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¿La Fiesta en Paz?

Por fin, Tlaxcala se sacude al Cecetla

Tonta versión sobre El Pana

Lo que le faltó a Coahuila… y al resto

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Haber triunfado en la Plaza México la temporada pasada no le ha servido a Sergio Flores para un mano a mano con Joselito AdameFoto archivo
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inalmente el gobierno del estado de Tlaxcala dio por concluida la desafortunada concesión de la feria taurina al Cecetla (Centro de Capacitación para Empresarios Taurinos de Lento Aprendizaje, antes Plaza México), luego de años de imponer su sobado esquema capitalino de ases importados sin mayor capacidad de convocatoria y novillones a modo, en detrimento del urgente relevo generacional torero, pisoteando de paso una añeja tradición tlaxcalteca que no merecía ese trato. Pero no hay mal que dure cien años.

La nueva empresa, Casa Toreros, encabezada por Pablo Moreno y Juan Pablo Corona, presentó el pasado viernes los carteles de la feria taurina Tlaxcala 2015 que anuncia cuatro corridas y una novillada en la bella Plaza Jorge El Ranchero Aguilar. Se trata de un serial bien intencionado, con más variedad y menos coloniaje que el Cecetla, y que incluso se atreve a anunciar a diestro de Apizaco, Rodolfo Rodríguez El Pana, triunfador en cosos europeos en fechas recientes.

El sábado 24 de octubre, arranca con un interesante cartel: concurso de ganaderías tlaxcaltecas y la participación de los jóvenes diestros Angelino de Arriaga, Ernesto Javier Calita, Gerardo Adame, Oliver Godoy, Ricardo Frausto y Antonio Lomelín.

El sábado 31, toros de Rancho Seco para el rejoneador Horacio Casas, Rodolfo Rodríguez El Pana, el español Iván Fandiño, que este año hizo una gris temporada en su tierra y al que también incluye la feria de Pachuca, y el poco aprovechado tlaxcalteca Sergio Flores. El lunes 2 de noviembre, reses de Reyes Huerta para Octavio García El Payo, Diego Silveti y el extraordinario diestro peruano Andrés Roca Rey.

El sábado 7, el prometedor novillero tlaxcalteca Gerardo Rivera lidia tres toros de Magdalena González y tres de Cuatro Caminos. ¿Por qué no remataron ese cartel con los triunfadores mexicanos en España, Leo Valadez y David Adame, o con Nicolás Gutiérrez y José María Pastor? Era la oportunidad de darle a la tradición taurina de la capital tlaxcalteca un cartel novilleril de categoría, en contraste con las incorregibles limosnas cecétlicas.

El prietito en el arroz es el sábado 14 de noviembre, con un encuentro francamente ocioso: el rejoneador Emiliano Gamero y los forcados de Mazatlán, ambos garantía de espectáculo donde se presenten, y un innecesario mano a mano entre Eulalio López Zotoluco –afanosa figura sin necesidad de ser destronada– y Joselito Adame, figura en cierne –aún no se ha hecho del público mexicano–, con tres toros de Montecristo y tres de Puerta Grande. En todo caso ese mano a mano con Joselito era obligado con Sergio Flores, Saldívar o Sánchez, pero… Todos los festejos iniciarán a las 16:30 horas.

A estas alturas de la confusión taurina mexicana todavía hay especialistas que repiten el tonto argumento de que El Pana fue desperdiciado por las empresas porque se fue de la boca con las figuras. La realidad es que los promotores de los años 80, como los actuales, optaron por el camino fácil del figurismo comodón y el mangoneo, sin preocuparse de estimular a figuras en potencia y a toreros con verdadero imán de taquilla. Así que ya lo saben, jóvenes espadas: aunque lleven gente a la plaza, no se vayan de la boca con las figuras porque los vetan la tauromafia y sus voceros.

A propósito de las empresas taurinas, en Coahuila, como en el resto de los estados, faltó imaginación, sensibilidad y un taurinismo realista que se olvidara de importaciones sin criterio y promoviera nuevos nombres de aquí frente al toro hecho y derecho. No lograron concebir al Coliseo del Centenario, de Torreón, ni a la plaza Fermín Espinosa Armillita, de Saltillo, como escenarios regionales con proyección nacional, novedosos, competitivos y diferentes al modelo de la Plaza México, sino que optaron por copiar los criterios antojadizos de ésta, sin intención de diferenciar su propuesta ni de ge- nerar noticias y opiniones relevantes a todo el país, a partir de la regularidad, originalidad y competitividad de su oferta de espectáculo.

Tampoco entendieron la necesidad de reforzar su imagen y posicionamiento taurino mediante convocatorias a concursos estatales y aun nacionales de pintura y escultura, diseño gráfico de carteles, música, fotografía, video, poesía, cuento, novela y tesis profesionales sobre la fiesta de los toros. Concursos concebidos como factores de promoción, involucramiento de la gente, creación de expectativas e imagen de la fiesta hacia la sociedad, no a la inversa como hasta ahora, en torno al Coliseo del Centenario y a la plaza Fermín Espinosa Armillita, con una oferta taurina que con mercadotecnia y espíritu de servicio apostara por el toro y por los nuestros, fuese menos colonizada –Ponce, Hermoso y El Juli como el horizonte taurino de México–, y contribuyera al reforzamiento de La Laguna y de Saltillo como originales polos de desarrollo taurino. No supieron blindar su negocio.