Opinión
Ver día anteriorMartes 25 de agosto de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Un proyecto polémico

La calle es de todos

Ganancias por sobre las ideas

E

l Gobierno del Distrito Federal inició una cruzada para imponer sin muchos riesgos lo que se ha dado en llamar segundo piso para peatones y que la gente de la administración de Mancera conoce como corredor cultural Chapultepec, porque se ha encontrado de frente a un importante número de vecinos que han blandido dudas razonadas sobre el proyecto, llamado a ser una de las obras más importantes de la gestión actual.

Nadie, o muy pocos, podría oponerse al rescate de la avenida Chapultepec. Es cierto: esa parte de la ciudad se encuentra en avanzado estado de deterioro y bien podríamos decir que no tiene vida propia. En el kilómetro y pico que tiene la avenida, desde la glorieta Insurgentes hasta Lieja, es decir, hasta la entrada al bosque, no hay nada que pudiera llamar la atención de quienes por ahí deambulan, salvo los arcos del acueducto y una construcción cubierta de plantas de ornato que no parecen ser muy apreciadas por la gente que pasa por la zona.

Parecería que la avenida Chapultepec fue abandonada hace ya buen tiempo, y permanece allí en espera de que los años la sigan golpeando, sin que exista una voz que llame a transformar esa realidad deteriorada. La idea de Simón Levy que podría devolver vida a esa vía ha sido severamente cuestionada, pero no porque el proyecto sea malo, sino porque el modelo de financiamiento no parece hacer justicia a la inversión. Las ganancias de la empresa Invex, encargada de poner cemento a los sueños del mismo Levy, calculadas con los datos que tenemos, serían de 146 millones de pesos por año, por 40 años, mientras el gobierno recibiría 9 millones en ese mismo lapso y con la misma periodicidad.

Las cifras oficiales nos dan idea de lo injusto del trato, y esto porque hay que recordar que el espacio por donde pasará el corredor es también suelo público; es decir, los negocios que allí se instalen lo harán en suelo propiedad de todos los habitantes del DF, que no de una empresa. Y lo peor: el precio del metro de, por ejemplo, un departamento en las zonas aledañas se fue, ya desde hace algunos meses, a 50 mil pesos, tanto para la colonia Roma como para la Condesa, y aunque la Zona Rosa se ha convertido en un punto peligroso para la ciudad, los precios de la tierra a partir del anuncio de la construcción del corredor se han disparado.

Entonces, lo que sí es seguro es que la vida de la gente de esos rumbos habrá de cambiar radicalmente, por lo que su participación en las decisiones que se tomen respecto de ese lugar deberán pasar por la aprobación de quienes necesariamente serán afectados, porque si bien antes no alzaron la voz para tratar de frenar el deterioro de su entorno, hoy les corresponde mirar por su futuro.

Por eso es que Miguel Ángel Mancera ha pedido la participación de ellos, los afectados, en el destino que se habrá de construir para esa vialidad, y ¡qué bueno por eso!, pero lo que seguirá haciendo ruido en todo este asunto será la riqueza que el contrato de explotación de los terrenos de la ciudad generará para una empresa. En ese punto no habrá acuerdo, eso se los podemos adelantar.

Y además, tal vez sirva para que los proyectos que se podrían dar en Iztacalco, Iztapalapa y Venustiano Carranza, entre otros, no sigan el mismo camino escabroso que ponga en riesgo la posibilidad de tener un mejor ciudad.

De pasadita

En la administración de la ciudad se dice cada vez con mayor fuerza que en la Secretaría de Gobierno sólo se escucha una voz, y no es, ni de lejos, la de Patricia Mercado. ¿Qué esperaban?