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La novela narra un periodo histórico, entre 1917 y 1913, en Cataluña; la presentó en el Zócalo

Taibo II destierra el miedo a la épica proletaria con Que sean fuego las estrellas
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Taibo II en la presentación de su libroFoto Roberto García Ortiz
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Taibo II con Armando Bartra y Héctor Díaz-Polanco en la conferencia América Latina, en la feria del libro del ZócaloFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de octubre de 2015, p. 9

Paco Ignacio Taibo II reveló en la Feria Internacional del Libro en el Zócalo la historia oculta de su libro más reciente: Que sean fuego las estrellas. Y éste tiene varias, afirmó.

¿Por qué este miedo a la épica proletaria que no está de moda?, preguntó en medio del foro, donde dio a conocer su novela sobre una epopeya de la lucha anarco sindicalista. Publicada por Planeta, narra un periodo histórico, entre 1917 y 1913, en Cataluña, España, con el gran movimiento obrero de Barcelona como protagonista.

Una experiencia organizativa, sólo proletaria, sin intelectuales ni clase media. Dos abogados, dos periodistas por ahí, en medio de un millón de trabajadores en una región de 4 millones de habitantes.

Protagonizaron algunos acontecimientos que hoy dejan con la boca abierta, describió Taibo II, acomodado entre sillones blancos, cigarro y su inseparable refresco negro.

Para explicar el título recitó a Oscar Wilde: Todos vivimos en el fango, pero algunos miramos las estrellas. Taibo II, miembro de la Brigada para Leer en Libertad, al relatar su encuentro con ese libro de poesía, en su camino al baño, se dijo orgulloso del tema, que había que contar, y del título de este nuevo libro, basado también en una frase de Shakespeare, que dice: Duda que sean fuego las estrellas.

El escritor e historiador contó que en los años 70, después de haber sido activista sindical durante cuatro años, se fue a España a escribir sobre la revolución del 24. Quedé fascinado por una historia que en aquella época no estaba de moda.

Durante 30 años reposaron en su cochera las cajas con el contenido de una profunda investigación que hizo entre archivos y periódicos viejos en Barcelona.

En ese entonces se dio cuenta de que no sabía cómo escribir la epopeya proletaria sin que sonara a socialismo demagógico o estalinismo chafa; no sabía contar. ¡Es muy jodido el asunto!, lamentó. Se puede hacer épica de los jinetes azules contra las cargas de los siux, con los espartanos rodeados por la barbarie persa, pero no épica de clase obrera, de la oscuridad de la fábrica, de la organización subterránea desde abajo con personajes muy colectivos. Entonces, el joven escritor empezando a ser historiador no sabía.

A principios del año pasado se produjeron tres disparadores. El primero, la publicación de una novela de Andreu Martín, ambientada en esos mismos años, que refrescó toda la historia. Y luego, la represión a los estudiantes en México, con la campaña infame en algunos medios de comunicación sobre los anarquistas.

“Me daban ganas de decir: ‘mira, anarquista era Ricardo Flores Magón y es un héroe de la patria. Ponte de pie. Esta descalificación del anarquismo, al que se identifica como aventador de bombas molotov y destructor de semáforos sin ningún contenido ideológico, es verdaderamente infame”, comentó.

El tercer detonante, que ya había aprendido a hacer historia narrativa. Al final, entre los comentarios de asistentes, una nutrida fila de personas se alborotó para comprar la novela y los videos de la serie documental de Taibo II, Los nuestros. “La insurrección”, le gritaron. Son mis lectores. No hay pedo, espetó desde el micrófono.