jornada
letraese

Número 231
Jueves 1 de Octubre del 2015



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus


pruebate


 

África:
la tercera raíz

En México, pocas veces se piensa en la raíz africana. Sin embargo, este legado está presente en la realidad actual del país. Algunas mujeres afro se comprometen con su comunidad y lo hacen informando sobre derechos sexuales.

 

AGENDA


3 de Octubre

Presentación de la Revista de Estudios sobre
Antropología Sexual

Sede:
Auditorio Fray Bernardino de Sahagún, Museo
Nacional de Antropología
Horario:
17:00 hr

8 de Octubre

Foro “Consumo de sustancias psicoactivas en la población LGBTTTIQ”
Sede:
Salón Murillo del Hotel Sevilla Palace. Paseo de la Reforma 105, Col. Tabacalera, D. F.
Horario:
9:00 hr


13 de Octubre

Conferencia “Masculinidad no es machismo”
Imparte:
Dgedi
Sede: Centro Cultural de la SHCP. Av. Hidalgo 81(junto
a metro Hidalgo)
Horario: 17:00 hr


Las batallas del amor

Dos hombres jóvenes deciden vivir juntos como pareja, a pesar de ser completamente diferentes entre sí. Su amor es muy grande, pero la separación será inevitable. Dirigida por Bruno Gamaliel y escrita por Antonio Algarra, Un día nublado en la casa del sol narra la historia de una pareja en la que el amor sobrepasa los tabús sociales y familiares para vivir una vida plena, hasta que las condiciones de salud amenazan a la pareja y aparecen cuestionamientos, miedos, pero también los actos más sublimes de amor a sabiendas de que el mundo está en su contra. Con las actuaciones de Bruno Gamaliel, Daniel García y Yaneli Rodríguez, se presenta del 3 de octubre al 28 de noviembre en el Foro Shakespeare.



 

 

notiese




Exigen activistas despenalizar el aborto en todo México

Debido a que 17 entidades de la República Mexicana han modificado sus constituciones para evitar la interrupción del embarazo, integrantes de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México (ddeser) realizaron una protesta en el Hemiciclo a Juárez.

NotieSe | Con motivo del 28 de septiembre, Día por la Despenalización del Aborto en América Latina, se realizó un performance para exigir que en cualquier entidad del país, las mujeres puedan interrumpir su embarazo hasta la semana 12 de gestación sin ningún impedimento legal, como sucede en la ciudad de México.

Tras el acto, Adriana Jiménez Pa-tlán, integrante de la Red, leyó el posicionamiento de las organizaciones y recordó que el gobierno mexicano se comprometió a cumplir con el Consenso de Montevideo, aprobado en 2013 con la finalidad de impulsar leyes, normativas, estrategias y políticas públicas para eliminar las causas prevenibles de morbilidad y mortalidad materna a través de la incorporación de medidas para prevenir y evitar el aborto inseguro.

Recordó que el hecho de que Baja California, Chiapas, Chihuahua, Colima, Durango, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sonora, Tamaulipas y Yucatán hayan reformado sus constituciones para “actuar contras las mujeres” mediante la negación del derecho a decidir sobre su cuerpo, es una muestra de que “lejos de prevenir el aborto inseguro, lo promueve, ante la persistencia de la cultura patriarcal que se opone al uso de métodos anticonceptivos, y del abuso sexual contra mujeres que quedan embarazadas y son abandonadas a su suerte”.

De esta manera, las y los integrantes de ddeser exigieron a las instituciones del Estado mexicano “abandonar su afán de criminalizar a las mujeres, dar marcha atrás a las reformas legislativas que criminalizan a las mujeres en 17 estados del país, cumplir con sus obligaciones de impartir educación sexual laica y científica a toda la población de adolescentes y jóvenes de México”.

Además, se demandó la implementación de una distribución amplia que garantice el fácil acceso a métodos anticonceptivos para toda la población, con énfasis en la población joven, adolescente e indígena, sectores más afectados por los embarazos no deseados, así como visos de compromiso por parte de las instituciones para cumplir con los compromisos internacionales de México en materia de derechos de las mujeres.

De interés superior
Por su parte, el pasado 25 de septiembre, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación aprobó revisar el amparo promovido por una mujer a la que se le negó la interrupción del embarazo cuando lo solicitó al Centro Médico Nacional “20 de Noviembre” del ISSSTE.

La paciente argumenta que este rechazo afianza la conducta de percibir a la mujer como un ente biológico cuyo principal papel es tener hijos. La inconforme solicitó la interrupción de su embarazo por motivos de salud, pues éste había sido definido como de alto riesgo y existía una amenaza permanente de aborto.

 


Muere joven con VIH en penal mexiquense por negligencias médicas

NotieSe | No avisar a las autoridades del penal de Chiconautla que era homosexual fue la principal falta que cometió Joni para que no se le brindara la atención médica que necesitaba. Ese fue el argumento del encargado de los servicios de salud del penal, Gabriel Rico, para justificar la falta de atención hacia el joven de 24 años, quien desde su ingreso a la prisión presentó una serie de problemas de salud que derivaron en su muerte.

Su detención aún es una incógnita para su familia. El 19 de agosto de 2014 era su día de descanso y había salido por algunos encargos cerca de su domicilio, en Ecatepec, cuando un auto se acercó y sus ocupantes le preguntaron por la ubicación de una colonia. Abrieron las puertas traseras, lo detuvieron entre varios hombres, lo subieron, lo golpearon y se lo llevaron al Ministerio Público de San Agustín.

Su familia supo que estaba detenido porque aún no le quitaban el teléfono celular. A pesar de que fueron a buscarlo, los policías ministeriales negaron que Joni estuviera allí. Fue varios intentos después que pudieron verlo, sólo por unos segundos, pues a pesar de que originalmente estaba acusado de cohecho e iba a salir libre mediante el pago de una fianza, allí mismo les dijeron que lo habían identificado como homicida y lo iban a trasladar de inmediato al penal.

Tiempo después contó a sus familiares que durante el traslado lo golpearon hasta que aceptó haber cometido el asesinato.

La propia familia investigó y supo que quien había fallecido era una persona en situación de calle. Las autoridades argumentaron que encontraron el cuchillo con el que se cometió el crimen aunque en éste no había huellas de Joni. Además, el día que ocurrió el crimen él estaba en casa de una vecina, arreglando el cabello de una chica de 15 años que celebró su fiesta esa tarde.

Casi recién ingresó al penal, ubicado en el municipio de Ecatepec, el cuerpo de Joni comenzó a llenarse de granos supurantes de pus. Las autoridades del penal dijeron que estas lesiones eran causadas por una epidemia, pero que ya se le había dado medicamento, y advirtieron que había que recordar que eso era un penal.

No era la primera vez que Rico, odontólogo y no médico de profesión, mentía, pues aseguraba que personal médico había acudido desde Toluca para controlar la situación. La visita sí se llevó a cabo, pero sólo desnudaron a los internos e hicieron una inspección rápida.

Mientras tanto, las condiciones de vida de Joni eran deplorables, dormía en el piso, junto al excusado. Su familia le pagó un camarote pero su estado de salud agravó.

En abril de 2015 fue detectado VIH positivo, aunque él nunca dio su consentimiento para que le hicieran una prueba de detección. Debido a que tenía frecuentes diarreas y gripes, lo enviaron al hospital de Las Américas, también en Ecatepec, y al Centro Ambulatorio para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (Capasits) donde le confirmaron su seropositividad y le otorgaron medicamento, el cual fue entregado a las autoridades carcelarias.

Pasó cuatro días en el hospital y regresó al penal, donde fue colocado en la enfermería. Según las autoridades, no podían trasladarlo a un centro de salud porque no estaba grave. El argumento era que ya nadie se moría de VIH y que con los fármacos era suficiente.

Además, culpaban a Joni de su estado de salud porque “no le echaba ganas”, ya que no se bañaba, en realidad, a causa de que no podía ponerse de pie, o tenía todo el cuerpo con llagas porque no le cambiaban la posición en la cama. No tenía todos sus medicamentos a la mano porque nadie se los pudo llevar de la celda donde estaba a la enfermería. Su familia le había comprado algunas cremas para los brotes y no se las ponían. Igualmente, a nadie le constaba si le daban sus medicamentos antirretrovirales. Él recibía pastillas pero no sabía para qué eran.

Desde aquel abril hasta agosto, Joni paso la mayoría de su tiempo en la enfermería, o de manera esporádica, en el hospital Las Américas, a donde era enviado a pesar de ser un nosocomio sin especialistas en el área de infectología. Nunca volvieron a enviarlo al Capasits, a pesar de que éste se ubica al lado del hospital.

Los reclamos eran constantes de parte de la familia y también de Letra S, organización que lo acompañaba. El personal del área de salud les dijo que con unas leches fortificadas “se iba a levantar”. Ya no se supo si el método propuesto sería útil. Él murió el 27 de agosto de 2015, cuatro días antes de la reapertura de su caso a revisión ante la serie de irregularidades encontradas, como el hecho de que nadie lo había señalado directamente.

Se pierde la libertad, no los derechos
Según la Cartilla de Derechos Humanos de las personas que viven con VIH o Sida en reclusión, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, “toda vez que los internos y las internas están bajo la custodia del Estado, éste tiene la obligación de facilitarles la información, la educación y los recursos necesarios para evitar la infección. En el caso de las personas que viven con VIH o con sida, además de proporcionarles información para su mejor cuidado, deberá permitírseles acceder al servicio médico y a los medicamentos necesarios para su tratamiento. Las personas privadas de su libertad tienen derecho a recibir una atención médica de la misma calidad básica que la que pudieran recibir si estuvieran en libertad”.

Se plantea también que el interno no debe sufrir ningún tipo de discriminación mientras se encuentre privado de su libertad, que cada persona puede decidir si se le practica la prueba de detección del VIH y tiene derecho a que el resultado sea conficencial.


Sexualidad ES

Asfixia erótica

El impulso humano es acercarse siempre al límite. Ahí, en ese borde, se encuentra la hipoxifilia o asfixia erótica.

Esta práctica consiste en disminuir o cortar momentáneamente el oxígeno de una persona, con fines de goce sexual. Se basa en la idea de que las endorfinas (neurotransmisores cuya principal función es inhibir el dolor) aumentan a medida que se acerca el estado de asfixia. Sin embargo, algunos sexólogos se inclinan más por la explicación de que la reducción o total falta de oxígeno potencializa la falta de aliento que normalmente se experimenta durante el orgasmo –momento en que se tiende a contener la respiración– y así se crea una ilusión sensorial de que el clímax es más intenso.

La hipoxifilia estuvo probablemente influida por las ejecuciones en la horca que comenzaron a realizarse hace ya varios siglos. Algunos testigos de ahorcamientos públicos deben haber notado que los varones ejecutados desarrollaban una erección, que algunas veces se mantenía tras la muerte y en ocasiones incluso llegaban a eyacular. Sin embargo, se dice que la eyaculación en las víctimas de la horca, si ocurre, es debida a la relajación muscular al morir.

Sea que se ejecute solo o acompañado, la hipoxifilia implica un riesgo que puede salirse de las manos. Quienes la practican pueden sufrir desde desmayos hasta la muerte. Por supuesto, no es lo mismo apretar un poco el cuello de la pareja en el momento del clímax que constreñirlo con un cinturón hasta que la persona se ponga morada. No obstante, al calor de la excitación y en un momento tan explosivo como el orgasmo, es fácil perder el control.

La asfixia
Jam Montoya



S U B I R