Sociedad y Justicia
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Puede ser un proceso largo, pero se busca abatir costos

Anular el matrimonio religioso es posible y sencillo: Arquidiócesis
 
Periódico La Jornada
Lunes 24 de agosto de 2015, p. 42

La anulación del matrimonio religioso es posible mediante un proceso bastante sencillo; no es tan caro, aunque se analiza la forma de abatir costos, aseguró la Arquidiócesis de México en su órgano semanal de información Desde la fe.

Señaló que los mitos en torno a este tema impulsan a las personas a unirse sólo por la vía civil en segundas nupcias, cuando lo mejor es cerrar ese asunto (el primer matrimonio) y, si lo desean, volver a casarse por la Iglesia. El texto, titulado 10 mitos sobre la nulidad matrimonial, comenta que vale la pena despejar esas creencias.

En tanto, el cardenal Norberto Rivera Carrera se refirió ayer a quienes reclaman a la Iglesia católica que sea más moderna y progresista y que acepte propuestas democráticas y consensuadas, aunque no sean las de Cristo.

En su homilía en la Catedral Metropolitana, el prelado señaló que con frecuencia las personas se alejan de la fe porque consideran que la indisolubilidad del matrimonio es insuperable o que la decisión de no robar sólo la toman quienes no saben aprovechar las oportunidades, y les molesta que ante tantas salidas la Iglesia siga igual, apuntó.

Pero también hay quienes regresan y deciden de manera libre y voluntaria seguir y apegarse a los preceptos religiosos porque Jesús no intenta imponer nada ni obligar a nadie. El seguimiento de su doctrina es libre, expresó Carrera.

En relación con la nulidad matrimonial, Desde la fe dedica una plana a despejar los mitos en torno al tema y resalta que la Iglesia examina si la unión es válida.

El matrimonio, señala, es una especie de contrato, y los contrayentes deben tener la capacidad y libertad de cumplirlo. Si no es así, se declara nulo. Aunque puede ser un proceso largo, es sencillo. La pareja debe responder un cuestionario que se le entrega en el Tribunal Eclesiástico, llevar dos testigos a entrevistas personales y privadas con el sacerdote encargado del caso, quien da un primer veredicto. Éste es revisado y luego se emite uno definitivo.

Además de que la información proporcionada se maneja en forma confidencial, equivalente al secreto de confesión, vale la pena realizar el trámite para cerrar ese asunto, dejar atrás esa experiencia dolorosa, sanar el corazón y quedar libre para volver a casarse también por la Iglesia.