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El escritor afirma que en Tejiendo telarañas habla sin moralina, temor ni mojigatería

David Alberto Muñoz, un cuentero que refleja la compleja experiencia humana

Mi literatura es muy cruda: la basura no deja de serlo, aunque se decore como pastel, sostiene

 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de agosto de 2015, p. a12

Las cosas deben contarse como son, sin mojigaterías, temores infundados ni moralinas hipócritas, sostiene el escritor David Alberto Muñoz (Distrito Federal, 1959), autor del libro de relatos Tejiendo telarañas, en el que explora lo que él denomina la compleja experiencia humana.

¡Chingada madre, la vida es bien cabrona, y quien diga que no es cierto es porque no acepta la verdad! No es que yo lo diga, sino que así nos lo hacen ver las circunstancias, señala en entrevista.

Como escritor trato de ser muy honesto y reflejar la realidad que he visto y vivido, o una combinación de ambos. Por eso mi lenguaje es fuerte o las escenas que describo muy apegadas a lo que pasa. No puedo ser romántico; nos ha tocado vivir una época muy cruda.

Que el autor, como se dice de forma coloquial, no tenga pelos en la lengua ni en la escritura llama la atención debido a su formación personal y académica, en la que destacan el papel de la moral y la religión, así como su profesión.

No sólo es hijo de un ministro de la Iglesia protestante, sino que él mismo ejerció esa función durante una época de su vida. A ello se suma que cuenta con un doctorado en filosofía de las religiones y que es profesor del Departamento de filosofía y director de Estudios religiosos en el Chandler-Gilbert Community College, en Phoenix, Arizona.

Filósofo de las religiones

Esto explica el porqué uno de los ejes temáticos de sus cuentos tenga como trasfondo, escenario e incluso como personaje a la religión, como ocurre en el mencionado volumen, publicado por Peregrinos y sus Letras Press, en el que dedica un apartado a esa temática.

David Muñoz aclara, sin embargo, que la principal inquietud de su narrativa está volcada hacia los conflictos humanos, aunque también es de su interés la dinámica de la vida y la cultura de la frontera entre México y Estados Unidos, donde reside desde hace más de 35 años.

Estudié filosofía de las religiones porque quise ser ministro de Iglesia igual que mi padre, pero no se me dio, porque me desilusioné mucho con la religión; vi mucha hipocresía, falsedad. Aunque era muy joven, noté un problema muy grande: las iglesias siguen muy estancadas en el dogmatismo, explica.

Como escritor, soy crítico de la Iglesia. La mía es una literatura muy cruda, porque no quiero pincelar: la basura no deja de serlo, aunque se decore como pastel. Quiero representar lo que es. En los cuentos de temática religiosa trato de respetar la fe, pero también de presentar los problemas del mundo religioso, tanto el protestante como el católico. No me quedo callado.

Foto
David Alberto Muñoz durante la entrevista con La JornadaFoto José Antonio López

Para el escritor, quien asimismo es editor e incluso guitarrista de un mariachi en aquella ciudad estadunidense, resulta muy importante tender puentes entre las literaturas de aquel país y el nuestro, como medio de conocimiento y valoración entre los habitantes de ambas naciones, así como de acercamiento.

Considera esencial que la voz de esos pueblos se escuche de un lado y otro de la frontera norte, que se sepa qué es lo que hace, piensa, siente y dice la gente de ambos territorios.

Es muy importante que en México se sepa qué estamos haciendo los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, que no sólo hay trabajadores agrícolas o de servicios, sino también académicos, escritores, artistas, profesionistas que hacen y destacan mucho, enfatiza.

Los 21 cuentos de Tejiendo telarañas son un tanto costumbristas, en el sentido de que tratan de la vida cotidiana, de aquello que el escritor vive, observa, escucha, experimenta en su andar por las calles, los bares y los recintos religiosos y de gobierno.

El libro está dividido en cuatro apartados: uno dedicado sólo a adultos, con temas prohibidos, de prostitutas y parrandas; otro, de temas fronterizos; uno más de temática sacramental, con tendencias religiosas, y el último, de naturaleza familiar, con cuentos sobre amores, amoríos, tíos, primos.

Soy un cuentero al que le gusta reflejar la compleja experiencia humana, que es la misma en todos los puntos del mundo; lo que implica vivir, reír, llorar, gritar, padecer, disfrutar, gozar, amar. Ese es el centro de mi narrativa, finaliza David Alberto Muñoz.

El volumen fue presentado hace unos días en la ciudad de México, aprovechando una visita de carácter académico que hizo el autor al país.

Por el momento, sólo puede adquirirse mediante Internet, en la página de Amazon o en www.peregrinosysusletras.com