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Diferentes, “El Chapo y mi padre Pablo Escobar”
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 12 de septiembre de 2015, p. 15

Cancún, QR.

En su momento, Pablo Emilio Escobar Gaviria, El Patrón, vivió a salto de mata, como lo hace ahora Joaquín El Chapo Guzmán Loera, y ambos, en su tiempo, fueron también los máximos capos de la droga, pero son historias diferentes, no sabemos nada de ellos, sólo lo que dice la prensa, señala Sebastián Marroquín Santos, primogénito del narcotraficante colombiano.

En entrevista, antes de presentar su libro Pablo Escobar, mi padre, en el que con rigor y seriedad cuenta cómo vivió con su familia los peores años de la violencia generada por su progenitor, Juan Pablo Escobar Henao –su nombre verdadero, que por seguridad cambió a los 16 años– sentencia: No sabemos nada.

Al pedirle a Sebastián que haga un comparativo entre su padre y El Chapo, con una mirada que pretende denotar una tranquilidad que está lejos de tener, dice: no comparo peras con manzanas porque son épocas, personas y culturas distintas, además de contextos e historias diferentes. No comparo lo que no conozco.

De ellos no sabemos nada

Añade que “a El Chapo lo conocemos por la prensa, como se conoce a mi padre; o sea, no conocemos absolutamente nada, no sabemos nada”.

Recuerda un episodio que demuestra como antes que narcotraficante era un padre. En una ocasión hizo una hoguera quemando 2 millones de dólares para producir calor y evitar que mi hermana Manuela muriera congelada, mientras nos escondíamos en una finca de Medellín, y nos quedamos sin provisiones, en plena época de escapes.

Pablo Escobar murió el 2 de diciembre de 1993 en Medellín, donde fundó el cártel del mismo nombre. Hoy, después de 22 años, surge la versión del suicidio. En el libro está bien detallado, responde Sebastián.

Reafirma lo que narra en texto: Él siempre me dijo que lo haría. Además, los forenses así nos lo anunciaron y porque así quiso aparecer y llamarme él pudiendo llamar a muchas otras personas, así lo quiso mi padre.

Se refiere a que fue la última persona que habló en vida con Escobar Gaviria. De hecho, según los informes policiales de la época, la duración de la llamada telefónica (22 minutos) fue la que permitió detectar la ubicación del capo.

Marroquín Santos atribuye el ocultamiento del dictamen pericial de suicidio a que las autoridades no querían perder la última pelea con él, aunque haya terminado muerto.