Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 2 de agosto de 2015 Num: 1065

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Gabo y la sana malevolencia
Ricardo Bada

Leonardo Sciascia y
las novelas de la mafia

Marco Antonio Campos

Redes virtuales,
blogs y literatura

Fabrizio Lorusso

La Biblia en la
cultura occidental

Leopoldo Cervantes-Ortiz

Música latinoamericana
en las venas de Madrid

Alessandra Galimberti

Leer

ARTE y PENSAMIENTO:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Monólogos compartidos
Francisco Torres Córdova
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
De Paso
Ricardo Yáñez
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
Galería
Jaime Muñoz Vargas
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Jaime Muñoz Vargas

Martina Cole y la novela negra

En otros países, la irlandesa Martina Cole es conocida autora y sus ventas millonarias son más que suficientes para ser considerada bestseller. Entre los cultos y culteranos eso se traduce en etiqueta infamante, pero Cole tiene mucho que ofrecer.

La particularidad que tienen sus libros El jefe y Más cerca es la recreación precisa de submundos delincuenciales. En El jefe estamos ante la historia de la mafia irlandesa y de las costumbres familiares, donde la disfuncionalidad ante el publicitado alcoholismo irlandés y la ambición que intenta esconder los traumas infantiles, son causa para presentar una galería familiar que está a la par de los hampones con los que debe lidiar el psicópata Danny Boy Cadogan, el jefe que obtuvo todo lo que hizo falta a base de machacar enemigos y de apoyarse en su amigo Michael. Toda una galería de personajes secundarios, empezando por la esposa y la madre del jefe, sus hijos, sus enemigos y el único amigo con el que tarde o temprano decidirá si sacar o no el cobre, en un universo donde la violencia termina por ser casi la única forma de relacionarse. En Más cerca regresamos a la mafia, pero ahora de Londres. Los protagonistas son Lily Diamond y su esposo, Patrick Brodie, ubicados en los años setenta, donde de nuevo la familia es escenografía de las luchas por el poder. Lily ha sufrido toda su vida el desprecio del padrastro, que se casó con su madre ya embarazada, y por ello ha aprendido que pasar desapercibida es la mejor forma de sobrevivir, no sólo en la familia, también en la escuela y en el trabajo. Pero el mafioso Patrick la ha visto en la parada de autobús y, como de la vista nace el amor, la aborda con las mejores intenciones (al menos en su peculiar psique) y ella le da entrada, apenas consciente del animalazo que acaba de recibir en su vida. Al primer rumor de que son pareja, de que tienen una mínima relación estable, todo cambia para Lily, incluido el trato que le dan sus padres, siempre abusivos y violentos con ella: “descubrió que el miedo podía proporcionar paz mental, que el miedo podía cambiar la vida para mejor; siempre y cuando no fuese tu miedo, por supuesto”.

Dos libros con algunos lugares comunes, pero que sorprenden por la profundidad de algunos personajes y, sobre todo, por el conocimiento de los submundos presentados. Para los lectores de novela negra, será una novedad conocer estas novelas bien armadas, pero tal vez más lo sean las locaciones y sus peculiaridades.

La novela de Cole que representa un mayor reto es El asesino de mujeres porque, con todo y suceder en Londres, muestra elementos que literaria y cinematográficamente hemos visto de sobra: el enfermo mental o el inteligente calculador, las muertes llenas de sadismo, el fetichismo, etcétera. No obstante suponer que estamos hartos de tal personaje, Cole presenta una trama que funciona. No es la primera vez que un mafioso se ve metido en la caza del asesino, aquí por haber sido su hija una de las víctimas; ni la primera donde el encargado de la investigación es una detective que termina por relacionarse con un hampón ajeno al asesino. Todos tenemos nuestro corazoncito. Pero con todo y los elementos muy conocidos, Cole arma la trama y logra mantener la atención hasta el final. De nuevo, más que las acciones, son los motivos y los personajes los que sostienen la obra.

Para los lectores que toman como guía parcial de sus lecturas la editorial del libro, será significativo que las novelas de Cole se encuentren en Alianza Editorial, donde solían encontrarse obras exclusivas y que ahora conserva bibliotecas de autores importantes.

Podemos suponer que a Cole no le importa la clasificación de sus libros, que no se plantea si su trabajo es de “alta literatura” o no, pero sí se trata de una autora que logra hacer textos que, a pesar de su amplitud, sostienen la tensión en la trama y van desarrollando a los personajes en las acciones y motivos hasta hacerlos entrañables para el lector, sin importar que sean los peores delincuentes o que hubieran abusado de toda su familia o compañeros: una autora que entretiene y que logra retener al lector, ¿qué más se le puede pedir a unas novelas que tratan sobre delincuentes y asesinos ficticios? Más en una sociedad donde estamos hartos de delincuentes con fuero y de salvajes carniceros que han desaparecido colonias y hasta poblaciones enteras bajo la ley de la más primitiva violencia, todo bajo el manto de una impunidad insostenible.