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Científica basa su estudio en uno anterior sobre compuesto OEA, hallado en el chocolate negro

Descubren molécula que mitiga los efectos de la resaca en el cerebro

Da la sensación de saciedad y se libera al ser producida por el intestino cuando se consume alcohol; es una señal del organismo para detener el daño, explica Laura Orío

La investigadora española es reconocida por su descubrimiento, pero espera que sea publicado para su aceptación

 
Periódico La Jornada
Sábado 1º de agosto de 2015, p. 2

Nueva York/Madrid.

Quienes con frecuencia despiertan con dolor de cabeza, temblores y malestar, síntomas propios de la resaca, están de plácemes: un trabajo de investigación con sello español apunta a las propiedades beneficiosas de una molécula sobre los efectos cerebrales del consumo intensivo de alcohol.

La base de esta investigación parte del descubrimiento, hace 10 años, de la molécula oleoiletanolamida (OEA), compuesto hallado en el chocolate negro que ayuda al organismo a tener la sensación de saciedad. Posteriores estudios encontraron que el intestino segrega esta molécula y, a partir de ahí, se abrió la puerta a la lucha contra distintas adicciones, entre ellas el alcoholismo.

La inflamación causada por el consumo intensivo de alcohol perjudica el cerebro y provoca que la toxicidad cerebral sea más grave, explica en entrevista la doctora Laura Orío, de la Facultad de Sicología de la Universidad Complutense de Madrid. Estudios anteriores, liderados también por investigadores españoles, indicaban que la molécula se libera, producida por el intestino, cuando se consume alcohol. Se pensó, por tanto, que la OEA podría ser una señal del organismo para frenar el daño.

Orío (Arnedo, La Rioja, 1978) todavía no se cree la repercusión que su descubrimiento está teniendo. Su trabajo le ha valido el Premio Joven Investigador otorgado por la prestigiosa Sociedad Internacional de Investigación sobre Drogas y, gracias a él, ya tiene en la mano el boleto de avión para Sidney, donde este mes presentará su investigación ante la audiencia del quinto congreso de dicha sociedad.

A pesar de las posibles aplicaciones del descubrimiento para paliar la resaca, Orío insiste en que su estudio se centra en los daños perjudiciales del consumo masivo de alcohol por inflamación en el cerebro y, por tanto, en la corteza frontal. Efectivamente, observó que al administrar la OEA junto con cantidades elevadas de alcohol, la molécula reducía la activación inmune/inflamatoria y los marcadores de daño neuronal en la corteza frontal de las ratas.

Proyecto pendiente de recursos

En el proceso de investigación, el equipo comprobó otros efectos beneficiosos de la molécula, como una mejora en el estado anímico tras el consumo alcohólico. No hemos realizado una investigación para paliar los efectos de la resaca, pero eso no significa que los resultados obtenidos no puedan tener también esa aplicación, aclaró Orío. A partir de aquí, el siguiente paso será comprobar el mismo efecto reparador en humanos, proyecto que está dando sus primeros pasos y que está pendiente, entre otras cosas, de financiamiento.

Pese a todo, la investigadora es prudente. “Mi exposición en el congreso de Sydney todavía no ha tenido lugar y seguimos pendientes de la publicación de la investigación en la revista Addiction Biology”, apunta. Pues en ciencia, hasta que algo no está publicado, no está aceptado.

No ha sido únicamente su descubrimiento de la molécula antirresaca lo que ha valido a Orío el premio de la Sociedad Internacional de Investigación sobre Drogas, sino su notable trayectoria en sus apenas 37 años.

La carrera de esta farmacóloga y madre de dos hijos ha discurrido por diferentes grupos de investigación al estudiar aspectos bioquímicos y conductuales del abuso de drogas como la cocaína, la metanfetamina, el éxtasis o el alcohol.

Tras pasar por el prestigioso Instituto de Investigación The Scripps de La Jolla, California, logró regresar a España y rengancharse en un proyecto de investigación. Algo que no fue sencillo. Hay muchas dificultades para volver del extranjero y encontrar financiamiento; proyectos como éste son posibles gracias a los colaboradores, no sólo a las instituciones. Pero estamos acostumbrados a trabajar con incertidumbre financiera, lamenta.