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El Cuarteto de Normandía afina hoy detalles para cumbre en París

En Ucrania, primer día de paz en medio año: Poroshenko
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 12 de septiembre de 2015, p. 22

Moscú.

El presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, destacó este viernes que ayer fue el primer día de paz en medio año, ya que durante 24 horas no se registró ni una víctima ni un disparo en la zona de conflicto en el este del país eslavo, lo cual le permite ver con moderado optimismo el futuro de los acuerdos de Minsk.

Conviene recordar que éstos –firmados en la capital de Bielorrusia, en febrero anterior, por los líderes de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, que integran el llamado Cuarteto de Normandía, en honor de la primera reunión que celebraron con ese formato en la región francesa en junio de 2014– establecieron un alto el fuego.

Pero la tregua nunca llegó a cumplirse por completo, con bombardeos y tiroteos casi cotidianos, lo cual no impidió que las partes siguieran manifestando su voluntad de seguir la hoja de ruta que se acordó en Minsk para sentar las bases de un arreglo político del conflicto ucranio, cuyas medidas deben cumplirse antes de que finalice el presente año.

En ese contexto, los cancilleres del Cuarteto de Normandía se reunirán este sábado en Berlín para ultimar los detalles de la cumbre que mantendrán los gobernantes de los cuatro países en París el próximo 2 de octubre, fecha acordada en recientes conversaciones telefónicas.

No es una reunión más. En la capital francesa se tiene que decidir si Angela Merkel, Francois Hollande, Vladimir Putin y Petro Poroshenko son capaces de hacer concesiones para facilitar una solución pacífica de la confrontación armada en el este de Ucrania –que según los datos más recientes de la ONU ha causado casi 8 mil muertos, más de 17 mil heridos y alrededor de 2 millones 300 mil desplazados– o suscribirán, por el contrario, el acta de defunción de los acuerdos de Minsk.

La negociación de la paz en Ucrania, al margen de la infinidad de detalles que hace falta amarrar para que los entendimientos se puedan concretar, no avanza debido a dos serios problemas.

Uno es el rechazo de los radicales a efectuar concesiones que puedan interpretarse como derrota, que tanto en Kiev como en los territorios que no se le subordinan en el este del país restringen la capacidad de negociar del gobierno ucranio y de la dirigencia rebelde del Donbás, como se conoce la cuenca minera del río Don, que incluye las regiones de Donietsk y Lugansk.

Por lo anterior hace poco cerca de mil activistas de grupos de extrema derecha y orientación neonazi, con escasa o incluso ninguna representación parlamentaria, provocaron disturbios junto a la Rada al protestar por la adopción de enmiendas a la Constitución que conceden autonomía limitada y temporal al este ucranio.

Y en el otro campo, Andrei Purguin, líder del Parlamento de la llamada República Popular de Donietsk, exigía la celebración de un referendo para separarse de Ucrania e incorporarse a Rusia, por lo cual acaba de ser destituido, con el visto bueno del Kremlin, por Denis Pushilin, más moderado y cercano al magnate ucranio Rinat Ajmetov, partidario de que las regiones orientales sigan formando parte de Ucrania, aunque con mayor autonomía.

El segundo gran problema es que los miembros del Cuarteto de Normandía perciben de modo distinto lo que ocurre en Ucrania. Mientras Alemania y Francia creen que el gobierno de Poroshenko está cumpliendo los acuerdos de Minsk al otorgar cierta autonomía a las regiones del este, Rusia insiste en que no hay diálogo directo con los dirigentes separatistas de esas regiones y sostiene que las recientes enmiendas constitucionales no toman en cuenta la opinión del Donbás.

Por lo mismo, Moscú defiende que los territorios que no reconocen la autoridad de Kiev pueden celebrar elecciones por su cuenta –de hecho ya están convocadas para el 18 de octubre en Donietsk y el primero de noviembre en Lugansk–, mientras Kiev, Berlín y París insisten en que sólo se reconocerán los resultados si se llevan a cabo el 25 de octubre, como en el resto del país y conforme a las leyes de Ucrania.

Pero en caso de que Donbás aceptara celebrar comicios conforme a la legislación ucrania, los líderes rebeldes de Donietsk y Lugansk no podrían ser postulados al ser considerados terroristas por el gobierno de Poroshenko.

Con ello, ciertamente, Kiev incumple el acuerdo de conceder una amnistía general y completa a todos los involucrados en los enfrentamientos, pero alega que la otra parte hace lo mismo al retener como prisioneros de guerra a cerca de 800 militares, en tanto Moscú se niega a liberar a la piloto Nadezhda Savchenko, secuestrada en territorio ucranio, y al cineasta Oleg Sentsov, quien recibió una condena de 20 años de cárcel por su intención de realizar actos terroristas en Crimea, según un juez ruso.

De ahí que en París deberá encontrarse una fórmula de compromiso para resolver la controversia de las elecciones en Donbás, sin lo cual Ucrania nunca podrá exigir que se le entregue el control de la frontera con Rusia, asunto que –como en todo círculo vicioso– para Moscú debe tratar Kiev exclusivamente con quienes resulten electos dirigentes de esas regiones.

En suma, a tres semanas de la cita parisina, el panorama es complejo y poco alentador.