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Ellas sí entienden el ejercicio del poder, expone Joy Langston, investigadora del CIDE

Pide experta a partidos usar el potencial político de miles de regidoras y gestoras

Se pierde “un enorme capital humano

Nadie habla de ellas

¿Quiénes se están aprovechando de las cuotas? Mujeres con licenciatura, urbanas, conectadas, señala

 
Periódico La Jornada
Domingo 27 de septiembre de 2015, p. 13

Los partidos políticos pierden un enorme capital humano en miles de regidoras, quienes en su mayoría no escalan a otros puestos, así como en las gestoras de zonas marginadas, conocedoras del uso y del ejercicio del poder pero que tienen bajo nivel educativo.

Con la paridad de género en vías de ganarse en la Cámara de Diputados y en los congresos locales, Joy Langston, integrante del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), pone luz sobre los rezagos en la formación de cuadros femeninos en el país.

Plantea, en entrevista, que los partidos políticos deben aprovechar a las 5 mil 800 mujeres regidoras, o sea 33 por ciento del total, explica al citar cifras del Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Delegaciones 2013 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Es una tragedia

Muchas se quedan en el camino, porque cuando se revisa el número de alcaldesas sólo son 6 por ciento: apenas 147 mujeres de un total de 2 mil 457. Es una tragedia, porque son puestos de mucha importancia, recursos y visibilidad, explica.

Desde su perspectiva los partidos políticos tienen que hacer el esfuerzo real de buscar a ese 33 por ciento al igual que a las diputadas locales para hacer dos cosas: reclutarlas y entrenarlas para ser buenas candidatas para las alcaldías.

Reclutamiento, entrenamiento y acompañamiento

Doctora y maestra en ciencia política por la Universidad Duke y estudiosa de las camarillas políticas en México, sobre todo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), señala que eso implica un trabajo de años de reclutamiento, entrenamiento y acompañamiento. Además, aconseja reducir los horarios laborales en los gobiernos para hacer compatible el trabajo con las actividades de crianza de los hijos.

Pero hay otras mujeres que enfrentan una situación peor, de “tremenda injusticia: las gestoras e intermediarias de zonas marginadas con un bajo nivel educativo –primaria o secundaria– y a quienes no les interesa ni el feminismo ni las cuotas, sólo tener servicios públicos en su colonia.

A corto plazo no hay nada que hacer con ellas más que me­jorar la educación en zonas marginadas. Muchas son mujeres que no saben escribir bien, sus metas educativas son de terminar la secundaria, no han tenido la oportunidad de asistir a la universidad y tampoco pueden llegar a la cámara baja y echar discursos.

Enorme tesoro de capacidad política

Mientras se remedia esta situación los partidos políticos pueden integrarlas al trabajo formal en los municipios, porque saben exigir, son inteligentes y astutas. Ellas sí son políticas y entienden el uso y el ejercicio del poder, igual que Beatriz ­Paredes.

Pero –añade– nadie habla de ellas ni las mujeres que ocupan puestos políticos importantes. “Es natural. ¿Quiénes se están aprovechando de las cuotas? Mujeres con licenciatura, urbanas, conectadas, que no enfrentan grandes dificultades económicas.

Salvar a las más marginadas no es tarea suya. Lo más básico tiene que ser mejorar la educación en las áreas más marginadas. Sin eso estás perdiendo un enorme tesoro de capacidad política.