejan el acierto del presidente Hassan Rohani al hacer de éste un tema prioritario de su administración.

En contraste, preocupan las declaraciones agresivas y completamente ajenas a cualquier conducta institucional proferidas por altos funcionarios del gobierno de Israel, encabezados por el militarista primer ministro, Benjamin Netanyahu. En un contexto en que todas las partes han hecho importantes concesiones para alcanzar un acuerdo que desactiva el peligro de guerra, están fuera de lugar los exabruptos belicistas y los llamados a boicots extralegales.

La actitud agresiva de Israel, además de inaceptable, resulta claramente hipócrita: a diferencia de Irán, Israel nunca ha firmado el Tratado de no Proliferación Nuclear, es la única nación de Medio Oriente en posesión de armas atómicas y sus instalaciones no han sido inspeccionadas por la AIEA. Las energías diplomáticas de las grandes potencias deben enfocarse sin dilación a resolver este delicado problema que mantiene latente la amenaza de una conflagración a gran escala en la región, que por las alianzas y los intereses en juego podría convertirse en un conflicto mundial.