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En México tenemos un gobierno criminal, asegura el obispo Raúl Vera

Vivimos una crisis humana, afirma Faro al asumir la dirección del Frayba

El país que queremos se ha ido por el despeñadero, sostiene el abogado y poeta

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Víctor Hugo López, director saliente del Frayba, flanqueado por su sucesor Pedro Faro Navarro y el obispo Raúl Vera, en la ceremonia efectuada en San Cristóbal de Las CasasFoto Hermann Bellinghausen
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Periódico La Jornada
Jueves 20 de agosto de 2015, p. 7

San Cristóbal de Las Casas, Chis.

A 26 años de su fundación, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba) es más necesario que nunca, sostuvo el presidente del organismo, Raúl Vera, obispo de Saltillo.

Hoy todo México es Chiapas, las violaciones a los derechos humanos se han extendido, dijo en alusión a los abusos contra la población indígena que imperaban aquí décadas atrás.

La policía y los criminales son socios en la actualidad. En México tenemos un gobierno criminal, remató Vera durante el cambio de director del Frayba, en un acto en el que asumió el encargo Pedro Faro Navarro, abogado y poeta originario de esta ciudad.

Para el nuevo director del Frayba, el México que queremos se ha ido por el despeñadero, pues estamos viviendo una crisis humana provocada por un Estado criminal, impulsada y fomentada por el gobierno mexicano, una guerra sin cuartel contra todas las personas y todos los pueblos de nuestro territorio. Aludió a las acciones de interés económico y control llenas de una violencia generalizada, sistemática, que pareciera que se alimenta de vejaciones contra quienes luchan por un país mejor.

Faro Navarro afirmó la noche del martes, en la sede del Frayba, que las consecuencias de la violencia tienen rostro y lo ilustró “con la ejecución extrajudicial del maestro zapatista Galeano en La Realidad y la reciente liberación de Carmelino Rodríguez Jiménez y Javier López Rodríguez, señalados como responsables del asesinato”, entre otros miembros de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC) Histórica.

Horas antes, el propio Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) había dado a conocer el hecho, con toda su carga de engaño, impunidad y cinismo.

El director saliente, Víctor Hugo López, señaló que Faro acepta el cargo en un contexto difícil, ahora que el trabajo de defensor se ha vuelto de gran riesgo.

Lo mismo apuntó Fernando Ríos Martínez, de la red de 74 organizaciones Todos los Derechos para Todas y Todas: Vienen tiempos de riesgo para los defensores.

El obispo Vera consideró que con el Frayba, el ex obispo Samuel Ruiz García creó un modelo de defensa de derechos humanos. Un vocero de la indignación cuyo inicio en 1989 fue para la defensa de los pueblos originarios, siempre con la idea de que éstos asumieran su propia defensa.

Víctor Hugo López lo ilustró con elocuencia, ataviado con el traje tradicional de Tenejapa que heredó de su padre tzeltal hace siete años. Elegante y señorial, lo calificó Vera. A su vez, López recordó que conoció al equipo del Frayba en condición de víctima, cuando asesinaron a mi hermano hace 12 años; entré aquí como todos los que vienen con el dolor a cuestas, y entendí que la demanda no era individual sino de justicia social.

Al concurrido acto acudieron representantes de tzotziles y tzeltales de los Altos, de distintas comunidades y organizaciones indígenas, así como miembros de organismos civiles independientes. El coro de Las Abejas de Acteal contrapunteó las presentaciones y los saludos.

Chiapas sigue siendo referente

En declaraciones a La Jornada el obispo Raúl Vera subrayó: Chiapas sigue siendo un referente. En pocos lugares de México hay tantas experiencia y efervescencia de organismos civiles que defiendan los derechos humanos trabajando con las comunidades. Don Samuel es precursor de la idea de que los pueblos deben hacerse cargo de su propia defensa.

El obispo de Saltillo recordó que el Tatic decía de los rebeldes zapatistas: Si los hermanos se han levantado en armas es porque saben lo que les puede dar este país. En su contrapunto a los abusos de autoridades y caciques, en pocos lugares como en Chiapas, los pueblos indígenas se han erigido en sujetos de su historia.

Gonzalo Ituarte, sacerdote dominico que participa en el centro desde su fundación, en 1989, y pertenece al consejo directivo, refirió a La Jornada que si bien el Frayba nace por impulso del obispo Ruiz García y la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, desde el principio incluyó a personas de la sociedad civil no necesariamente creyentes, como los periodistas y activistas Amado Avendaño, Concepción Villafuerte y Gaspar Morquecho. El proceso de lucha de los pueblos indígenas se aceleró desde 1974, con el Congreso Nacional Indígena celebrado en San Andrés.

Cuando Ruiz García encargó la fundación del centro, a finales de 1988, éste enfrenta dos hechos graves y excepcionales: el masivo exilio guatemalteco hacia la selva de Chiapas, primer momento en que la labor de Ruiz García alcanza repercusión internacional (lo sacó de su timidez, dice Ituarte), y el periodo de intolerancia religiosa que generó la expulsión de decenas de miles de indígenas de San Juan Chamula y cambió el rostro de esta ciudad.

Otros episodios memorables en la experiencia del Frayba y de la diócesis fueron los diálogos entre el gobierno federal y el insurrecto EZLN en la catedral (1994) y San Andrés Larráinzar (1995-1996). Y de manera dramática, las ofensivas paramilitares en la zona norte y en Chenalhó, con su clímax en la masacre de Acteal (1997).

El Frayba documentó la barbarie y ejerció la defensa legal de personas y comunidades. Ha evolucionado. Se separó de la diócesis y en los lustros recientes su papel es más ciudadano, cada vez más a cargo de defensores y comunidades directamente.

Para Gonzalo Ituarte, el Frayba actual trasciende la visión étnica, no es sólo para indígenas, sino para quien necesite una defensa independiente.

El Frayba lleva denuncias de feminicidios, desapariciones, abusos de autoridad y los incesantes casos de tortura y encarcelamiento injustificado en Chiapas.

En palabras de Pedro Faro, el camino del Frayba está trazado por los caminos de los pueblos. En colectivo, por el horizonte de los que no claudican, no se venden, no se rinden, son la esencia misma de la pasión y la lucha.