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Sufriremos su pérdida porque fue quien nos enseñó a reír, dijo su compañero Carlos Núñez

Murió Daniel Rabinovich, el más gracioso de Les Luthiers

Trabajó también en televisión y cine e incluso tuvo una incursión en la literatura; tenía 71 años

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Daniel Rabinovich (izquierda) aseguraba que en Les Luthiers él era cantante, payaso y actor, pero que no escribía. Las ideas son de los demás, decía. En la imagen, con Marcos Mundstock, durante sus presentaciones en el Auditorio Nacional, en abril de 2012Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Sábado 22 de agosto de 2015, p. 9

Buenos Aires.

Daniel Rabinovich no sólo fue un pilar fundamental de Les Luthiers, sino también una de las grandes figuras del espectáculo. El actor y músico argentino, fallecido hoy a los 71 años, fue uno de los creadores del que para muchos es el grupo de humor más querido y reconocido en idioma español.

Vamos a sufrir mucho su pérdida, teniendo en cuenta además que, desde el punto de vista del trabajo, era tal vez el tipo más gracioso del grupo, dijo Carlos Núñez Cortés, uno de los históricos cinco integrantes de Les Luthiers, que durante el último medio siglo divirtieron a millones de personas en América Latina y España.

Sobre su fallecido compañero añadió que fue quien les enseñó a reír, aseguró que se le va a extrañar y anticipó que el grupo seguirá trabajando como un cuarteto.

En la página de Internet de Les Luthiers se detalla que el bisabuelo del artista “llegó a Argentina desde Besarabia (hoy Moldavia); no había hecho el servicio militar porque era rabino, por lo cual compró el documento de un muerto –de apellido Rabinovich– para poder salir de su país”.

Rabinovich, alias Neneco, nació el 18 de noviembre de 1943 en Buenos Aires y se recibió de escribano en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Pero, siguiendo su vocación de humorista, fue uno de los fundadores de Les Luthiers en 1967 junto a Marcos Mundstock, Gerardo Masana, Jorge Maronna y Núñez.

Casado con Susana y padre de dos hijos, además de actuar tocaba la guitarra, el violín y varios instrumentos inventados por Les Luthiers como el bass-pipe a vara, calephone o la gaita de cámara. Decía que en el grupo él era cantante, payaso y actor, pero que no escribía. Las ideas son de los demás, aseguraba.

Su relación con la música comenzó en la infancia. En su biografía cuenta que su madre había estudiado piano, su padre cantaba y silbaba tangos, y él estudió violín entre los siete y los 13 años.

Luego siguió con la guitarra y en la adolescencia formó el grupo de folclor Los Amanecidos, antes de conocer a los cuatro amigos con los que fundaría Les Luthiers y se haría famoso en Argentina y en el resto de los países hispanohablantes.

No componía

No escribía ni componía música, pero al final, cuando había que ponerle la frutilla al postre, tenía un montón de frutillas. Es, fue y será integrante por siempre de Les Luthiers, lo despidió el representante del grupo, Lino Patalano.

Daniel Rabinovich trabajó también en televisión y cine. Incluso tuvo una incursión en la literatura, pero lo suyo fue siempre el grupo humorístico, uno de esos casos excepcionales en el mundo del espectáculo que logran mantener la misma conformación a lo largo del tiempo.

Nos llevamos rebién. Es verdad. Quizás sea porque ya somos cinco viejos chotos (con achaques), ¿no?, bromeó en una entrevista con el diario Clarín.

Autor de los libros Cuentos en serio (2003) y El silencio del final, nuevos cuentos en serio (2004), en una entrevista con el diario La Nación, Rabinovich contó que un día comenzó a escribir sobre el divorcio de una pareja y le gustó mucho poder hacer a los personajes lo que él quería.

Yo no creo en Dios, pero era un poco como ser Dios. Me empezaron a llegar ideas y empecé a escribirlas, y a sentir el poder que yo veía en mis compañeros. Pero no me siento escritor. Me siento actor, payaso, músico a veces, pero escritor todavía no, dijo Rabinovich, convencido de que pocas cosas o ninguna podía ser mejor en la vida que integrar Les Luthiers.