Brasilia.

El ministro brasileño de Comunicaciones, Ricardo Berzoini, dijo este martes que el programa habitacional Mi Casa, Mi Vida puede ser afectado debido a los bajos ingresos públicos, aunque aseguró que el de Bolsa Familia, que otorga una renta básica a más de 13 millones de familias brasileñas, está absolutamente garantizado.

Tras una reunión de coordinación política convocada por la mandataria Dilma Rousseff en el presidencial Palacio de Planalto, Berzoini señaló que los gastos en 2016 dependerán del nivel de la recaudación tributaria y de los ingresos públicos.

Serán gastos en áreas como salud, educación y vivienda, entre los cuales se encuentran los del programa Mi Casa, Mi Vida.

Es importante que observemos los ingresos y lo que está programado en inversiones, dijo, y agregó que los programas de inversiones en obras vinculados con la enseñanza, la salud y la vivienda son los que, evidentemente, no se pueden hacer sin estar totalmente alineados con la programación del presupuesto.

El ministro defendió también la propuesta de presupuesto 2016 del gobierno enviada al Congreso la semana pasada, la cual contempla un déficit de 30 mil 500 millones de reales (8 mil millones de dólares).

La negociación en el Congreso de la propuesta de presupuesto para 2016 fue el tema principal de la reunión entre Rousseff, 10 ministros y los líderes parlamentarios del bloque gobernante.

Según Berzoini, el Ejecutivo busca alternativas para revertir el déficit previsto mediante nuevos ingresos públicos.

“La posición del gobierno es perseguir el superávit fiscal. No vamos a renunciar a la búsqueda de opciones. Creemos que hay alternativas de bajo impacto sobre la inflación y la actividad productiva, y que es posible la construcción de ese diálogo “, explicó.

Además de tratar de revertir el déficit previsto, el funcionario afirmó que el gobierno busca impedir la aprobación de propuestas que puedan elevar los gastos públicos y comprometer aún más el equilibrio fiscal.

Brasil atraviesa una delicada situación económica con recesión, alta inflación y deterioro en las cuentas públicas.

De acuerdo con previsiones de analistas del mercado financiero, la economía brasileña puede sufrir este año una retracción de 2.44 por ciento, el peor resultado en 25 años.