Opinión
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Balance de la Jornada

Osorio llega en medio de la fiesta

Rafael Márquez, horas extras

E

l hombre que a los 22 años trabajó como ilegal, afianzando un taladro eléctrico y abriendo calles en Nueva York, llegó al timón del Tri en medio de una jornada sabatina que puso de fiesta al futbol mexicano. Juan Carlos Osorio superó obstáculos, dio pasos de gigante y a los 44 ya le decían en Inglaterra, en el Manchester City, lord o sir.

Osorio, el estratega colombiano que en cada curso sacó siempre las máximas notas, que habla inglés, italiano, portugués y español, y que desdeñó dirigir a selecciones como las de Honduras, Colombia, Panamá, Canadá y Costa Rica, tiene entre sus manos un reto que cobró dimensiones mayores a partir del sábado.

Ricardo Ferretti supo de antemano que Juan Carlos lo iba a suceder y, ante el rechazo casi generalizado hacia el colombiano, pidió darle el beneficio de la duda. El técnico de los Tigres trepó al Olimpo y conquistó a los aficionados tras ese partido delirante y con tintes cardiacos, ciertamente él no da partidos moleros, y además ganó al estilo Tuca, con ese obús remitido por Paul Aguilar que hizo recordar los trallazos del brasileño naturalizado mexicano con la playera de Pumas.

De cualquier forma, en la mente de los futboleros, y sobre todo en la sede de la FMF, hay tranquilidad, porque queda la idea de que en caso de que a Osorio se le indigeste la fase eliminatoria –ese largo trecho de aquí a Rusia 2018–, sólo habrá que voltear la cabeza hacia la cueva de Zuazua y hacerle la ronda a Ferretti, que con la satisfacción del deber cumplido tendrá un juego relajado ante Panamá.

Osorio llega cuando parece que nadie lo necesita, la casa está de plácemes. El equipo mayor vive en armonía plena y con el orgullo bien puesto, por si las cosas no hubieran quedado bastante claras en la pasada Copa Oro, cuando a trompicones se ganó el título de la mano del Piojo Herrera. La noche del sábado se esclareció aún más el panorama y el Tri dejó al futbol varonil de Estados Unidos inmerso en una crisis.

No obstante, hay mucho por trabajar. Es increíble tener un dominio tan claro, que el Chicharito Hernández haya fallado al menos una opción clarísima, y ganar en la agonía, sufriendo a más no poder. Urge un mandón en la defensa, Rafael Márquez vive horas extras y no se ve a su relevo… Y –ojo– sigue siendo admirable la contundencia de Estados Unidos, que llegó contadas veces y marcó dos.

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Ricardo Tuca Ferreti conquistó a los aficionadois en su breve interinatoFoto Jam Media
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El técnico Juan Carlos Osorio tiene un gran reto al llegar al TriFoto Jam Media

El ex volante Osorio es la antítesis de Miguel Herrera. Aquel: dicharachero, bromista e impulsivo; éste, sereno, reflexivo, estudioso y de conversación mesurada, pero eso y mucho más requerirá el técnico, de 53 años, para superar o igualar el juego seductor, emotivo y convincente del equipo que conquistó el boleto a la Copa Confederaciones 2017.

Ciertamente no es nuevo en el futbol mexicano; su paso por el Puebla no tuvo trascendencia, pero mucha culpa de ello radicó en la directiva camotera, cuya lucha cupular –con la eterna injerencia del gobierno local– resulta desgastante para cualquiera.

La Sub-22 también dejó buen sabor de boca. Mucho mérito tienen equipos como Pachuca y Chivas, porque se han atrevido a dar minutos a jugadores jóvenes que hoy ya muestran importante bagaje.

Los Tuzos se han aplicado con seriedad, ya hacen ruido jóvenes como Juan José Calero y Luis Enrique González, entre otros. El equipo hace una búsqueda constante de talentos en todo el país, los lleva a la Casa Club Pachuca con gastos pagados, y en cuanto puede les da salida ya sea con Linces de Tlaxcala, Real Sociedad de Zacatecas, Pachuca o León. Todo un feudo... El resto de los equipos, ahogado por la exigencia de resultados da prioridad a foráneos y saca talentos a cuentagotas.

La selección dirigida por Raúl Gutiérrez aseguró el boleto a Río de Janeiro 2016, donde defenderá el oro conquistado en Londres. Pero los juveniles quieren entronizarse en la región con claridad y vencer el martes a Honduras en la final del Preolímpico.

El Jefe Tomás Boy tiene enfrente una labor titánica: zarandear la hamaca que mece a los adormilados –bien pagados y bien comidos– jugadores cementeros, aunque ello implique dominar su carácter y buscar alianzas con Gerardo Torrado y Christian Giménez.