Opinión
Ver día anteriorViernes 7 de agosto de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿Adiós al rebozo?
L

a tradición del rebozo luto de aroma/ a punto de desaparecer

La guapa señora muy alta vestida de negro con devaluado rebozo amarillo-negro diablo bajaba la escalera de la Plaza México, rumbo a las barreras ¡aire que llevaba aire vacacional! Baile de caderas que se le transmitía a las piernas. Río caudaloso serpenteado entre piedras. Aire de voluptuosa nostalgia que representaba el sepia magnetismo de la naturaleza, cadencia de sexualidad, perfidia del agua insaciable arrastrando humedades salinas. Florecían palacios submarinos, vivencias de existir orgiástico.

Hay quien pondera el juego de ojos en las tapatías, el pestañeo en andaluzas, la boca en parisienses. Pero, por lo que hace al juego en las caderas, no parece haber reputaciones exclusivas. El cadereo, pero en especial la tarde de ayer en esta mujer de negro con su rebozo amarillo y negro que la resaltaba, era un arma más peligrosa que el crimen organizado en la República Mexicana.

Era este cadereo puñal de cuatro filos que cuando hería provocaba cornadas mortales de necesidad, incurables aun para la medicina moderna.

Abierto el cadereo cubierto con los flecos del rebozo amarillo y negro en forma de pintoresco semicírculo, se convertía en reducto inexpugnable, tras el que disparaba a mansalva las puñaladas de la sexualidad, buscando herir, cual miura cinqueño. El movimiento de caderas producía entre subidas y bajadas de escaleras, toro y toro, el efecto de gota de agua, cayendo sin piedad sobre lo alto de la piel a punto de hervir. Para sufrir el vértigo pálpito cutáneo que respondía inoportunamente al juego de caderas al no encontrar las emociones esperadas.

La piel en ese trance se querellaba con imperio contra la soberanía del yo, rechazándole con orgullo y obstinada dictadura. Poder infernal encadenado en funesto arcoíris reflejo de vívidos colores del deseo que desbordaban el dibujo mental de tan débil yo. Absorto en el baile rebozo de tradición que desaparece considerada naca siendo aristocrática.

Cadereo amarillo y negro, tejido de líquidos, hilos de encaje espuma cambiantes de segundo a segundo, que daban a la señora vestida de negro, de ojos negros –¡qué ojos!–, medias negras, pelo negro, en contraste collar y aretes de perlas, aspecto diabólico que arrastraban a mirada, sensaciones de piel hacia su cadereo, danza jubilosa sobre las ondas de las curvas. Recuerdos de atardeceres en celo, albas que parecían corales y rebozos antiguos cuyos flecos amarillos y negros al imitar las aguas del mar contra las rocas de piel.

PD. “En el Museo Franz Mayer se exhibe un rebozo de luto de nueve metros de largo, como parte de la exposición El rebozo: made in México, que concluirá el 30 de agosto en el recinto ubicado en Hidalgo 45, Centro Histórico. Se trata de la instalación de Mauricio Cervantes titulada El oráculo de las ninfas de Cobá, donde hace una oda al cacao y la cera de las abejas, envuelta en el rebozo luto de aroma, como un simbolismo del mundo maya, donde los nueve metros representan los niveles del inframundo para llegar al Xibalbá” (ver nota de Alondra Flores, La Jornada, 3/8/15).