El Gobierno del Distrito Federal (GDF) debe apostar, en materia de movilidad, al transporte público masivo, pues de lo contrario en ocho años no nos vamos a poder mover en la ciudad, afirmó la directora del Centro de Fomento de la Educación y Salud de los Operadores de Transporte Público de la Ciudad de México (Cenfes), Rocío Mejía Flores.

Entrevistada luego de participar en el segundo simposio Transporte y ciudad: por una movilidad sustentable, organizado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, agregó que ya no se puede seguir dando concesiones para taxis, ya que en la ciudad circulan 139 mil vehículos que dan este servicio, según las cifras de la Secretaría de Movilidad, más que en cualquier urbe del mundo.

Lo que se tiene que hacer, destacó, es crear mecanismos para incrementar la inversión en ampliar la Red de Transporte de Pasajeros del Distrito Federal, Trolebus y Metrobús, pues de lo contrario la ciudad va a tener un problema cada vez más serio de contaminación ambiental, auditiva y de movilidad.

La directora de Cenfes, asociación encargada de la capacitación a los operadores de transporte público en el Distrito Federal, consideró que fue muy apresurada la decisión de regular las empresas Uber y Cabify, que ofrecen servicio de taxi por medio de aplicaciones para aparatos móviles, pues la ciudad ya no necesita más.

Sin embargo, manifestó que si los taxistas concesionados quieren competir contra esas aplicaciones, no va a ser saliendo a las calles y decir no; tienen que demostrarnos que pueden ser mejores y darnos el mejor servicio.

Asimismo, aseguró que a un año de aprobarse la Ley de Movilidad local, ésta en realidad es regla muerta, toda vez que a la fecha no se cuenta con los reglamentos –salvo el de Tránsito– que permitan su aplicación, entre ellos el que regula el transporte público.

Por ello, dijo Mejía Flores, es necesario que se tenga ya esa reglamentación, pero, subrayó, debe ser resultado de un consenso en el que se tome en cuenta la opinión de expertos y organizaciones civiles. Asimismo, consideró bueno el endurecimientos de las sanciones por violaciones de tránsito, siempre y cuando en realidad se hagan efectivas y que realmente vayan al erario y no vayan a quedar en mordidas.