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Finanzas

El costo de regular la banca
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Jeb Hensarling, presidente del comité de servicios financieros de la Cámara de Representantes de EU, considera que, como resultado de la Dodd-Frank, los bancos grandes son más grandes, los pequeños son menos, y el sistema financiero es menos estableFoto Reuters
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Los ejecutivos de la banca y sus cabilderos han resultado ser una voz persuasiva en el Capitolio contra las medidas para robustecer la Dodd-Frank y a favor de la autorregulaciónFoto Ap
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Periódico La Jornada
Martes 4 de agosto de 2015, p. 24

El 21 de julio marcó el quinto aniversario de la promulgación de la Ley Dodd-Frank de Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor, piedra angular de la respuesta del gobierno estaundiense a la crisis financiera de 2008. Un día antes del aniversario, la Fed concluyó la aplicación de considerables encajes adicionales a los ocho bancos más grandes, como parte de su campaña para fortalecer las defensas contra una crisis futura. Entre tanto, los reportes de ganancias de los bancos en el segundo trimestre permiten una nueva visión de su desempeño y estabilidad financiera.

La ley Dodd-Frank se proponía cuatro objetivos principales. Primero, una supervisión más estricta y controles de riesgo más severos, en especial sobre las instituciones consideradas demasiado grandes para quebrar. Segundo, pruebas anuales de resistencia para evaluar la vulnerabilidad de los bancos ante una futura crisis de mercados. Tercero, reordenamiento de las firmas de servicios financieros que estuvieran en problemas. Por último, protección extra a los consumidores.

Las salvaguardas contra un derrumbe financiero son sin duda más fuertes ahora que antes de la ley. Las autoridades cuentan con instrumentos más efectivos para frenar conductas que ponen en riesgo a una empresa o al sistema financiero, entre ellas los encajes adicionales a los bancos, las pruebas de resistencia y la facultad de intervenir o cerrar instituciones tambaleantes. Otra medida precautoria ordenada por la ley, la llamada regla de Volcker, entró en vigor el 22 de julio pasado. Esta norma acota la actividad de transacciones propietarias de los bancos en bonos y otros valores, y somete a escrutinio más estricto a los que continúan realizando esas transacciones. También frena la propiedad bancaria de fondos volátiles de acciones privadas y fondos de cobertura de riesgo.

La supervisión más severa ha exacerbado una tendencia existente hacia la consolidación de la actividad bancaria. Cientos de bancos vulnerables han cerrado o han sido adquiridos por otros más fuertes. Desde finales de 2008 el número de bancos comerciales ha descendido 21 por ciento, a 5 mil 570. Los que quedan han fortalecido en forma apreciable sus balances. En el frente de protección al consumidor, la nueva y poderosa Oficina Federal de Protección Financiera (CFPB, por sus siglas en inglés) puede suspender prácticas bancarias engañosas o abusivas, como las que contribuyeron a la crisis de las hipotecas subprime.

Oposición a la ley

Los elogios a los logros de la Dodd-Frank han sido sofocados a menudo por sus muchos detractores. Los banqueros de Wall Street y los legisladores republicanos afirman que la ley ha complicado más que aliviado los problemas de la banca. Uno de los blancos principales ha sido la CFPB, que está sujeta a menor supervisión del Congreso que la mayoría de las otras dependencias del gobierno.

Jeb Hensarling, presidente del comité de servicios financieros de la Cámara de Representantes, escribió en The Wall Street Journal que como resultado de la Dodd-Frank los bancos grandes son más grandes, los pequeños son menos, y el sistema financiero es menos estable. Añadió que la ley “convierte a las mayores instituciones financieras del país en instalaciones funcionales y retira el poder de asignar capital –la savia de la economía de Estados Unidos– del libre mercado para entregarlo a los actores políticos de Washington”.

En cambio, en el otro lado del espectro político los críticos sostienen que la ley no ha ido lo bastante lejos para evitar futuras sacudidas al sistema bancario. Una de las principales preocupaciones es que se ha hecho poco para contener la cultura de avaricia e impunidad de Wall Street que muchos consideran la causa subyacente de la crisis financiera. Los ejecutivos de la banca y sus cabilderos han resultado ser una voz persuasiva en el Capitolio contra las medidas para robustecer la Dodd-Frank y a favor de la autorregulación. Los intentos de frenar los bonos enormes a los ejecutivos han ganado poco impulso. Además, el temor es que mientras más atrás queda la crisis de 2008, menos presión habrá para corregir las deficiencias persistentes, o incluso para poner en vigor las reglas de la Dodd-Frank que aún no se concluyen.

Defensas en caso de quiebra

Los encajes adicionales de capital aplicados a finales de julio se agregan a los requerimientos internacionales mínimos fijados por el Comité de Basilea sobre supervisión bancaria. Significan que los ocho mayores bancos tienen que reservar un colchón adicional de efectivo que suma 200 mil millones de dólares en conjunto. Todos los ocho, aparte de JP Morgan Chase, ya cumplen con el nuevo requisito.

La presidenta de la Fed, Janet Yellen, hizo notar que estos cargos adicionales se diseñaron para asegurar que los propios bancos absorban los costos de cualquier quiebra futura. O exhiben un capital sustancialmente mayor para reducir la probabilidad de quiebra, o reducen su presencia sistémica, con lo que disminuye el daño que su quiebra causaría al sistema financiero, advirtió Yellen.

Las probabilidades de una quiebra se han reducido, al menos por ahora. La salud financiera de los bancos continúa mejorando, pese a los costos de una regulación más estricta, de las ventas en masa y las bajas tasas de interés. Citigroup reportó un salto de 18 por ciento en el ingreso neto del segundo trimestre en comparación con un año antes, en tanto el ingreso neto de Bank of America en ese periodo, de 4 mil 990 millones de dólares, fue más que todas sus ganancias de 2014.

La reducción de costos y el mejoramiento de la calidad de los créditos han tenido un papel esencial. El préstamo al consumo ha sido boyante, apoyado por la recuperación del mercado de la vivienda, el crecimiento del empleo y las continuas tasas bajas de interés. El negocio hipotecario de Citigroup creció 42 por ciento en el segundo trimestre con respecto al año anterior, y Goldman Sachs ha anunciado planes de lanzar una operación de préstamo al consumidor en línea. Que los márgenes de la banca minorista puedan sostenerse depende de la economía general. Una bandera roja podría ser el fortalecimiento del dólar, que se ha apreciado frente a las principales divisas a lo largo de un año. La Fed de Nueva York calcula que una apreciación de 10 por ciento del dólar quita medio punto porcentual a la tasa de crecimiento anual de la economía.

Un hecho es que las nuevas salvaguardas no han detenido la mala conducta en Wall Street. A finales de julio la CFPB ordenó a Citigroup devolver 700 millones de dólares a 9 millones de tarjetahabientes y lo multó con 70 millones de dólares por prácticas engañosas e ilegales. Sin embargo, por lo menos ahora los bancos están mejor equipados para resistir las consecuencias de sus propias fechorías.

Economist Intelligence Unit

Traducción: Jorge Anaya

En asociación con Infoestratégica