Sociedad y Justicia
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UNAM: cambio de rector y ¿cambio de rumbo?
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ara los que fuimos formados o trabajamos en la UNAM la institución se nos cuela por la piel y acabamos enamorados de ella. Por eso somos reacios a criticar y no nos gusta cuando oímos críticas que de inmediato descalificamos, especialmente cuando vienen de fuera. La designación del nuevo rector es una gran oportunidad para discutir los problemas que enfrenta la universidad y que la están afectando muy seriamente.

Un dato que nos habla de la excelencia académica son los rankings de universidades a nivel mundial. Tomando datos de la propia UNAM en los últimos rankings mundiales (1), ha sido gradualmente desplazada por otras universidades. A nivel Latinoamérica la Universidad de Sao Paulo aparece arriba; es decir, la máxima casa de estudios ha perdido el lugar que ocupaba como la mejor universidad de AL. Es obvio que en varias areas de conocimiento nuestra universidad nacional ha dejado de tener un papel protagónico. Más aún: China, Corea y Nueva Zelanda han logrado en un par de décadas colocar algunas de sus universidades entre las primeras del mundo, partiendo de instituciones débiles y de poca tradición.

En los años 50 y 80 la UNAM fue el gran instrumento de ascenso social: los jóvenes sabíamos que ingresar a ésta y terminar una carrera traían consigo oportunidades laborales que garantizaban una vida cómoda de nivel clase media alta, con casa propia y la posibilidad de mantener una familia con holgura. La situación ha cambiado 180 grados. Los jóvenes ahora tienen dificultades para obtener un trabajo y si lo consiguen es, por lo general, mal remunerado.

Desde luego que la Univer- sidad Nacional Autónoma de México no es responsable del deterioro social y la falta de oportunidades; sin embargo, correspondería a ella ajustarse a los tiempos para incrementar las posibilidades de éxito a sus egresados. Aun cuando hay muchas excepciones, el estudiante egresado de la UNAM se queda corto en las habilidades fundamentales requeridas en el mercado laboral moderno. El conocimiento técnico no se complementa con habilidades como escribir, la capacidad de comunicación y el dominio de un segundo idioma. Ahora, debe tener como misión fundamental formar estudiantes de alto nivel que logren insertarse con éxito al mercado laboral. Una buena proporción de sus estudiantes provienen de los sectores sociales menos favorecidos. Formarlos adecuadamente requiere un mayor y más coordinado esfuerzo y un mejor diseño curricular. Se requiere, para educar, más contacto personal de los estudiantes con los maestros. Hacer que los profesores sean verdaderos mentores además de mejorar oportunidades culturales y deportivas.

A su vez, la mayoría de los profesores de tiempo completo y particularmente los investigadores no consideran a la docencia como su principal obligación. En las universidades de primera línea en el mundo los estudiantes son el centro de la vida universitaria. Educar es lo primero y los estudiantes son la prioridad y ese es el secreto de las grandes universidades.

La UNAM, formada por Porfirio Díaz y redefinida por Vasconcelos, fue la suma incoherente de las escuelas profesionales existentes. Sin duda, el modelo se parecía más a las universidades napoleónicas integradoras de profesionales unidireccionales que al modelo sajón que trata de formar un individuo con bases más amplias. En los países sajones la formación profesional (como medicina y leyes) se da en el posgrado y se admiten estudiantes de todas las disciplinas. En el caso de la UNAM la estructura es de entidades académicas aisladas una de la otra. Cada facultad es universo burbuja lo cual estorba a la formación interdisciplinaria, que resulte en egresados con visión global y no restringida a un área del conocimiento. Un ejemplo extremo fue la creación de institutos de investigación separados de las facultades y se hizo con la intención de crear centros de investigación que no fueran contaminados por la agenda política de las facultades con capacidad de contratar personal. Institutos en la materia existen en todas las universidades de investigación en el mundo, pero no contratan académicos, sino que éstos pertenecen a los departamentos tradicionales.

En México la figura académica de investigador es diferente a la de profesor. Esta nomenclatura produjo una distorsión que alejó a muchos de los mejores académicos de las aulas. En ninguna de las mejores universidades del mundo existe esta disociación en la actividad del profesorado: el docente debe investigar y compartir el conocimiento. La principal función de una universidad es educar al nivel más alto y la investigación dentro de una universidad tiene por objetivo principal educar a los estudiantes en la frontera del conocimiento. Desde luego que la investigación en la universidad debe producir publicaciones de alto nivel y resultar en tecnología que pueda comercializarse; sin embargo, lo más importante es que las nuevas generaciones de profesionales logren desarrollar la tecnología en la industria e impacten en el progreso social y económico del país.

Por otro lado, la temática de investigación en la UNAM está en su mayoría definida por el interés personal del investigador y a menudo aislada de las necesidades del país. Los tópicos que se eligen no necesariamente son de frontera y están modulados por la necesidad de publicar para fines de evaluación de su trabajo. En paralelo, las exigencias de la evaluación son muy modestas y una baja productividad es aceptable. En la ciencia moderna los temas importantes son los que llevan a desarrollos tecnológicos, a la innovación, a la generación de trabajos y al desarrollo del país. La investigación en la UNAM debe ser reorientada alrededor de temas que impacten el progreso del país. La ciencia y la cultura aislados del contexto social no tienen sentido en el siglo XXI. Redireccionar la investigación es una de las grandes tareas del próximo rector.

En el actual proceso de sucesión, quien resulte el nuevo jefe nato (como lo define la norma) debe cubrir dos características imperativas: ser inclusivo y aceptar la pluralidad ideológica de los universitarios. El rector no debe gobernar con sus amigos, pues ya vivimos en el pasado una rectoría que clasificó a los universitarios en buenos y malos y se dedicó a excluir a los primeros y sólo los segundos participaban en el gobierno universitario. El resultado: tensión creciente que le estalló al siguiente rector provocando la huelga más larga y dañina que ha padecido la UNAM. La pluralidad que propiciaron los últimos rectores debe mantenerse como la base de la convivencia. Si bien los académicos de la UNAM proveen información valiosa sobre los problemas sociales y políticos país, no es necesario que el rector se pronuncie públicamente sobre todos los temas. En una universidad plural y diversa como la UNAM hay gran cantidad de opiniones y la del rector con toda su autoridad moral es una más y no necesariamente con toda la información técnica.

Ante el nuevo rector la Junta de Gobierno tiene un gran reto: en sus manos está identificar el rumbo al que debe dirigirse la UNAM. Ojalá esté a la altura de las circunstancias.

*El autor fue director del Instituto de Física de la UNAM y actualmente es profesor y jefe de departamento de Física en la Universidad de Texas en San Antonio y profesor afiliado de la UANL

(1) Revisar la base de datos de universidades iberoamericanas en los principales rankings internacionales 2015, proporcionados por la Dirección General de Evaluación Institucional de la UNAM.