Sociedad y Justicia
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Los males cardiovasculares son la tercera causa de muerte en el país

El IMSS, sin fármacos clave para diabetes e hipertensión

Pese a que telmisartán y glargina están en el cuadro básico, se dejan de comprar: presidente de la Asociación Nacional de Cardiólogos

Consecuencias: habrá más amputaciones y daños visuales

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Un segundo infarto puede costar la vida, señaló el especialista José Manuel Enciso Muñoz. En imagen de archivo, un trabajador despedido denuncia la falta de medicamentos en el sector saludFoto José Carlo González
Enviada
Periódico La Jornada
Domingo 20 de septiembre de 2015, p. 30

Xochitepec, Mor.

En México las medicinas se dan con base en la existencia; con lo que hay, que no siempre es lo mejor, y menos cuando las autoridades deciden dejar de comprar productos fundamentales para el control de enfermedades como diabetes e hipertensión arterial. Eso pasó en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde los médicos ya no recetan insulina glargina y telmisartán, a pesar de que son los más importantes y efectivos, afirmó José Manuel Enciso Muñoz, presidente de la Asociación Nacional de Cardiólogos de México.

El especialista participó en el seminario Ferrer, con el corazón abierto a la prevención, donde Enrique Gómez Álvarez, jefe de la división de cardiocirugía del Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), advirtió que entre los países de América Latina, México reporta el mayor crecimiento de enfermedades cardiovasculares. Al año ocurren alrededor de 300 mil infartos, de los cuales 30 por ciento deriva en muerte antes de que el afectado llegue al hospital y 14 por ciento durante el internamiento.

Males asociados

Los males cardiovasculares representan una tercera parte de la mortalidad a nivel nacional, y se prevé que para 2050 sean 50 por ciento.

La mayoría de los enfermos de diabetes fallece por alguna afección del corazón y/o de los vasos sanguíneos. Por eso es relevante que cuenten con los mejores fármacos como el telmisartán, para el control de la hipertensión arterial que la mayoría también padece y es el principal factor de riesgo para un infarto agudo al miocardio, dijo Enciso Muñoz.

Reconoció que existen otras opciones, pero esta es mejor y ya es parte del cuadro institucional del Seguro Social. No se comprende una visión de contención del gasto a costa de la calidad de la atención, comentó.

Respecto de la insulina, dijo que todos los enfermos de diabetes que siguen este tratamiento requieren la de tipo glargina, que ha demostrado efectividad para prevenir complicaciones a mediano y largo plazos. La decisión de no surtir este fármaco tendrá como consecuencia más enfermos de falla renal, amputaciones y pérdida de la vista por neuropatía diabética, sostuvo.

De por sí existen deficiencias en la prevención y control de las enfermedades cardiovasculares. En México 30 por ciento de la población vive con hipertensión arterial, pero sólo la mitad lo sabe y de quienes toman medicamentos únicamente entre tres y cuatro por ciento tiene control del padecimiento, dijo Enciso.

Además, ser hipertenso aumenta 1.5 veces el riesgo de sufrir un infarto al miocardio o en el cerebro. El otro mal que provoca este tipo de complicaciones cardiovasculares es la diabetes. Según las cifras oficiales, 9 por ciento de la población tiene esta alteración metabólica, con lo que aumenta en 1.8 veces el riesgo de una complicación cardiovascular.

El problema es que el control efectivo de la diabetes, medido por el nivel de hemoglobina glucosilada, sólo lo alcanza 5.4 por ciento de los enfermos, señaló Enciso Muñoz con base en datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012. Los individuos que viven con diabetes e hipertensión arterial y que adicionalmente tienen elevados niveles de colesterol multiplican 6.2 veces su probabilidad de un evento cardiovascular, advirtió el médico.

Este es otro de los asuntos pendientes para el sistema nacional de salud, lo que incluye la atención médica integral que requieren los individuos que ya han sufrido un infarto y deben prevenir un segundo evento que les puede costar la vida.