Economía
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México avanzó cuatro lugares en el índice de competitividad global, afirmó el Presidente

Competencia como política de Estado para fomentar el desarrollo económico, plantea Peña
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El presidente Enrique Peña Nieto encabezó ayer en Los Pinos la Jornada por la Competencia. A su lado, el secretario de Economía, Ildefonso GuajardoFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Jueves 8 de octubre de 2015, p. 22

El presidente Enrique Peña Nieto afirmó que su gobierno mantendrá la competencia en todos los ámbitos de la vida del país como una política de Estado y para que se convierta en una herramienta de fomento al desarrollo de la economía, donde cada individuo pueda alcanzar sus metas y la realización de sus aspiraciones, porque cuando hay condiciones adecuadas para la competencia en los mercados, las empresas se ven obligadas a mejorar sus procesos, a reducir sus costos y a modernizarse. Todo ello en beneficio de los consumidores que reciben productos y servicios de mayor calidad y, sobre todo, a menores precios.

El mandatario encabezó la Jornada Por la Competencia, que organizó la Comisión Federal de Competencia (Cofece). Resaltó ahí que durante su gobierno, con las reformas estructurales se dio un impulso sin precedente a la competencia en todos los ámbitos de la vida nacional y se sentaron las bases para participar en mejores condiciones en el intercambio comercial internacional.

Sostuvo que a nivel internacional, nuestro país superó los temores que existían en torno a la competencia y la apertura comercial, e hizo referencia a la reciente declaratoria del índice de competitividad global del Foro Económico Mundial, donde México avanzó cuatro lugares, mientras en el subíndice sobre la efectividad de la política antimonopolio se adelantaron 37 posiciones. Creo que esto es consecuencia de las reformas estructurales, orientadas a impulsar el crecimiento económico y el adecuado funcionamiento de los mercados en nuestro país, dijo el mandatario.

Pero, aclaró, la competencia no es un fin en sí mismo, es un medio para ser mejores, para ser más productivos y para lograr que nuestra sociedad tenga condiciones de mayor prosperidad. Es el camino para superarnos en lo individual y en lo colectivo, para conquistar las elevadas metas que nos propongamos. Ese es el reto que tenemos como país: adoptar una nueva y sólida cultura de la competencia.

Barreras oficiales

En el mismo foro la comisionada presidente de la Cofece, Alejandra Palacios Prieto, dijo que la falta de competencia obedece no tanto a la conducta de los agentes económicos, sino a barreras impuestas desde las propias instancias del poder público en licitaciones, reglamentaciones y otras decisiones administrativas. Estas barreras suelen ser las más dañinas al proceso de competencia.

Palacios Prieto reconoció otros avances en materia de competencia, como que la Cofece haya realizado más de 200 análisis de concentraciones en diversos mercados, que representan un valor económico de 2.5 billones de pesos, equivalentes a 15 por ciento del PIB. Como parte de sus funciones, añadió, en los dos últimos años la institución a su cargo aplicó dos de las 10 multas más cuantiosas en la historia del país y el órgano a su cargo desarrolló capacidad para llevar 25 investigaciones simultáneas, 30 por ciento por arriba de la cartera de investigaciones que se procesaban hace dos años.

Mencionó que hoy tenemos un sistema de competencia más eficaz y creíble. Como muestra, en estos dos años recibimos 25 solicitudes de adhesión al Programa de Inmunidad; de estas solicitudes, 75 por ciento son empresas mexicanas que aceptaron ante la autoridad su culpabilidad en la comisión de prácticas anticompetitivas. La política de competencia del Estado mexicano, también comienza a dar resultados.

Por su parte, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, reconoció que México se abrió, hace más de dos décadas, a la competencia internacional a través del Tratado de Libre Comercio con un marco normativo deficiente en materia de competencia. En ese tiempo sólo contábamos con mecanismos ineficientes y sujetos a corrupción, como el control de precios, que generaban más distorsiones que las que pretendían solucionar. Fue precisamente la apertura la que nos dio un instrumento adicional para frenar especulaciones y precios exorbitantes en mercados concentrados, indicó.

Desafortunadamente, añadió, la primera Ley de Competencia Económica, aprobada en 1992, careció de origen de los instrumentos efectivos para luchar contra los monopolios, la preponderancia y la concentración indebida en los mercados”, y aunque esa ley fue una respuesta insuficiente a las exigencias de la apertura comercial, ya desde entonces quedaba clara la estrecha vinculación que debe haber entre la política comercial y la de competencia económica.