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Participaron mil 705 jóvenes que realizaron prácticas en universidades y hospitales

El programa Verano de la Investigación, 25 años de despertar vocaciones científicas
 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de agosto de 2015, p. 3

Cuando pensaba en su futuro profesional, Reyna Gissel Sánchez, de 22 años, estudiante de medicina en la Universidad de Sonora, se veía en la clínica, brindando atención a pacientes o realizando alguna cirugía.

Sin embargo, en estas vacaciones sus deseos dieron un giro radical: ahora piensa seriamente en realizar un posgrado y dedicarse a la investigación en alguna área de la medicina.

La joven es beneficiaria del programa Verano de la Investigación Científica, de la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC), en el que cientos de estudiantes son seleccionados para realizar estancias en universidades, centros de investigación e institutos de salud más importantes del país.

Antes pensaba más en la clínica; me interesa la cirugía, pero con el paso de los años, al ver materias y participar en las actividades de los hospitales me llamó la atención la medicina interna. Tras la experiencia de verano me gusta lo integral: la relación entre la investigación y la clínica. La única manera en que la ciencia médica seguirá avanzando es con investigación; necesitamos ser clínicos y científicos, expresó.

Ceremonia de clausura

Ayer, la AMC y el Instituto Científico Pfitzer –que desde hace 11 años apoya el programa– entregaron reconocimientos a 23 estudiantes de disciplinas de medicina y ciencias de la salud que participaron en el Verano de la Investigación.

Víctor Pérez Abreu, director del programa de la AMC, agradeció la confianza y lealtad a esta exitosa iniciativa, que este año llegó a su edición 25. “Nos da mucho gusto que el programa los involucre a ustedes, que vienen de universidades de Sonora, Sinaloa, Veracruz, Guadalajara, Tabasco, Tamaulipas, Ciudad Juárez –en total 11 instituciones de educación superior–, en lo mejor de los institutos de salud del país y de Latinoamérica, que sin duda son un orgullo para los mexicanos”.

Informó que el programa comenzó en 1991, con 99 estudiantes, y en esta última edición participaron mil 705 jóvenes (972 mujeres y 733 hombres).

Al igual que Reyna, Lilia Mayrel Santiago, estudiante de nutrición en la Universidad Veracruzana, no descarta la posibilidad de dedicarse a la investigación para realizar trabajos sobre genética y nutrición.

La joven realizó su estancia de verano en el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán, lo que me dio una perspectiva más allá de mi formación actual. Colaboré en un proyecto para hallar una nutrición especializada y específica según la genética de cada persona. Hay enfermedades que ciertas personas tienen mayor predisposición a expresar, lo que con ayuda de nutracéuticos o de cierta alimentación se puede modificar y ayudar de manera positiva.

Formación para la vida

Francisco Romo Rosales, del séptimo semestre de medicina de la Universidad de Guadalajara, si bien desea dedicarse a la clínica, la experiencia del verano lo transformó. Desde ver cómo se trabaja la medicina en otros lugares, conocer la labor de los investigadores y hasta vivir solo en una ciudad tan grande y tan rica como el Distrito Federal me deja mucho no sólo para la profesión, sino para la vida.

De estancia en el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, el joven revisó 514 historiales médicos para saber si los pacientes eran propensos a problemas en la válvula mitral, que bombea sangre al corazón e impide que regrese, lo que la obliga a circular por todo el cuerpo.

Rafael Barradas Hernández, también de 22 años, estudiante de medicina en la Universidad Veracruzana, colaboró igualmente en el Nacional de Cardiología. Para ser honesto, pensaba que la investigación era muy aburrida. Esta experiencia me abrió los ojos; ahora pienso que es algo muy interesante, que requiere de disciplina, inteligencia y capacidad de trabajo en equipo.