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El cinerrealizador mexicano presentó ayer su filme más reciente en el festival de Venecia

La calle de la amargura no será mi última película: Ripstein

Si no consigo dinero, puedo hacer la siguiente con una camarita prestada, comentó a medios internacionales

Alabó el trabajo de Iñárritu y Cuarón, pero ellos hacen cine americano, dijo

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En las imágenes, Arturo Ripstein y su esposa y guionista Paz Alicia Garciadiego, durante la conferencia de prensa en el festival de cine de VeneciaFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Viernes 11 de septiembre de 2015, p. 9

Venecia.

El cineasta mexicano Arturo Ripstein está convencido de que su filme La calle de la amargura, presentada ayer fuera de concurso en la muestra de cine de Venecia, no será la última de sus 50 años de carrera.

Todavía tengo mucho por hacer, muchas cosas pendientes. Sé que no realizaré todo, por razones obvias, pero toda mi vida he tenido muchísimo que hacer y se me quedaron en el tintero un montón de cosas, dijo.

De excelente humor y acompañado por su esposa, Paz Alicia Garciadiego, guionista de La calle de la amargura, y con quien forma una sólida mancuerna profesional, Ripstein conversó con medios internacionales sobre su trabajo cinematográfico.

Es muy desdichado tener que escoger y no poder hatodo lo que uno quisiera. Un De Balzac no se da todos los días, pero hacer una película es muchísimo más complicado, hay que convencer a mucha gente para que apoyen, para que den dinero y que todo salga bien, señaló.

Pensar que La calle de la amargura, reconocida por la Mostra con un premio especial, no es la última película, es muy liberador, insistió.

Explicó que quizá su próximo proyecto no será tan complejo como el que presentó ayer en premier mundial en Venecia, pues podría recurrir a las nuevas tecnologías para desarrollarlo.

Sé que ésta no será mi última película, porque si no consigo absolutamente nada (de financiamiento) para hacer la siguiente, sé que la puedo realizar con una pequeña camarita prestada y con tres o cuatro amigos que me resolverán la cuestión.

Recordó que aunque el medio cinematográfico siempre ha sido un cónclave muy conservador ante el cambio (como el paso del cine mudo al sonoro), al final se ha debido adaptar; actualmente, las nuevas tecnologías ofrecen posibilidades de distribución antes desconocidas en países que, como México, no forman parte de la hegemonía. Por ejemplo, “fui el primero en América Latina en hacer una película digital (Así es la vida). Me he ajustado a estos cambios tecnológicos, que, al fin de cuentas, son la historia del cine”.

Sentada a su lado, Garciadiego prefirió no hablar –por superstición– de algún proyecto específico en su futuro próximo.

“Tenemos un tema, pero tenemos también un montón de supersticiones y entre ellas una que dice que los proyectos se ‘salan’ si uno los anda diciendo. No los cuento sino hasta que estamos a punto de empezar, una semana antes”, comentó.

Ambos resaltaron la excelente capacidad actoral de los protagonistas de La calle de la amargura, como Patricia Reyes Spíndola –con quien ya ha trabajado en 12 películas–, Sylvia Pasquel y Nora Velázquez.

La participación de Sylvia Pasquel fue una ocurrencia de Paz Alicia. Me pareció una magnífica idea. Es una magnífica actriz y esta película es la prueba fehaciente, anotó.

Dijo que Velázquez es una actriz hilarante que nunca había hecho una película seria y que la encontró realizando un casting en Youtube. La vi y me convenció, expresó.

El realizador también resaltó el tono humorístico en el que cae La calle de la amargura, pese a ser una lúgubre y sórdida historia basada en un hecho real, de dos luchadores enanos asesinados por accidente por dos prostitutas añosas que los drogaron para robarles sus pertenencias.

Esta película tiene un poco de comedia. No hay nada más sabroso que tomarle el pelo a la gente, declaró.

Garciadiego resaltó que al escribir el guión se dio cuenta de que lo que ayudaba no eran los personajes de las víctimas (los enanos), sino los de las asesinas, que son el brazo de la historia, el motor del destino.

Una obsesión

Ripstein explicó que su esposa le presentó el guión y le pareció magnífico.

Empezamos a hacerle modificaciones y al terminarlo me dije que no podía dejar de filmarlo, que tenía que hacerlo o me moría, y entonces se volvió una obsesión; así es como trabajo, no descanso hasta no lograr lo que quiero, agregó.

El cineasta alabó el trabajo de los premios Óscar, Alfonso Cuarón (presidente del jurado internacional en la Mostra) y de Alejandro González Iñárritu, pero dijo que sus películas son rigurosamente americanas (sic).

Tanto Iñárritu como Cuarón son gente de talento indiscutible. Les tengo gran admiración por lo que han logrado e incluso hasta afecto, a pesar de que no los conozco, pero hacen cine americano (sic), insistió.

Consideró que si a su película le dan el Óscar, entonces sí se podrá decir que ganó el cine mexicano, aunque, ironizó, es más fácil que me saque la lotería.

Como parte de las actividades del festival de Venecia se dedicó un homenaje al realizador mexicano por sus 50 años de carrera, antes de la proyección de La calle de la amargura. Además, la plataforma mexicana FilminLatino se suma al reconocimiento al ofrecer la filmografía del director de manera gratuita hasta las 15 horas de hoy.