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Fue una ejecución extrajudicial, pero nadie hace nada: padre de la víctima

Por órdenes de arriba, no consignan a ocho marineros acusados de asesinato

Al gobierno no le interesa la justicia y duele mucho tanta impunidad: Humberto del Bosque

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Funeral de Armando Humberto del Bosque, desaparecido durante dos meses por elementos de la Marina y encontrado muerto en un monte cercano a Colombia, Nuevo LeónFoto Sanjuana Martínez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 11 de octubre de 2015, p. 4

A Humberto del Bosque Gutiérrez lo atormenta la imagen de su hijo dentro del ataúd, en el funeral y luego en el cementerio de Hidalgo, Nuevo León, donde regularmente lo visita: “¿Qué hago con el cadáver de mi hijo? Lo ejecutó extrajudicialmente la Marina. Es un crimen de Estado, pero sus asesinos sólo están siendo juzgados por ‘desaparición forzada’, porque supuestamente no encuentran el arma. Han pasado dos años y los ocho marinos siguen libres, trabajando aún en la secretaría, ni siquiera los dieron de baja”.

La investigación AP/PGR/NL/DCSP/2086/C5/2013 por la desaparición forzada y posterior ejecución extrajudicial de Armando Humberto del Bosque, de 33 años, ocurrida el 3 de agosto de 2013 en Colombia, Nuevo León, concluyó hace seis meses, pero Elvira Reyes, la agente del Ministerio Público, no ha consignado por órdenes de arriba.

En estos dos años, Humberto del Bosque Gutiérrez ha perdido su trabajo, ha enfermado de gravedad y se ha visto obligado a exiliarse a causa de las amenazas: La Marina me hostiga, tiene intervenidas todas mis comunicaciones. Iban a mi casa a amenazarme. Toda mi familia tuvo que migrar para salvar nuestras vidas.

Durante meses veía el rostro de los verdugos en la calle, en los retenes de la Marina en esta zona de Nuevo León asolada por la violencia de Los Zetas. “Tenía que pasar por el retén todos los días. El capitán me decía: ‘Te vas a morir, hijo de la chingada. Te voy a partir tu madre, te va a pasar lo mismo que a tu hijo’… Lo de mi hijo es un crimen de Estado, pero sólo he recibido indiferencia absoluta. Al gobierno no le interesa que se haga justicia. Hay mucha impunidad. Duele tanta impunidad”.

El Estado protector

Humberto del Bosque Gutiérrez es licenciado en derecho y se ha dedicado en cuerpo y alma a la investigación del asesinato de su hijo. El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas abrió un expediente por desaparición forzada y ejecución extrajudicial, mientras la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), después de dos años de investigación, no ha emitido una recomendación, pese a tener acreditados los delitos: Ambos organismos encontraron elementos suficientes para que se consigne a los asesinos, pero la CNDH no quiere emitir aún su recomendación porque también están protegiendo a la Marina.

La investigación ha estado llena de irregularidades y secrecía, y dice que las autoridades no le permiten obtener una copia certificada del expediente ni copia simple. Los procesados son: Raúl Sánchez Labrada, capitán de fragata de la Armada de México, quien encabezó el operativo para presuntamente secuestrar a Armando Humberto; el teniente José Domingo Sánchez Salinas, los cabos Alfi Ahumada Espinoza y Carlos Adán Verdugo Amarillas, los marineros Ivanhoe Manuel Cisneros Chinchillas, David Sotelo Mendoza, Renato Juárez Arellano y el tercer maestre Eliseo Sánchez Patrón.

“Ellos primero lo desaparecen dos meses y luego lo matan. Es una ejecución extrajudicial, lo saben las autoridades y la Marina, lo sabemos todos, pero el gobierno los está protegiendo.”

Comenta que acude a la Procuraduría General de la República (PGR) dos o tres veces a la semana para seguir el curso de la investigación. En ningún momento se le permitió estar presente en los interrogatorios. El proceso está terminado, sólo falta consignar, constan en el expediente las evidencias necesarias y las pruebas suficientes para hacer la consignación. Hay bastantes elementos probatorios sobre la responsabilidad de los marineros asesinos de mi hijo y de por qué la Marina ejecutó a mi hijo, pero me dicen que hay órdenes superiores de la PGR en México de que no se giren las órdenes de aprehensión.

Luis Alberto Téllez, jefe inmediato de la dirección de control regional de Procedimientos Penales, simplemente da largas al asunto: “Me dice que por la relevancia del caso están esperando la consignación. Le he presentado varios escritos desde 2014 exigiendo la consignación, pero no me contesta ni siquiera por escrito. Es absurdo, las órdenes que tienen de arriba son: ‘no le muevas’”.

Añade: Hay bastantes contradicciones entre los ocho marineros, unos dicen, como el capitán, que a mi hijo nunca lo conocieron; otros que sí, pero que se les escapó en el Mustang, pero los policías de Colombia, Nuevo León, que participaron en los hechos dicen que efectivamente la Marina les da la orden de liberar a los delincuentes y dejarlos en custodia, pero mi hijo era la víctima, pues los había denunciado.

La connivencia

Aquel 3 de agosto, Armando Humberto fue a denunciar a dos vecinos que forman parte del cártel de Los Zetas por allanamiento de morada, robo y amenazas, pero la Marina, en lugar de aprehenderlos, detuvo al denunciante.

Precisamente, Humberto del Bosque Gutiérrez fue testigo de todo porque iba llegando a la comandancia cuando observó cómo los marineros lo bajaron del automóvil, lo tiraron al suelo, lo amarraron y lo subieron a una camioneta oficial de la Marina, mientras otro elemento de esta corporación se subió al automóvil del joven y se lo llevó.

Fue cuando Del Bosque Gutiérrez siguió al convoy hasta llegar a su campamento e identificar al marinero que dio la orden de detener a su hijo, el capitán Raúl Sánchez Labrada, que en ese momento admitió tener detenido a su hijo y que incluso le dio su tarjeta, diciéndole: Estoy checando las versiones de las partes. Luego le llamo para decirle cómo está el asunto. Retírese a su domicilio.

Después de algunas horas se presentó de nuevo al lugar y preguntó por su hijo, pero el mismo capitán Sánchez Labrada le dio una respuesta sorprendente: Tu hijo no está aquí, ni siquiera lo conozco. Y después de dos meses fue encontrado muerto en el monte, muy cerca de las instalaciones de la Marina. Los restos no le fueron entregados hasta el 25 de octubre.

Para Del Bosque la única explicación de estos hechos es una: “Es obvio, la Marina protegía a Los Zetas. Los delincuentes que mi hijo había denunciado negaron siempre los hechos, es hasta ahora cuando aceptan que efectivamente detuvieron a mi hijo y que a ellos los llevaban también detenidos, pero los marineros les dijeron: ‘ustedes váyanse’”.

Explica que en el expediente han quedado registradas las conversaciones que los marineros sostenían con los delincuentes, pertenecientes al cártel de Los Zetas: El capitán tenía conversaciones con los ellos, le daban dinero, trabajaban juntos.

En la indefensión

A consecuencia de las graves amenazas, Humberto del Bosque Gutiérrez vive con medidas cautelares. Dos escoltas lo vigilan día y noche. Antes se dedicaba a la minería del carbón con sus dos hijos. Su insistencia en exigir justicia y continuar con tenacidad el desarrollo de la investigación ha provocado que perdiera clientes y se viera en la necesidad de cerrar el negocio.

Desde la ejecución extrajudicial de mi hijo todo ha ido para abajo, en lo moral, en lo económico, en todos los aspectos. Mi trabajo depende mucho de las autoridades por los permisos de explosivos. Les cotizaba a las empresas, pero no me querían dar trabajo. Definitivamente, no quieren involucrarse con gente que tenga problemas con las fuerzas armadas. Estoy en la ruina.

Desde 2013 la CNDH le otorgó la condición de víctima, pero la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), dirigida por Jaime Rochín, ni siquiera le ha entregado la ayuda para los gastos funerarios de su hijo. Las medidas de asistencia y ayuda inmediata no llegan porque se tardan meses en evaluarlo y la verdad es que no les interesa. Me mandaron a un hotel de tercera, sólo una noche, sin alimentos y eso porque insistí mucho, si no, ni eso. Tengo escoltas, pero los mismos muchachos se quejan porque no les dan los medios ni los gastos para moverse ni vehículo adecuado, nada. Andamos en un Tsuru viejito. Hace dos meses pedimos llantas y no se han autorizado. Esas son las medidas cautelares.

Su vida es cada día más difícil: Estoy amenazado de muerte por la Marina y por delincuentes que ellos mismos encubren. Definitivamente, al Estado mexicano no le conviene hacer más ruido de lo quemadas que ya están las fuerzas armadas, en este caso la Marina, con pruebas de que tienen participación en ilícitos tan graves como el homicidio que cometieron y sus nexos con los narcotraficantes.

Emocionado por el recuerdo de su hijo y su asesinato aún impune, añade: Tengo que seguir luchando por la justicia. Yo pensaba que ciertas instituciones del gobierno estaban mal, ahorita ya nos dimos cuenta que la podredumbre es generalizada.