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Documental clama por la salvaguarda de la biosfera colombiana
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de octubre de 2015, p. a10

Bogotá. Colombia, magia salvaje, documental dirigido por el inglés Mike Slee (El vuelo de las mariposas y ¡Bichos! ), devela la riqueza poco explorada de la nación andina mediante 85 deslumbrantes locaciones. El cineasta, junto con un grupo de expertos en temas de biodiversidad, recorrió cientos de kilómetros y 20 ecosistemas para realizar 150 horas de grabación. La película se exhibió en Nabusimake, pueblo sagrado de los arhuacos en la Sierra Nevada de Santa Marta, lugar sin luz eléctrica en el que 500 nativos descubrieron la magia salvaje en una improvisada sala de proyección. Llamados también ika o iku, son un pueblo amerindio de habla chibchana que habita la vertiente meridional de esas elevaciones; en 2005 eran unos 22 mil y resguardan su propia lengua. El largometraje muestra escenas casi desconocidas de la geografía colombiana, desde las lluviosas selvas del Chocó, considerada una de las regiones más exuberantes del planeta, hasta los picos níveos de la caribeña Sierra Nevada de Santa Marta, mayor formación litoral del mundo. La lente captó los secretos de las islas Gorgona y Malpelo, y peculiaridades del archipiélago de San Andrés afloran asimismo en la cinta, que clama por la conservación del rico patrimonio natural del país cafetero. Las amenazas derivadas de la deforestación y prácticas mineras indiscriminadas asoman también en la propuesta audiovisual. En sus dos primeras semanas en cartelera el documental completó más de 800 mil visitas y se ubicó en el lugar cimero entre la preferencia de los espectadores, superando a cintas como Maze Runner o Everest, grandes producciones de Hollywood, según cifras de Cinecolombia, su principal distribuidor. Tuvo un costo de 3.5 millones de dólares y el dinero recaudado se donará a la educación de los niños colombianos, anunciaron sus promotores. Slee aceptó el reto de dirigir el proyecto sin conocer el país. Mi objetivo fue enamorar a los colombianos, lograr que reaccionen y protejan su mayor tesoro, a partir de la emoción que provocan las imágenes logradas.