Opinión
Ver día anteriorSábado 3 de octubre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Los de abajo

La isla de Holbox

U

n mar azul turquesa transparente, limpio, tranquilo, por el que se camina sin olas, casi sin ruido, como en una enorme alberca en la que sobrevuelan las gaviotas, rodea la isla de Holbox, en Quintana Roo. Por una ensenada de 12 kilómetros aún virgen se pasean los flamingos; es una estampa que representa el paisaje que predominaba en el resto de la isla hace 10 años, cuando aún los inversionistas no le veían futuro. Pero fue descubierta. Grupos empresariales visitaron el paraíso y desde entonces, con base en engaños y argucias, se quieren quedar con estas playas donde se planea un millonario complejo turístico. La flora y la fauna endémica no importan. Ya se vieron.

Nivardo Méndez Villanueva, líder de los 70 ejidatarios que demandan a los grupos empresariales Ara y Ponce, recuerda que hace una década Holbox era limpia, con mucha paz, viviendo con cosas y situaciones precarias de la modernización. Pero al final, felices. Hoy los ejidatarios están divididos. Y aún entre los que permanecen de un lado hay diferencias. El grupo empresarial Ara y la familia Ponce, poderosos en la península, llegaron para quedarse. Y les hubiera sido menos difícil si no engañan e intentan despojar de más tierras de las que de por sí les vendieron algunos ejidatarios.

De 116 ejidatarios, 70 vendieron a los empresarios. El resto no vendió, porque no se mostraban todas las condiciones jurídicas visibles. Algunos vieron dos cheques por cinco millones de pesos y firmaron. Llevar progreso, oportunidades, trabajo e infraestructura, además de dinero, a la isla fueron las promesas.

Holbox nos agobia hoy por la sobrexplotación de una isla tan pequeña, de las especies marinas, como el tiburón ballena. Nos agobia la basura, el divisionismo. Ahora hay mucha gente foránea, destrucción del hábitat de flamingos, de pelícanos blancos, de manatíes, de todas las especies. Todo eso nos empieza a mover, reconoce Nivardo Méndez.

Los holboxenos viven de la pesca, aunque los servicios turísticos se mueven ya con mucha fuerza porque dejan bastantes ingresos. Los ejidatarios, dice, también quieren crecer, pero no con el engaño. El progreso, además, no los incluirá, pues como en muchas otras partes del país, pueden terminar cargando las maletas de los turistas en las que fueron sus tierras.

Octubre es importante para el proceso jurídico que enfrentan desde hace cinco años, pues se espera que el Tribunal Unitario Agrario con sede en Chetumal emita una nueva resolución que ordene que los 70 ejidatarios que fueron separados ilegalmente vuelvan a ser considerados. De este punto emana todo el fraude.

www.desinformemonos.org