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Denuncian daños y destrucción en 900 monumentos o sitios arqueológicos de Palmira

Temen que el EI arrase con decenas de tumbas, el anfiteatro y el templo de Nabu

La guerra está acabando con el patrimonio cultural de Siria y, por tanto, del mundo, alerta el activista Cheijmus Alí

La Unesco también se alarma con los destrozos en Libia y Yemen

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Vista general de la histórica Palmira, ciudad siria, en imagen del 5 de agosto de 2010. En días recientes extremistas del grupo Estado Islámico han destruido los templos de Baalshamin y de Bel, este último de la época romana, ubicado en el desierto central de esa urbe milenariaFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Jueves 3 de septiembre de 2015, p. 5

Beirut y Rabat.

Luego de que extremistas del grupo Estado Islámico (EI) hicieron saltar por los aires los dos templos principales de Palmira: el de Baal Shamin y el de Bel, joyas de un valor inestimable para nuestro patrimonio común, según la Organización de Naciones Unidas (ONU), ahora se teme por otros tesoros de esa ciudad siria.

Quedan decenas de tumbas, el anfiteatro y el templo de Nabu, alerta Maamoun Abdelkarim, jefe de Antigüedades de Siria.

La guerra está acabando con el patrimonio cultural de ese país, sin que sus ciudadanos puedan impedir la destrucción de templos, zocos y mausoleos ni detener el saqueo de sus vestigios.

En tanto, la Organización Islámica para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Isesco) condenó ayer la destrucción de monumentos e hitos de la civilización en Palmira por el EI.

La Isesco señaló en una declaración que estos actos criminales atacan una parte preciosa de la historia de la civilización humana y agregó que tienen que ser enfrentados de manera firme por la comunidad internacional.

Antes del conflicto bélico, los visitantes admiraban los cientos o miles de tesoros de la historia siria, desde las primeras viviendas prehistóricas hasta los castillos de los cruzados, pasando por los templos grecorromanos.

¿Cuántos de ellos quedan intactos? Más de 900 monumentos o sitios arqueológicos recibieron impactos, fueron dañados o destruidos en cuatro años y medio de guerra, evalúa Cheijmus Alí, de la Asociación para la Protección de la Arqueología en Siria.

En diciembre de 2014, la ONU calculó que casi 300 sitios habían sido destruidos, dañados o saqueados desde marzo de 2011. Apoyándose en imágenes captadas por satélite contabilizaba 24 monumentos completamente destruidos, 104 muy dañados y 85 con daños moderados. Esto no es un problema que afecte sólo a Siria. Es una destrucción del patrimonio mundial, afirma Alí.

Expertos internacionales dan la voz de alarma desde hace años, sobre todo desde que los yihadistas del EI empezaron a destruir sitios históricos en Irak y Siria.

Sus temores se han materializado con el comienzo de la devastación de Palmira, la perla del desierto sirio.

Con la destrucción de Palmira, el EI arrasa un lugar que simboliza las distintas influencias de la historia siria. Es el tipo de sitio mestizo con una mezcla de culturas impresionante, de influencias del mundo grecorromano, de la Siria de los sedentarios (...) de Mesopotamia y también del mundo de los nómadas, del mundo árabe, explica el arqueólogo francés Maurice Sartre.

Tráfico y mercado negro

Los yihadistas consideran idolatría cualquier arte o construcción preislámica. Sin embargo, esto no les impide vender en el mercado negro los tesoros arqueológicos saqueados en Siria e Irak, botín que alimenta sus finanzas.

En Raqa, su capital en Siria, la organización yihadista destruyó el mausoleo sufí de Uwais al Qarani y Amar Ben Yaser. En la provincia de Homs atacó el monasterio Mar Elian.

Sin embargo, el EI no es el único responsable de los estragos, debidos en su mayoría a combates con artillería pesada.

Alepo, la segunda ciudad del país, habitada desde hace 7 mil años, quedó desfigurada por tres años de enfrentamientos entre rebeldes y el régimen. Su zoco, uno de los más bellos de Medio Oriente, y el minarete de su gran mezquita, del siglo XI, son las principales víctimas arquitectónicas.

La Organización de Naciones Unidas para la Educación y la Cultura (Unesco) no sólo se alarma de los destrozos en Siria, sino en Libia y Yemen, también escenarios de conflictos.