Opinión
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México SA

Economía desinflada

De fracasos y sonrisas

La promesa, otra vez

Foto
El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Gerardo Gutiérrez CandianiFoto Jesús Villaseca
A

l comenzar el gobierno peñanietista lo anunciaron con bombo y platillo. Nada hicieron los organismos cúpula del sector privado y el ministro del (d) año para actuar en consecuencia, pero casi tres años después lo vuelven a notificar como si fuera novedad: impulsarán el crecimiento económico, incentivarán la inversión y generarán más empleo, todo por el bien de México. Como en aquel entonces, ahora nada garantiza que se pongan a trabajar en el sentido descrito, pero en vía de mientras ya se tomaron la foto para el recuerdo, en la que Gerardo Gutiérrez Candiani y Luis Videgaray aparecen harto contentos.

Tres años, tres fracasos (y contando, sin considerar sexenios anteriores), pero eso sí muchas promesas y cientos de fotografías en las que siempre –quién sabe por qué– aparecen con enormes sonrisas, por mucho que el país se encuentre al borde del precipicio. Entonces, menos ruido, más nueces y el replanteamiento de lo que ellos denominan estrategia económica, porque el tiempo se acabó.

Como bien apunta el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) no se trata de parchar lo sempiternamente parchado, sino de poner en marcha nuevos programas de estímulo al crecimiento no sólo en lo que resta del presente año sino del sexenio peñanietista, porque la coyuntura desafía a las reformas estructurales.

A corto plazo, apunta el IDIC, los resultados de la industria tienen un sesgo de freno económico. Para superarlo es necesario reactivar la producción interna y el fomento a la inversión productiva es el único camino para evitar un menor ritmo de crecimiento. Las importaciones no ayudarán a generar empleo, eso solamente ocurre cuando las empresas elevan su inversión. A eso apostó Estados Unidos en los tres años previos y con ello logró mejores resultados que la Unión Europea. China lo sabe y por eso generó un ambicioso programa de infraestructura en los años previos. México debe recuperar su capacidad de producción interna, que es la única manera de evitar que la desaceleración económica se profundice durante el cierre del 2015 y el primer semestre de 2016.

Por el lado del tipo de cambio, el gobierno mexicano intenta evitar una depreciación mayor inyectado cantidades millonarias de dólares a un mercado cambiario que vive una creciente especulación. El problema de fondo es que esto exacerba la especulación e incertidumbre sobre cuál será el rumbo de la paridad del peso frente al dólar así como de cuáles serán las consecuencias de la mayor competencia de China.

Así, la desaceleración de la economía nacional, aunado a la pérdida de valor del peso mexicano, la depreciación del yuan y el menor dinamismo de la industria manufacturera de Estados Unidos evidencian un contexto delicado que disminuye las expectativas del crecimiento económico durante el presente año, con lo cual los resultados esperados por las reformas estructurales quedaron rebasados por la coyuntura. La industria nuevamente muestra debilidad en su desempeño.

Hasta el momento las empresas en México no han trasladado la devaluación del peso al consumidor final, pero ello es una posibilidad que no puede soslayarse. Lamentablemente eso llega en un momento en el que se profundiza la desaceleración industrial. Hasta junio, el entorno económico se complica y la actividad productiva industrial no muestra un mejor desempeño Cuando la depreciación supera el 25 por ciento en un año deben esperarse efectos en la economía, eso es algo que debe contemplarse en las semanas por venir.

Por su parte, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que durante el primer semestre de 2015 la actividad industrial apenas avanzó uno por ciento, nivel inferior al del mismo periodo del año pasado (1.5), y si bien el raquítico comportamiento se podría atribuir a la crisis por la que está atravesando el sector de la minería, también se debe señalar que las manufacturas han perdido dinamismo por la menor demanda proveniente del extranjero.

Lo anterior se puede constatar con los resultados de la balanza comercial. Durante junio el valor de las exportaciones totales aumentó 1.2 por ciento a tasa anualizada, cifra que contrasta con el 7.6 por ciento del mismo mes de 2014. El desplome en las exportaciones petroleras (-44.2 por ciento con respecto al acumulado de los primeros seis meses del año pasado) ha jugado un papel importante, sin embargo es necesario considerar un ritmo de crecimiento menos vigoroso en las exportaciones manufactureras cuyo crecimiento fue de 3.6 por ciento durante el primer semestre del año, aunque si no se considera al sector automotriz el crecimiento es apenas de 0.8 por ciento, nivel casi cinco tantos inferior al del mismo periodo de 2014.

La caída en las exportaciones ha tenido un impacto negativo en los resultados de la actividad industrial. Si no existe un incremento en la demanda de los bienes de exportación difícilmente una devaluación del tipo de cambio volverá más competitivas las exportaciones mexicanas, más aún cuando la mayoría de los bienes que se venden al extranjero apenas cuentan con 27.1 por ciento de insumos nacionales y el resto son componentes foráneos (importaciones para exportar), situación que reduce los beneficios de un peso más barato. Ante un panorama internacional colmado de incertidumbre y volatilidad, resulta obligatorio combatir la debilidad económica interna para que la actividad industrial nacional alcance tasas de crecimiento más elevadas.

Durante el segundo trimestre del año la economía de Estados Unidos mostró un avance de 2.3 por ciento, lo cual contrasta con el incremento marginal de 0.6 que obtuvo durante el primer cuarto de 2015. No obstante, no todos los sectores de la economía estadunidense han presentado señales de mejoría. Tal es el caso de la producción industrial que ha exhibido resultados desfavorables durante los primeros seis meses del año en curso, siendo una de las razones que llevó al Banco de México a recortar su pronóstico de crecimiento para este año de un intervalo de entre 2 y 3 por ciento a otro de 1.7 a 2.5.

Las rebanadas del pastel

Dice el inquilino de Los Pinos que la devaluación del peso frente al dólar genera cierto escozor entre la gente, pero también es positiva. ¡Claro!, porque esa misma gente, amén de masoquista, está convencida de que una apreciación de 133 mil por ciento en el precio del billete verde (de agosto de 1976 e igual mes de 2015) ha sido rotundamente positiva para sus bolsillos.

Twitter: @cafevega