Cultura
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Santiago Trujillo pide recuperar la esperanza

Llenémonos de arte o nos comerá la violencia

Las revoluciones del siglo XXI son culturales, asegura el experto colombiano a La Jornada

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Fátima, Aitiana y Mitzy, fotografía incluida en la exposición Madres ConArte generadoras de sueños, del colombiano Carlos Saavedra, que fue inaugurada la noche del miércoles en La Nana Fábrica de Creación e Innovación. La muestra se inscribe en el diálogo cultural de México y Colombia a través de ConArte e Idartes
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de octubre de 2015, p. 7

En situaciones de violencia hay que recuperar la esperanza y eso se logra movilizando el espíritu mediante el arte y la cultura, expresa Santiago Trujillo Escobar, director de Instituto Distrital de las Artes de Bogotá (Idartes).

Las revoluciones del siglo XXI son culturales o no son y son pacíficas o no son; tenemos que llenarnos de arte el corazón y la cabeza para poder transformarnos y revolucionarnos, porque si no nos va a comer toda esta violencia. Estamos muy violentos, muy estresados, y desesperanzados; entonces, hay que recuperar esa esperanza y eso se logra con una movilización del espíritu a través del arte, dijo a La Jornada después de la conferencia Arte y cultura para la paz, que ofreció la noche del miércoles en La Nana Fábrica de Creación e Innovación.

Hace tres años Colombia comenzó las pláticas de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Dentro de ese proceso la cultura ha tomado un papel relevante. Cuando no se da a niños y jóvenes la posibilidad de ejercer la libertad desde los lenguajes del arte, desde las potencias del deporte, y en general de lo que consideramos cultura, entonces es muy difícil tener una sociedad que se comporte civilizadamente, subrayó Trujillo, quien también es violinista y promotor cultural.

Resignificar el imaginario

–El proceso cultural que vive Colombia se da ya dentro de un camino hacia la paz. En México estamos en plena ola de violencia. En este contexto, ¿qué papel debe tener la cultura?

–Creo que la cultura es un espacio de la sociedad que llena de sentido y significado todo lo que sucede. Los artistas están para contar la guerra, denunciarla, para transgredir ese lugar de lo correcto y lo establecido y poder decir cosas que la sociedad necesita escuchar y que desde los canales establecidos no pueden obtener voz.

“También la cultura y el artista están para contar y traducir ese dolor en esperanza, con una perspectiva en el futuro, en soluciones posibles. La cultura es la que tiene que y puede transformar y construir la nuevas ciudadanías de la paz, entendiendo que desde el arte se puede construir, se pueden alimentar y se pueden fortalecer ciudadanías creativas, libres, con perspectiva de futuro, capaces de transformarse a sí mismas y entender desde una perspectiva más amplia el contexto en el que viven.

“La cultura lo que nos hace es ser personas decentes, sensatas, con la capacidad de entender cómo vivir en comunidad, por mejores cosas, y esa es la apuesta que puede dar la cultura no solamente a la sociedad mexicana sino a todas las sociedades.

Ese paso es muy difícil porque muchas veces queremos la paz fomentando la guerra y pensando que las soluciones muchas veces vienen de métodos coercitivos, porque finalmente la muerte, la violencia y las tensiones coyunturales de la guerra te obligan a eso, pero siempre hay que respirar profundo y en algún lugar siempre estará el arte y la cultura. Siempre estarán la potencia creativa de los discursos y los lenguajes del arte para resignificar el imaginario y podernos vender otra posibilidad, otra esperanza posible; eso es lo que estamos haciendo en Bogotá.

Se necesita además que haya políticas culturales, sin embargo muchas veces “la política cultural es no tener una política cultural. Cuando no hay políticas culturales y se hace de las artes algo paralelo a la sociedad muchas veces lo que ocurre es un divorcio entre la sociedad y las artes, entre aquélla y los creadores.

“Una paz posible es hacer que los artistas se reconozcan como sujetos sociales del cambio y que desde la independencia, la alternatividad, de cualquier manera que quieran contar su arte –y esto que no se trata de que sea solamente un arte social, comprometido– puedan ejercer la transformación social. Es un proceso de vincular mucho más al arte con la sociedad y sobre eso provocar transformaciones sobre todo en el ejercicio de la ciudadanía, porque ya no estamos construyendo ciudades, sino ciudadanos; no construimos países, sino proyectos de civilización, donde podamos ser seres humanos, hombres y mujeres con perspectiva de revolucionar y transformarnos a nosotros mismos.”

Después de la conferencia, a la que asistieron el embajador mexicano Luis Ortiz Monasterio, el encargado de negocios de la embajada de Colombia en México, Javier Bejarano Arias, y la directora de La Nana, Lucina Jiménez, se inauguró en ese espacio cultural la exposición Madres ConArte generadoras de sueños, del fotógrafo colombiano Carlos Saavedra.

La muestra, que se inscribe en el diálogo entre México y Colombia a través de ConArte e Idartes, concluirá en noviembre en La Nana (Segundo Callejón San Juan de Dios número 25, colonia Guerrero).