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Brindar mejores condiciones de vida es otra forma de combatir el narco

Descarta que el modelo económico sea causa de la pobreza en el país

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José Antonio Meade, secretario de Desarrollo Social, defiende el resultado que han dado los programas sociales aplicados desde hace al menos 20 años. No son maquillaje, aunque se ajustarán, ya que se reconoce que aislados no son suficientesFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de octubre de 2015, p. 11

El titular de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), José Antonio Meade Kuribreña, señala que si no se generan mejores condiciones de vida para las familias no se tendrá éxito en el combatir el problema del narcotráfico. Esta actividad, que se presenta en estados con alta marginación, como Guerrero y Veracruz, sí inhibe el desarrollo y genera pobreza.

Reconoce que no es un buen resultado que México sea la economía número 13 a escala mundial, cuente con infraestructura y desarrollo, y al mismo tiempo haya una realidad lacerante, con millones de personas sin vivienda digna y sin acceso a la salud. Considera que hay un rezago ancestral, aunque apunta que el modelo económico no es la causa de que casi la mitad de mexicanos vivan en la pobreza.

Defiende el resultado que han dado los programas sociales aplicados desde hace al menos 20 años. No son maquillaje, aunque se ajustarán, ya que se reconoce que aislados no son suficiente. Se buscará una vía para la inclusión productiva y se crearán distintas políticas públicas para cada región, anuncia en entrevista, alrededor del mediodía en sus oficinas en Paseo de la Reforma.

Titular de cuatro secretarías de Estado

Meade Kuribreña, doctor en Economía, durante los pasados seis años ha sido titular de cuatro secretarías: Energía, Hacienda, Relaciones Exteriores y, desde hace dos meses, Desarrollo Social. Antes estuvo al frente de áreas vinculadas al sector económico, como la Dirección de Financiera Rural y la subsecretaría de Ingresos.

–Es mexicano uno de los dos hombres más ricos del mundo y en contraste hay zonas en condiciones similares a las de países africanos más pobres, ¿el modelo económico es el que ha llevado a esta desigualdad?

–El modelo económico nos ha permitido generar condiciones de estabilidad, necesaria para abatir la pobreza. No hay peor enemigo del desarrollo que la inestabilidad, la inflación, la carencia de ingresos. Lo que nos toca es preocuparnos por el tema del empoderamiento, y en esto nos falta mucho. Lo que falta es incompatible con un país como el que hoy ya tenemos. No es un buen resultado que tengamos la economía 13 a escala mundial, ni que tengamos la infraestructura, el potencial, el desarrollo de crecimiento y al mismo tiempo una realidad lacerante: mexicanos que siguen sin tener vivienda digna, sin tener acceso a la salud, niños que siguen sin ir a la escuela.

–Ya van 20 años de programas de transferencias condicionadas ¿cuáles son los avances? Un ejemplo: Chalco Solidaridad, se apostó a este esquema. Pero es un lugar que no superó sus condiciones de pobreza.

–Depende. Es difícil generalizar. Reconociendo que las cifras tienen atrás un rostro humano. Cuando decimos: 2.5 millones no van a la escuela. Se trata de un niño que probablemente por razones de falta de oportunidad, por razones de violencia, de distancia, no tiene acceso a ese derecho. Pero ya sabemos dónde está. Sabemos cuántos niños hay en Chalco. Por tanto podemos evaluar.

En materia de abatimiento de carencias (de acceso a calidad y espacios de vivienda, servicios básicos en la vivienda, educación, seguridad social, salud y alimentación), la dirección sí es la correcta. Hay dos Méxicos: uno de oportunidades y dinámico, y otro con rezagos, ciertamente ancestrales, pero hoy inaceptables. Superar esas carencias implica que confluyan diferentes actores y distintas dependencias. Se abaten, no en la magnitud y velocidad que queremos, pero sí se están reduciendo. Las que quedan son inaceptables, pero son las menos.

–¿Será con los mismos programas? Tienen 20 años y no han dado un vuelco a esta situación de pobreza.

–Se ajustan los programas, se ajustan los enfoques. Se reconoce que los programas aislados no son suficientes. Se han tomado tres definiciones que son importantes. La primera de ellas es el reconocimiento de que la pobreza depende de muchos factores y, por tanto, son muchas las dependencias y la capacidad para atacarlos. Se trata de un enfoque que se ha aplicado desde que comenzó esta administración, con la coordinación de las acciones de esas distintas instancias. Por ejemplo, la Cruzada Nacional contra el Hambre se ha venido ajustando desde que se estableció, pasó de un enfoque territorial a uno personal.

“Otra medida que está por consolidarse es el reconocimiento de que los programas (asistenciales) por sí mismos no han sido suficientes para generar la inclusión productiva. El cambio de Oportunidades a Prospera da paso a que las familias atendidas puedan tener acceso a acciones productivas.

Esto se complementa por un tercer elemento, que es reconocer que no todas las regiones son iguales. Así como las personas que requieren un acompañamiento distinto en función de sus carencias, las zonas también requieren una política pública distinta, lo cual está detrás del planteamiento de las zonas económicas especiales. Son por lo menos tres enfoques diferentes. Es la posibilidad de lograr un resultado y convergencia más plena y dinámica de la que se ha tenido hasta ahora.

–Ante el tamaño del problema social que existe en el país, y en particular en ciertas regiones, ¿usted ve el nexo entre pobreza y narcotráfico? Por ejemplo, en la Montaña de Guerrero se cultiva amapola porque los recursos que pueden dar todos los programas no son ni una aspirina ante el tamaño del problema. Está el caso de Veracruz y el estado de México, en los cuales se concentra la pobreza.

–Oaxaca y Chiapas. No estoy seguro que haya esa relación causal. Se tiene que revisar caso por caso y la respuesta, la intervención y la coordinación específica de intervenciones en cada uno va a ser diferente. Y no cabe duda de que la presencia de narcotráfico, por la inseguridad que eso implica, es uno de los elementos que inhibe el desarrollo y genera pobreza. En consecuencia, una política que genere mejores espacios de seguridad, en un sentido amplio y no sólo vinculado al narcotráfico, es una política que al mismo tiempo genera mejores condiciones de desarrollo.

“Las intervenciones que se han venido haciendo han tenido impacto. Y me regreso a esos estados, en Guerrero, Michoacán, Veracruz y Chiapas. Si uno revisa indicador por indicador se ha generado progreso.

Si no somos capaces de que las familias lleguen a dormir a una vivienda digna, con agua, con drenaje, luz, y no tengan que compartir un cuarto ocho personas, no vamos a combatir el problema del narcotráfico. Desde esta perspectiva hay dos causalidades, claramente hay una correlación entre inseguridad y pobreza, y donde generemos mejores condiciones de acceso, habrá posibilidad de acompañar a la política de seguridad con una de actuación e intervención de la pobreza.

–¿Los programas sociales terminan por ser un maquillaje ante toda esta problemática?

–El que hace 15 años hubiera 57 millones de mexicanos sin acceso a un doctor y que hoy 36 millones puedan ir a una clínica, a un doctor y gocen de medicinas, no tiene nada de maquillaje. Aun en este rubro queda un reto importante en calidad, en oportunidad, pero el avance ha sido importante y sustancial. Nos quedan 12 millones de personas que llegan a dormir en viviendas que no son dignas. Es ofensivo, inaceptable, preocupante, dramático, pero en el 1.1 millón de familias que en dos años se avanzó en generar mejores condiciones no es una aspirina, es la diferencia entre ocupar una vivienda digna y no ocuparla.

Ejercer plenamente los derechos

–¿Hay una pobreza crónica?

–Hay un reto histórico, hay un reto ancestral. México ha venido batallando en este tema de carencias desde la Independencia. Desde antes. Hemos pasado por momentos de inestabilidad, de conflicto, hemos venido construyendo políticamente instituciones, y las que hoy tenemos permiten acreditar avances frente a un reto secular. Pero frente al México que tenemos y sus posibilidades, el que todavía haya personas con estos rezagos es un tema que a todas luces tenemos que corregir y enfrentar.

–En estos tres años que podría estar al frente de la Sedesol, ¿qué puede prometer?

–Que al final de ese periodo tendremos más mexicanos empoderados en el ejercicio de estos derechos.

–¿Revertir los dos millones en que ha crecido la pobreza en lo que va del sexenio?

–Hay diferentes elementos que generan la evolución. Hay temas que tienen que ver con precios, con ingresos. No están directamente vinculados con el ámbito de acción de la secretaría, pero lo que sí podemos es trabajar para asegurar que los mexicanos al final de esta administración tendrán mejor capacidad para ejercer plenamente sus derechos.