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En octubre de 2014 recibió llamadas telefónicas anónimas

Advirtieron a la Seido dónde se ocultaban guerreros unidos
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de octubre de 2015, p. 7

La Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) recibió en octubre de 2014 al menos seis llamadas anónimas en las cuales se advertía que integrantes del cártel Guerreros unidos que participaron en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa estaban ocultos en el estado de Morelos y en las comunidades Apetlanca y Tianquizolco, en Guerrero.

De acuerdo con la información desclasificada del llamado caso Iguala, hasta el ex secretario de seguridad pública de Cocula, César Nava González, se ocultó en esa zona guerrerense, al igual que Gildardo López Astudillo, El Gil, jefe regional de los Guerreros unidos.

Funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR) revelaron que el Ministerio Público Federal obtuvo indicios de que el hombre identificado como El Chuky, uno de los que presuntamente tuvieron más participación en los ataques contra los estudiantes normalistas la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, se oculta en esa zona de Guerrero.

En los documentos de la Seido que forman parte de la averiguación previa PGR/SEIDO/URIFMS/871/2014, se da cuenta de llamadas telefónicas realizadas por un hombre que siempre solicitó el anonimato y nunca pidió ser considerado para recibir una recompensa, y que durante los contactos que tuvo con los funcionarios de la PGR señaló que en la zona de Apetlanca y Tianquizolco se ocultó Patricio Reyes Landa, El Pato o El Terco, quien dirigió al grupo que supuestamente incineró a los normalistas, y con él, Salvador Chava Reza, otro miembro de Guerreros unidos.

De acuerdo con información proporcionada por los mandos de la PGR, se han obtenido datos que refieren que en la zona de Tianquizolco, Cuetzala y Zumpango, tras la desaparición de los normalistas, se han atrincherado varias células de Guerreros unidos y mantienen sus operaciones de cultivo y tráfico de mariguana y amapola, así como de goma de opio.

Los informes ministeriales y policiacos, señalaron las fuentes consultadas, refieren que parte de la familia de Marco Antonio Ríos Berber (sicario), originario de Chilacachapa, Guerrero, forma parte de la organización criminal y está vinculada con políticos de la región de Cuetzala.