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Número Especial octubre noviembre 2015 No 201
 

Montebello, Chiapas: el gris
panorama de las lagunas

Antonieta Zárate Toledo
Estudiante del programa de doctorado en ciencias sociales del CIESAS Occidente
Correo-e: [email protected]

Las lagunas de Montebello constituyen uno de los ecosistemas lacustres más emblemáticos del estado de Chiapas y de México. Esto le ha valido su incorporación a la red mundial de sitios Ramsar en 2003. Se trata de la lista de humedales de importancia internacional según los criterios establecidos por la Convención sobre los Humedales realizada en la ciudad iraní de Ramsar, en 1971.

Asimismo, en el 2009 esta área fue incorporada a la Red Mundial de Reservas de Biosfera (RMBR) de la UNESCO. Cabe señalar también que desde 1959 el gobierno mexicano estableció por decreto el parque nacional Lagunas de Montebello con el objeto de preservar y proteger las 6 mil 425 hectáreas que lo integran y que incluyen además de sistemas lagunares, amplias extensiones de bosques mesófilos y de coníferas. Pero a pesar de las medidas de protección y reconocimiento internacional, la citada región es hoy escenario de complejos conflictos socioambientales y disputas por los recursos naturales.

Entre los principales problemas que existen en esta zona, destaca la histórica disputa por el territorio entre los ejidos y comunidades agrarias que se localizan en torno a dicha área natural. Esta disputa se ha intensificado debido a la fuerte presión demográfica existente y a la crisis social. Sin embargo, el problema más sentido en Montebello es el cambio de coloración de las lagunas del parque nacional, producto de la contaminación del agua por descargas domésticas y el uso intensivo de agroquímicos en la agricultura que se realiza a lo largo del cauce del río Grande de Comitán, el cual vierte sus aguas en estos ecosistemas lacustres.

El parque nacional se decretó en el marco de un proceso de colonización y ocupación de tierras iniciado con la reforma agraria en la década de 1930 y que continuó hasta finales del siglo pasado. En un principio, las dotaciones de tierras se realizaron sobre terrenos nacionales, afectando mínimamente las fincas y pequeñas propiedades localizadas en el área. Posteriormente, y a medida en que el número de habitantes crecía en el área, buscaron expandirse territorialmente sobre las pequeñas propiedades que existían en la zona recurriendo para ello a solicitar ampliaciones agrarias.

Frente a ello, los pequeños propietarios privados buscaron ampararse legalmente contra la afectación de sus tierras. Al mismo tiempo, reforzaron su presencia en sus propiedades recurriendo al fraccionamiento de las mismas. Es el caso de la pequeña propiedad conocida como Yalmutz, por décadas objeto de litigio entre los pobladores del ejido Ojo de Agua y personajes que en distintos momentos afirmaban ser los propietarios de dichas tierras. Éstas fueron recuperadas por la fuerza en 1994 por parte de un grupo de familias de dicho ejido, que se adjudicaron aproximadamente 500 hectáreas.

Más adelante, y tras un atropellado proceso de negociaciones con el gobierno de Chiapas y las autoridades agrarias, tales terrenos les fueron entregados como dotación ejidal, creando así el nuevo ejido San Pablo Yalmutz. Pero esto no significó el fin de las disputas territoriales en el área debido a que las tierras que constituyen el nuevo ejido se sobreponen a las de parque nacional y a las del ejido Antelá.

Al mismo tiempo, una parte de éstas continúan ocupadas por propietarios privados originarios de Comitán.

Cabe mencionar que al lado de las disputas territoriales, se da una serie de enfrentamientos por los bosques y las lagunas. Tanto al interior de las comunidades como entre éstas y el parque nacional, lo que ha llevado a episodios sangrientos, como el acontecido en el poblado Miguel Hidalgo en 2008, cuando sus habitantes se enfrentaron a personal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el control de la zona arqueológica Chinkultik.

Por otra parte, desde el año 2003 autoridades ejidales y comunitarias de los poblados cercanos al parque han realizado una serie de denuncias respecto al cambio de coloración, el mal olor y la mortandad de peces en la laguna San Lorenzo. Como respuesta, intervinieron diversos organismos gubernamentales a fin de resolver el problema e investigar sus causas. Para tal fin se creó una comisión especial encabezada por especialistas de distintos centros de estudio, como la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Tecnológico de Comitán, además de la Secretaría de Salud y la de Seguridad Pública del estado de Chiapas.

El resultado de los muestreos realizados durante los recorridos de esta comisión arrojaron altas concentraciones de ácido sulfhídrico, así como la presencia de DDT, compuesto químico cuyo uso está prohibido en la legislación mexicana y en la de casi todos los países del mundo por los daños que ocasiona a la salud y al medio ambiente. A la par de la comisión señalada, se creó en 2006 el Comité de Cuenca río Grande Lagunas de Montebello, cuyo fin primordial es ordenar la gestión del agua y el manejo de recursos a nivel de la cuenca. Y a partir de ello, revertir el proceso de contaminación de las lagunas.

Sin embargo, una serie de factores de carácter político (los vaivenes de las administraciones municipales) y presupuestal (la falta de personalidad jurídica del comité de cuenca le impide gestionar recursos económicos) ha impedido la consolidación del citado organismo y su gestión exitosa. Como resultado previsible, hoy es evidente la existencia de un conflicto ambiental de alcance regional. En un contexto de crisis económica, social y política como la que vive la entidad y el país, el futuro de uno de los lugares más bellos y ricos ambientalmente del país, como son las lagunas de Montebello, es sumamente sombrío.

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