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EU dio los pasos para dialogar con Cuba

Un país soberano no puede implantar un modelo externo

Para el también sociólogo y ensayista, la formalización de las relaciones no es lo mismo que la normalización, pues para los cubanos esto implica cambios respecto del bloqueo y la hostil política estadunidense, además de la devolución de Guantánamo y el pago de indeminzaciones

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El filósofo y ensayista Aurelio Alonso durante la entrevista, en El VedadoFoto La Jornada
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 28 de septiembre de 2015, p. 12

La Habana.

Es un hecho: Estados Unidos y Cuba formalizaron sus relaciones diplomáticas. Pero la normalización de la relación bilateral, luego de más de medio siglo de una clara estrategia de aniquilar al régimen castrista, es otra cuestión. Aquí hay un problema conceptual y una pregunta que se debe hacer: ¿qué son relaciones normales?.

Es Aurelio Alonso quien pregunta. Filósofo, sociólogo, comunista tan seguidor de Sartre y Ortega y Gasset como de Marx y Lenin, subdirector de la Revista Casa de las Américas, autor de decenas de libros, ensayista y catedrático.

Responde: “hay dos perspectivas, la de Estados Unidos y la de Cuba. En la nuestra, los grandes temas de la normalidad son: el bloqueo, la devolución de la base de Guantánamo, el pago de las indemnizaciones. Y un problema más: un cambio en la política estadunidense que elimine todo gesto de agresividad. Y esto pasa –añade–, por la forma como Washington interviene para reforzar en Cuba una oposición mercenaria.

Afirma: un sistema que insiste en ser soberano no puede admitir que le implanten un modelo externo.

En la mesa del comedor de Aurelio Alonso –un departamento en El Vedado donde cuelgan obras hermosas del arte haitiano, otra de sus pasiones– preside la montaña de lecturas pendientes un pequeño tomo: Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro. El autor: el entonces arzobispo argentino Jorge Mario Bergoglio. El sociólogo se prepara para escribir un ensayo sobre la visita del papa Francisco.

–¿Qué cambia, en esta nueva etapa, para la llamada disidencia cubana?

–Hemos vivido en una plaza sitiada y todavía estamos sitiados. Pero en la medida en que el sitio vaya cediendo debe haber una descompresión interior. Esto no puede ser en función de la imposición estadunidense.

“Si bajan las tensiones con Estados Unidos o si hay un rediseño de la forma como esa nación interviene, esto va a permitir que se refuerce un disenso interior. No se puede confrontar inteligentemente una política de penetración estadunidense desde una proyección esquemática, dogmática, maniquea, en lo cual todo lo que es socialista es bueno y todo lo que tenga cuño marxista es verdad.

“El disenso no es un fenómeno nuevo; existe desde hace tiempo. En los debates públicos, en los blogs, en lo que se dice y escribe hay puntos de vista discrepantes. Pero no todo es un disenso a partir de la deslegitimación. Son opiniones que abogan por cambios dentro de la las coordenadas principales que han definido al sistema cubano de justicia social, de equidad, de soberanía, de erradicación de la pobreza. Es un disenso dentro del consenso.

“El problema es que no hay un disenso organizado e institucionalizado. Y hay una disidencia que se ha vuelto mercenaria, porque fue costeada y manejada por la antigua Oficina de Intereses. Eso los ha deslegitimado.

“Si Estados Unidos deja de intervenir en el fomento de movimientos disidentes artificiales habrá un disenso legitimable. Un sistema que insiste en ser soberano no puede admitir que le implanten un modelo externo.

“Pero las voces discrepantes hoy día se expresan. En Cuba hay un nivel de polémica interna, no siempre apreciado pero sí permitido. Hay tolerancia. Y las cosas se dicen con toda libertad en espacios digitales. Las publicaciones oficiales no le han abierto el espacio a estas opiniones. Tendrán que hacerlo en algún momento. Granma y Trabajadores, que son los periódicos oficiales de amplia tirada, no se abren porque todavía hay una política de control muy fuerte de la prensa. Y esto también se está discutiendo, sale a la luz constantemente.”

El mal recuerdo de Fox

Desde una perspectiva de la historia regional, Alonso ubica el momento del deshielo como la culminación de una revisión a fondo que tuvo que hacer Estados Unidos de su relación con los países latinoamericanos desde el fracaso del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en la cuarta Cumbre de las Américas, en Mar del Plata (2005). A partir de ese momento la historia de las cumbres de las Américas cambia. Washington pierde su capacidad de imponer.

Cita como momento clave la Cumbre de Mar del Plata con las figuras de Hugo Chávez, Néstor Kirchner, Lula da Silva, Evo Morales haciendo frente común, perfilando la alternativa, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América. Y Vicente Fox, el último defensor del ALCA diseñado por el gobierno de George W. Bush.

Paradójicamente, es también el momento en que México empieza a mover su política hemisférica hasta el extremo derecho. Yo creo que si la disyuntiva que se presentó en la OEA en 1962, cuando México fue el único país de la organización que se negó a romper relaciones con Cuba, se hubiera presentado en ese momento, México habría sido el primer país en seguir a Estados Unidos y romper con Cuba. Y eso lo empezó Vicente Fox. Aquí lo recordamos todavía por esa cosa fea que tuvo con Fidel, aquello que le dijo en Monterrey: comes y te vas.

–¿Y cómo ve a México hoy?

–Como el país que más sujeto está a la política estadunidense.

Fidel y Raúl, la misma línea

–¿Por parte de Cuba qué es lo que se mueve internamente para llegar a este punto de apertura con Estados Unidos? ¿Influyó el relevo de Raúl Castro por Fidel en la conducción política?

–Fidel y Raúl son dos personas distintas; cada uno tiene un estilo propio. Pero los pasos fundamentales los dio Estados Unidos. Cuba no dio ningún paso. El trazado de la isla hacia la nación estadunidense se mantiene en la misma línea desde hace muchos años. No creo que hubiera mucha diferencia con Fidel; la retórica, quizá, algunas palabras, algunos rasgos. No el fondo.

En su juventud, Alonso casi llega a graduarse de administrador de empresas en una universidad de Estados Unidos. Pero con el triunfo de la Revolución deja todo y vuelve a su país. Entra a trabajar al Ministerio de Industria durante la época del Che Guevara.

En 1963 participa en la formación del Departamento de Filosofía en la Universidad de La Habana. Desde ahí se publicó la revista Pensamiento Crítico, (entre 1967 y 1971) con una mirada marxista no dogmática.

Dejó de salir cuando el pensamiento académico se volcó totalmente hacia la línea soviética, que dominó la década de los 70.

Guantánamo, la batalla que continuará

De vuelta al análisis de los nuevos tiempos, con la agenda de negociaciones con Estados Unidos abierta, Aurelio Alonso aborda el tema de la devolución de la base militar de Guantánamo, que el gobierno de Barack Obama no acepta incluir en la agenda de negociaciones.

–Yo sostengo que ese es el punto más grueso en la agenda de la negociación. Mucho más que el bloqueo, porque por lo menos en principio hay la intención de los dos gobiernos para resolverlo.

La devolución de Guantánamo, en cambio, es más complicada. Para empezar, porque eso data de 1902, no de los tiempos de la Revolución. En los momentos más tensos de la relación hubo incluso disparos, con muertos cubanos, pero a Cuba nunca se le fue la musa de la provocación. Para la isla es importantísimo, porque es un símbolo. Va a seguir siendo una batalla, concluyó.