Entre las ruinas de una vieja vecindad en la colonia Doctores, delegación Cuauhtémoc, que resultó afectada por los sismos de 1985, 22 familias de escasos recursos sobreviven en espera de que el Instituto de Vivienda del Distrito Federal (Invi-DF) expropie el inmueble, que ha comenzado a caerse en pedazos.

Un dictamen de Protección Civil lo declaró inhabitable. El año pasado el techo del cuarto de una de las viviendas colapsó, por lo que el inmueble fue incluido, desde entonces, en un plan emergente del Invi, lo que a la fecha no se ha concretado.

La verdad el riesgo es muy alto, cada vez que tiembla salimos corriendo como estemos, con pijama o sin ella, porque nada más se oye cómo truena y en cualquier rato se cae, expresa Graciela Bustos, quien refiere que ya son tres las generaciones de la familia que han nacido y crecido entre los muros del vetusto inmueble.

De techos altos, vigas de madera y tapancos desvencijados, la vecindad catalogada por el INBA con valor artístico, ya dio lo que tenía que dar, debe tener como 100 años, se amoló con los temblores del 85, y desde entonces ya nadie le dio mantenimiento, resalta Inocencia Hernández.

Hay inquilinos que han habitado toda su vida en este inmueble, ubicado en Claudio Bernard 152. Es el caso de Alejandra Belmont, quien tiene 52 años y nació aquí. No es el arraigo el que la detiene, sino la falta de recursos para pagar una renta. Antes, cuando temblaba le decía a mis hijos métanse debajo de la mesa, ahora todos salimos corriendo. Estamos con el temor, pero ¿adónde nos vamos? ¿Con qué dinero? Si aquí también tengo a mi nuera y su bebé.

Después del sismo, en más de una ocasión han buscado el apoyo de las autoridades capitalinas mediante terceros, que lejos de ayudarlos los han defraudado. “Un señor vino, nos despelucó y ni siquiera nos registró en el Invi. Dábamos y dábamos cooperación y nada. Nos bailó como 100 mil pesos entre todas las familias. Venía y prometía, hasta que un día lo paramos: ‘Sabe qué, ya no le vamos a dar ni un quinto más, porque no vemos claro’. Desapareció y jamás volvió”, relata Graciela.

En la actualidad, los trámites ante el Invi los gestiona el colectivo Rosario Castellanos. Uno de sus representantes, Luis Javier Galván, asegura que ya cubrieron todos los requisitos y sólo falta la firma del decreto expropiatorio, lo cual esperan se realice pronto, ante el compromiso del gobierno de apoyar a los damnificados de los terremotos del 85.

En la delegación Cuauhtémoc, agrega, ya no hay campamentos, pero sí varios inmuebles catalogados de alto riesgo, que resultaron afectados con el sismo y en el que aún permanecen las familias.