Opinión
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Ciudad Perdida

Programas sociales federales

Fracaso tras fracaso

Rectificación de Mancera

S

i tomamos en cuenta los resultados de la evaluación de los programas federales, no habría más remedio que calificarlos de otro fracaso del gobierno actual, y por tanto sería imposible imaginarnos que alguien, en sano juicio, pretendiera seguir la huella de tamaño desatino.

Es decir, sumarse al fracaso sólo puede dar por resultado otro fracaso, un suicidio político si se le quiere ver sólo desde el lado electoral, y por ello uno se tiene que preguntar, necesariamente: ¿a quién sirve que los programas de desarrollo social fracasen en el DF? Con los meses nos daremos cuenta exacta de por qué el gobierno de Miguel Ángel Mancera intentó caminar sobre las huellas del fracaso del gobierno de Enrique Peña.

En tres años, por más acercamientos que hubiera entre Mancera y Peña, las políticas de desarrollo social en la capital del país permanecían a salvo de los intereses de quienes tienen en sus manos el timón del país, que, por cierto, han causado que en sólo dos de los años recientes el número de pobres en el país se haya disparado en 2 millones, lo que no deja dudas respecto del trabajo en ese renglón de la administración de Peña.

El recién nombrado secretario de Desarrollo Social, José Ramón Amieva, decidió, al parecer motu proprio, interpretar los deseos de su jefe –que gusta de acercarse al gobierno federal–, y se lanzó a hablar de la homologación de los programas sociales del DF con los federales, y fue tanto el horror, y tan grande el error, que el mismo jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, tuvo que salir a toda prisa a desmentir la versión del delegado de la Secretaría de Desarrollo Social federal, Sixto Hoyos, quien aseguró en su cuenta de Twitter que: Con la finalidad de homologar los padrones de beneficiarios de programas sociales se había reunido con funcionarios del Gobierno del DF, y menciona entre ellos a José Ramón Amieva.

Pero, desde luego y en descargo del funcionario del DF, deberíamos decir que no se trató de mala voluntad o de querer sabotear a su jefe, más bien lo que el secretario de Desarrollo Social tal vez quiso hacer fue interpretar ¿los deseos? de Miguel Ángel Mancera, siempre dispuesto a trabajar en conjunto con el gobierno de Peña, y seguramente fue calumniado por el funcionario federal con esa declaración tan absurda.

Quién sabe qué fue lo que en verdad platicaron el funcionario federal y el del DF, pero lo cierto es que parte de lo que el funcionario federal anuncia en su mensaje en redes sociales fue respaldado por el GDF, es decir, evitar duplicidades. Y si de lo que se trata es ayudar a quienes lo necesitan, no tendría la menor importancia, porque respecto de la homologación de programas, que desmintió Mancera, habría que decir al funcionario federal que su desconocimiento supino de las leyes del DF causa, incluso, preocupación.

Y es que la actualización y depuración de los padrones de los programas sociales se realizan conforme a la ley de Desarrollo Social de esta ciudad. Son 154 programas y la mayoría se aplican con recursos de la ciudad, no federales. Programas como Prepa sí, SaludArte, becas para niñas, niños y jóvenes, y apoyos para útiles y uniformes se actualizan cada ciclo escolar, y otros, como el de la pensión alimentaria para adultos mayores, se depuran cada seis meses.

Así que lo que no queda claro es cuál es la intención del delegado de la Sedesol en el DF al tratar de forma tan descarada de hacer ver al gobierno de Miguel Ángel Mancera como entreguista al gobierno del PRI. ¡Qué barbaridad!

De pasadita

¿Así que el móvil del crimen cometido en contra del fotoperiodista Rubén Espinosa fue el robo, señor procurador? Qué fácil, ¿no le parece?