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La tumba olvidada
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e cumplieron 73 años de la muerte de Ernesto H Velasco, uno de los más destacados dirigentes obreros de México, fundador y secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas y presidente del primer comité de huelga durante la histórica huelga general en la ciudad de México del 31 de julio al 2 de agosto de 1916, precursora junto con otras luchas obreras de derechos que finalmente fueron reconocidos en el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917.

Como es sabido, el gobierno burgués de Venustiano Carranza reprimió la huelga que aglutinó a más de 86 mil trabajadores, cuya principal demanda era el pago del salario en moneda oro; encarceló a sus principales dirigentes y a Ernesto H Velasco le formó dos veces consejo de guerra: en el primero quedó absuelto, pero en el segundo consejo de guerra, a instancias de Carranza, fue condenado a muerte, acusado de traición a la patria, y se le aplicó injustamente la ley de Juárez de 1862.

De tal forma que mientras Ernesto H Velasco esperaba la muerte de un momento a otro, el Congreso Constituyente de 1917 inició sus trabajos y en enero de ese año aprobaba la redacción definitiva del artículo 123 constitucional. Sin embargo, un fantasma recorría el Teatro Iturbide de la ciudad de Querétaro como puede leerse en el Diario de los Debates, a veces sin mencionarlos por sus nombres, la huelga de 1916 y la figura de Ernesto H Velasco se pronunciaban como parte de los argumentos a favor del reconocimiento de derechos obreros, particularmente del derecho a huelga.

La angustiosa y mortal espera concluyó después de casi 10 meses, pues la presión combinada del SME y de decenas de organizaciones gremiales y sociales, junto con la de los llamados diputados jacobinos del Congreso Constituyente de 1917, logró que la pena de muerte fuera conmutada por otra de 20 años de cárcel, que comenzó a purgar en la vieja penitenciaría del Distrito Federal. Finalmente, la exigencia del SME y de sus aliados logró que 18 meses después el mismo Carranza le otorgara el indulto y el 18 de febrero de 1918 Ernesto H Velasco salió de Lecumberri en hombros de cientos de trabajadores, gritando ¡Viva la huelga! como muestra de su inquebrantable conciencia de clase.

Ernesto H Velasco nunca se rindió, continuó participando en el SME y ocupó otros cargos sindicales, pero jamás pudo recuperar su trabajo y alcanzar la jubilación por la que tanto luchó. Después dedicó su vida a luchar por la unidad de los trabajadores electricistas en todo el país a través de la Confederación Nacional de Electricistas, de la cual fue fundador; e impulsando la unidad de la clase obrera a escala nacional como dirigente de la Federación de Sindicatos Obreros del DF. Durante la década de los años 20 fue un incansable luchador por la reglamentación del artículo 123 constitucional, hasta alcanzar la creación de la primera ley del trabajo de 1931. Fue también secretario general del Sindicato de Telefonistas e inspector del Departamento del Trabajo. En sus últimos años fue bibliotecario de la espléndida biblioteca del SME de aquella época.

A su muerte, el 22 de junio de 1942, un anónimo reportero del periódico El Nacional escribió: Ernesto H Velasco, héroe y mártir de la clase obrera, murió pobre, pero no olvidado. Un año antes de su muerte, recibió un apoteósico homenaje en el recién inaugurado edificio del SME ubicado en la calle Artes 45, hoy Antonio Caso. En ese entonces, ante la presencia del presidente de la república Manuel Ávila Camacho y de Fidel Velázquez, los asistentes a la asamblea del SME le brindaron un largo aplauso que se prolongó durante varios minutos.

Pero vinieron los años de la burocratización del SME a partir de la llegada a la secretaría general de Juan José Rivera Rojas, y la tumba de Ernesto H Velasco, su obra y su lucha comenzaron a pasar al olvido, recordado sólo en los discursos rituales de los actos conmemorativos oficiales del SME, pero ignorando los ideales por los que luchó consecuentemente hasta el fin de sus días.

Ernesto H Velasco, cuya H viene de Huelga (clave utilizada durante la huelga de 1916, con la instrucción de que, de no llevar la H ninguna instrucción fuera obedecida) nació en Guadalajara, Jalisco, el 21 de diciembre de 1872. Su nombre completo es José Ernesto Velasco Torres. A la muerte de sus familiares directos, su esposa, su hija y su yerno, la sombra del olvido terminó por cubrir su tumba, que fue abandonada en los últimos 10 años. Finalmente después de una larga investigación para reconstruir parte de su biografía, logramos localizar su humilde tumba en el Panteón Americano en la Ciudad de México, comunicando el hallazgo a la dirección del SME y enviando un escrito a la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal.

En estos años de golpes a las conquistas obreras, pero también de dignas luchas por mantener con vida las conquistas laborales plasmadas en los jirones que los neoliberales han dejado en la Constitución de 1917, es una obligación elemental rescatar del olvido a los grandes luchadores obreros que como Ernesto H Velasco contribuyeron poderosamente a la conquista de derechos fundamentales en México. ¡Protejamos su tumba y sus restos que ahí descansan! ¡Honremos su memoria convirtiéndola en un patrimonio histórico, político, ideológico, cultural y social de los trabajadores mexicanos! Aún estamos a tiempo.