Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 23 de agosto de 2015 Num: 1068

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El regreso a España
de Max Aub

Yolanda Rinaldi

Hiroshima
Sylvia Tirado Bazán

Fidelidad al plural
Valerio Magrelli

Quimera o vida:
Nerval y Dumas

Vilma Fuentes

Flannery O’Connor: la
parábola y la escritura

Edgar Aguilar

El nacimiento del
melodrama y la
muerte de la tragedia

Gustavo Ogarrio

El viandante
y los escritores

Jorge Bustamante García

Leer

ARTE y PENSAMIENTO:
Tomar la Palabra
Agustín Ramos
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Prosaismos
Orlando Ortiz
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Ana García Bergua

Misceláneas

Fantasma

Hace días vi un documental de la BBC que me impresionó. Se llama El rapto de Europa, como en el mito griego, y trata del saqueo de obras de arte que realizaron los nazis en la Europa destruida por la guerra. Arrasaron con museos y colecciones particulares, especialmente de las familias judías a las que asesinaron, para formar sus propias, sangrientas colecciones. El documental muestra cómo el siniestro Goering fue transformando su casa en un enorme museo, y cómo Hitler inauguró un museo nacional con las obras de las que se había apropiado, junto con otras que representaban su chabacano gusto, y habla de la famosa exhibición de arte “degenerado”, muchas de cuyas obras fueron quemadas en las llamas de la estupidez –la estupidez del mal, peor que cualquier otra–, como tantas otras veces en la historia de la humanidad. Vemos también a Hitler entrar a París, a la que perdonó después de reducir Varsovia a escombros, y recorrerla como un pequeño turista pasmado. Los directivos y trabajadores del Museo de Louvre habían logrado vaciar sus salas y poner a salvo obras emblemáticas, entre ellas La mona Lisa, enviándolas al sur de Francia, pero muchos hogares de judíos fueron saqueados por los nazis, que poseían una enorme bodega en el centro de la ciudad con los muebles y objetos hurtados para llevarse a sus casas en Alemania. Entre los empleados que cuidaban esa bodega, había un chico judío, cuya familia había sido asesinada en los campos de concentración, que se salvó de ser enviado a ellos merced a ese trabajo. En el documental aparece este hombre, ya mayor pues logró sobrevivir, relatando su experiencia y contando cómo en un momento descubrió, apilados en la bodega, los muebles y cuadros de su propia casa, que debía cuidar como algo ajeno, ser el guardián de su despojo. No sé por qué me impresionó tanto este detalle: quizá porque el muchacho se ha de haber sentido una especie de fantasma, muerto en vida, mirando a su familia y su pasado a través de un cristal. Por lo menos vivió para contarlo.   

El fantasma de la libertad

No sé qué resultará de la investigación del crimen cometido hace unas semanas en la colonia Narvarte. Lo digo de manera preventiva, pues este artículo saldrá publicado dentro de dos domingos y, a la velocidad con que suceden las cosas en nuestro país en las últimas fechas, cualquier cosa puede resultar, la creamos o no. Sin embargo, no he dejado de pensar en El fantasma de la libertad, de Luis Buñuel. En una de las pequeñas historias con que se arma esta película extraordinaria, cómica a ratos y muy inquietante, un hombre denuncia a la policía que su hija ha desaparecido; muy formal da aviso y cumple con todos los trámites policíacos. Mientras lo hace, la niña siempre está ahí, a su lado, e incluso en algún momento le da la mano, pero él continúa con su asunto de la desaparición, sin hacerle caso. Dos de las víctimas del crimen horrendo de la Narvarte, el periodista Rubén Espinosa y la joven activista Nadia Vera (y digo los nombres de las tres víctimas restantes, pues no debemos olvidarlas: Yesenia Quiroz, Mile Virginia Martín y Alejandra Negrete), avisaron que las habían amenazado de muerte; es más, se encontraban en Ciudad de México por causa de esas amenazas, pero la última pista que siguió la policía era ésa, igual que el personaje de El fantasma de la libertad. Repito que estas letras son una apuesta, pues no sé qué resultará del caso, menos a dos semanas de publicarlas, pero no deja de llamar la atención el empeño por negar lo más patente, como el personaje de la película surrealista.

Una miscelánea

Los antiguos alumnos del Centro Activo Freire recordamos la pequeña miscelánea La Cabaña, a la vuelta de donde se encontraba nuestra escuela en la colonia Florida, de donde cruzábamos la calle para comprar nuestros proverbiales chuchulucos. Pues resulta que los nuevos vecinos de la colonia Florida la quieren cerrar porque no la consideran “digna” de una zona residencial. No así los vecinos de siempre, ni la gente que trabajará en las dignas casas. ¿Pues qué tienda sería digna de tal zona? Perdónenme, pero a mí me parece más classy una tienda con tradición y antigüedad que una franquicia, por más que la fachada esté amoladita, además de que La Cabaña ha dado sustento a una familia por ni más ni menos que cien años. Como sugerencia a esos vecinos tan avergonzados, bien podrían cooperarse para darle una resanadita a La Cabaña, en lugar de cerrarla, ¿no creen?