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De nuestras Jornadas

Derechos silenciados

C

on tiento, el gobernador de Aguascalientes ha tenido que recordar que las determinaciones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se deben acatar, estemos de acuerdo o no, en relación con la validez de los matrimonios entre personas del mismo sexo. La declaración de Carlos Lozano de la Torre es un tímido llamado a que el obispo José María de la Torre Martín deje de presionar al Congreso local para que no se legisle al respecto.

En su rueda de prensa semanal, el encargado de la diócesis arengó para que se realicen manifestaciones en contra de las uniones civiles igualitarias, y para que se derogue la Ley de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes. Con la venia y el impulso del sacerdote, un consejo de laicos exige que se guarde silencio. Pequeños grupos conservadores que se dicen agredidos y encabezan marchas con menores de edad, difunden mentiras y denuestos contra esos derechos, en nombre de Dios y la familia natural.

En una entidad que se caracteriza por su conservadurismo y al obispo se le considera líder de opinión, la casta gobernante guarda silencio ante los infundios de estos grupos con tal de no perder posibles electores. Más grave todavía, las organizaciones civiles tampoco actúan porque están más preocupadas por no perder su poca influencia con los gobiernos estatal y municipales que por la defensa de los derechos. La mayoría de los medios de comunicación son cómplices de esta situación cuando, sin criterio alguno, se ponen al servicio de esa Iglesia católica y sólo abren espacio a las voces disidentes cuando sirven a algún interés partidista.

Mala mezcla para el desarrollo democrático de la entidad: una clase gobernante que se calla antes los llamados de odio y discriminación de un líder religioso (José María de la Torre Martín fue obligado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación a ofrecer una disculpa pública), pequeños pero activos grupos conservadores y dirigentes de organizaciones civiles que sólo buscan la promoción personal y ceden ante la posibilidad de que su fotografía aparezca en la primera plana de los periódicos.

Sí, los derechos no están a discusión, pero guardar silencio ante el embate conservador no es una línea de acción. Es simple y llana complicidad.