17 de octubre de 2015     Número 97

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Cuba

La agricultura desde la perspectiva campesina y agroecológica

Ismael García Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP)


FOTO: Alberto Martinez Subtil

Con el triunfo de la Revolución Cubana el primero de enero de 1959 el campesinado cubano tuvo varios beneficios. El principal fue la firma de la Ley de Reforma Agraria, que se firmó el 17 de mayo de 1959. Los beneficios que trajo para los campesinos fueron acceso a créditos con bajos intereses, acceso a insumos para la producción, asistencia técnica, mercado seguro a precios justos para las producciones, la construcción de vías de comunicación, alfabetización y derechos gratuitos a la educación.

El 17 de junio de 1961 se constituye la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP). Fue fundada en el Recinto Ferial de Rancho Boyeros, en la ciudad de La Habana, por el comandante en jefe Fidel Castro Ruz, en la clausura del Primer. Congreso Campesino, al que asistieron más de dos mil campesinos de todo el país.

La ANAP está integrada por tres mil 343 organizaciones de base, que agrupan a 378 mil 349 asociados, de los cuales 17.4 por ciento son mujeres. Contamos con 24 mil 370 técnicos y tres mil 89 universitarios.

Nuestro país tiene una política donde los Congresos aprueban los lineamientos políticos y sociales que rigen nuestra sociedad. La creación de estos lineamientos implicaron un proceso en el que participó la ANAP, y todos los campesinos, desde la base, dieron sus opiniones, sus criterios. Y un lineamiento que destaca ahora es el 187, relativo a la agroecología. Este lineamiento establece: “Continuar reduciendo las tierras improductivas y aumentar los rendimientos mediante la diversificación, la rotación y el policultivo. Desarrollar una agricultura sostenible en armonía con el medio ambiente, que propicie el uso eficiente de los recursos fito y zoogeneticos, incluyendo las semillas, las variedades la disciplina tecnológica, la protección fitosanitaria y potenciado la producción y el uso de los bonos orgánicos, biofertilizantes y biopesticidas”.

Por otro lado, el XI Congreso de la ANAP, realizado entre el 15 y 17 de mayo de este año, aprobó 76 objetivos de trabajo que definen la política de la organización. Entre esos objetivos está la capacitación en temas de agroecología, por medio de un diplomado en agroecología y agricultura sostenible, y capacitación a directivos de la organización en temas de política ambiental y agricultura sostenible. En el período 2000-2014 se capacitó a dos mil 797 dirigentes anapistas.

También, entre los objetivos de la ANAP, están los convenios de trabajo que hemos celebrado con 32 centros científicos, universidades, asociaciones y otras Instituciones, con el objetivo de promover la aplicación o los resultados de la ciencia y la técnica a nuestros campesinos. Entre estas instituciones que trabajan con nosotros están el Instituto Nacional de Investigaciones Fundamentales de la Agricultura Tropical (INIFAT), que es rector del Movimiento de la agricultura urbana y suburbana. En su convenio con este centro, y dentro de este Movimiento, la ANAP tiene inscritas a dos mil 139 cooperativas, ocho cooperativas con la categoría de doble excelencia, 16 cooperativas de excelencia y 78 cooperativas de referencia nacional.

En las relaciones que tenemos con los centros científicos, destacan la generación de proyectos. Por ejemplo tenemos el Proyecto de Innovación Agropecuaria Local, coordinado por el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA), y que se desarrolla en diez provincias del país y 45 municipios; su objetivo es la capacitación y el aprendizaje implementados por estrategias municipales. Y sus ejes fundamentales son: diversidad genética y tecnología, que incluye la producción y diversificación de semillas; la transversalización de género; la adaptación y mitigación ante el cambio climático; el uso de alternativas tecnológicas que cuiden los recursos naturales y al medio ambiente, y el trabajo con los jóvenes.

El Movimiento Agroecológico de la ANAP tiene sus antecedentes en la tradición campesina desde el comienzo de la agricultura en Cuba, cuando se cultivaba sin la aplicación de productos químicos ni pesticidas. La visión de este Movimiento es ser el órgano asesor de los campesinos cubanos, dotándolos de las técnicas, experiencia y herramientas necesarias para materializar una producción agroecológica que satisfaga las necesidades de consumo y producción Y la misión del Movimiento es estimular la producción agropecuaria ecológica, rentable, que satisfaga las necesidades de la comunidad, en busca de una agricultura sostenible. Para desarrollar este Movimiento, la ANAP cuenta con 15 coordinadores provinciales y 144 municipales, asimismo ter mil 800 facilitadores y 33 mil 114 promotores. Esto nos permite desarrollar el precepto “de campesino a campesino”, y los resultados que hemos tenido son: aprovechamiento eficiente y racional de los recursos de la finca; producción estable y en armonía con la naturaleza, mejoramiento productivo agropecuario donde se reducen los gastos y aumentan los ingresos del campesino. Asimismo, apoyo a la integración de la familia y el protagonismo campesino, e impulso al desarrollo de la cultura local.

¿Qué incidencia tenemos con este Movimiento?: empleo de técnicas agroecológicas, enfoque de género, sensibilización a directivos y nuevos hábitos alimentarios. Los logros que obtuvimos con este Movimiento en 2014 fueron: la instalación en fincas de campesinos y cooperativas de mil 226 biodigestores; la producción de 25 mil 852 toneladas de humus de lombriz, beneficiando a 4 mil 667 hectáreas; la producción de 131 mil 188 toneladas de composta; la introducción de 174 sistemas de riego con paneles solares; la instalación de 553 arietes hidráulicos, y 176 viviendas electrificadas con paneles solares.

Una prioridad en nuestros objetivos de trabajo es la atención a los jóvenes. En coordinación con el Ministerio de Educación de Cuba, hemos desarrollado 145 campañas vinculadas a cooperativas para la orientación profesional y la formación vocacional de niños y jóvenes hacia el perfil agropecuario; dos mil 85 círculos de interés con 18 mil 899 niñas y niños; 189 aulas anexas en fincas de campesinos y cooperativistas vinculadas a 188 institutos politécnicos agropecuarios, donde los alumnos desarrollan parte de su formación y preparación técnico profesional.

Otras políticas que favorecen también es el trabajo en el ámbito de la salud: se brinda atención sistemática a 140 hogares maternos, 25 casas de niños sin amparo familiar, nueve centros de oncología, 14 pediátricos y 56 casas de abuelos. Además de donaciones especiales a menores con diferentes patologías, se donaron a estos centros mil 358 toneladas de cultivos varios y 2.4 toneladas de cárnicos en el 2014 y también se realizaron entregas de juguetes y ropa.

Las organizaciones de base atienden dos mil 248 consultorios del médico de la familia ubicados en sus áreas de acción, reparándose en el pasado año 676 y hasta la fecha se han remozado 619.

Por otro lado, en septiembre de 2008 se puso en vigor el Decreto Ley número 259 consistente en la entrega de tierras en usufructo a personas naturales y jurídicas. Hasta el cierre del año 2014 se habían entregado un millón 780 mil 486 hectáreas a 206 mil 114 personas transformándose el decreto Ley 259, en el 300 y 311, este último da la prioridad a la entrega de tierra a jóvenes, lo cual contribuye al relevo generacional en el campo.

Quiero terminar con esta cita de Fidel Castro: “Si se quiere salvar a la humanidad de esta autodestrucción, hay que distribuir mejor las riquezas y tecnologías disponibles en el planeta. Menos lujo y menos despilfarros en unos pocos países para que haya menos pobreza y menos hambre en gran parte de la Tierra. No más transferencias al Tercer Mundo de estilos de Vida y hábitos de consumo que arruinan el medio ambiente. Hágase más racional la vida humana. Aplíquese un orden económico internacional justo. Utilícese toda la ciencia necesaria para un desarrollo sostenido sin contaminación. Pagase la deuda ecológica y no la deuda externa. Desaparezca el hambre y no el hombre”.


Colombia

Notas de viaje

Óscar Gutiérrez
Movimiento Dignidad Agropecuaria de Colombia

Invitado por la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), con motivo de la celebración de su aniversario 20, participé en el Encuentro Internacional Economía Campesina y Agroecología en América, realizado en la Ciudad de México, y luego, entre el 2 y el 4 de septiembre, estuve en San Cristóbal de las Casas, estado de Chiapas, participando en el foro Vulnerabilidades, Desafíos y Estrategias de la Cafeticultura en Latinoamérica. En ambos eventos lo hice en mi calidad de director ejecutivo de Dignidad Agropecuaria Colombiana y como vocero de Dignidad Cafetera en Caldas. También estuvo Cesar Pachón, vocero Nacional de Dignidad Agropecuaria.

Los dos eventos abordaron temas de interés para los agricultores y los cafeteros de América Latina y en los cuales logramos identificar puntos de convergencia entre las diferentes organizaciones y acordamos crear una red de información y construir un espacio que nos permita adelantar acciones de oposición y crítica a los tratados de libre comercio ya firmados y a los que se negocian por estos días, entre muchos gobiernos del continente Americano y varios del área del Pacífico.

Tratados como la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP), el Acuerdo Amplio Económico y de Comercio (CETA), el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), el Acuerdo en Comercio de Servicios (TISA) generarán, sin duda, más daño no sólo a la producción industrial y agraria, sino a la soberanía económica de naciones como las nuestras. Por eso una de las conclusiones es promover, entre el 10 y el 17 de octubre jornadas mundiales de acción contra los tratados de libre comercio.

También acordamos promover actividades de los movimientos sociales frente a la próxima reunión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, un asunto que está afectando el ingreso, la producción y el bienestar de millones de productores agropecuarios, y que también daña los salarios y la capacidad de compra de los habitantes del mundo.

En el Encuentro en Ciudad de México, nos acercamos a un tema que reviste interés para los agricultores de muchos sitios de Colombia, y es la agroecología. Un asunto que no hace parte, estrictamente, de la agenda de Dignidad Agropecuaria pero que practican algunos de sus afiliados, ya sea de manera individual o como organización. Temas como el uso intensivo de insecticidas, agrotóxicos, fertilizantes, semillas transgénicas y otras usanzas propias de las prácticas agrícolas que impulsan las grandes trasnacionales productoras de agroquímicos fueron altamente cuestionados.

También la proclama del Encuentro condenó el modelo de producción agrícola que se basa en la privatización y extranjerización de la tierra de naciones como Colombia, concentración y presencia del capital financiero en la siembra de las tierras más fértiles, precios de monopolio y acaparamiento y especulación con los alimentos. Hicimos una referencia especial a la Ley Zidres que se tramita hoy en el Congreso. En todas las naciones se observan las importaciones de alimentos que arruinan a los productores locales y entregan el control, la comercialización y distribución de la dieta alimentaria básica a los grandes monopolios.

En el evento cafetero de Chiapas, me acerqué a lo que es el modelo de producción, venta y comercialización del café, sin presencia de instituciones que protejan a los cafeticultores.

Y la afirmación tiene que ver con lo siguiente: en México el café es el séptimo cultivo agrícola con mayor superficie cultivada y ocupa el puesto 12 como generador de valor en el agro. “La producción es predominantemente de arábiga y ha disminuido en los últimos diez años, debido entre otros motivos, a la disminución en el precio internacional, a la caída en su rendimiento por el agotamiento de los cafetos y a plagas como la roya, que actualmente afecta los cafetales en un 50 por ciento”, según dice el Reporte producción y mercado del café en el mundo y en México, del Centro de Estudios para el desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria CDRSSA, de noviembre de 2014.

Hay 543 mil productores de la rubiácea que en 2013 cosecharon cuatro millones 170 mil sacos de café de 60 kilos. Para este año esperan, por la afectación de la roya, una disminución en la producción a tan sólo tres millones 200 mil sacos.

La mayoría del café se produce en zonas con población indígena y según estudio del CDRSSA, “los predios cafetaleros del país han tenido un proceso sostenido de atomización, la superficie promedio por productor en 1978 era de 3.48 hectáreas y en 2004 se redujo a 1.38 hectáreas”. Pero, además, los municipios cafetaleros se caracterizan por la pobreza de su población, “siete de cada diez habitantes viven en condiciones de alta y muy alta marginación”.

Y, aunque sorprenda, más de 400 mil hectáreas estas sembradas con cafés especiales, algo que llama la atención de quienes criticamos a los que le apuestan a los cafés especiales como la redención del ingreso de los caficultores.

Deberíamos aprender de la experiencia mexicana, en donde, con todo y su cercanía a Estados Unidos, y con más de 60 por ciento de su producción en cafés especiales, se sufre al igual que el resto del mundo por el control de la comercialización internacional del grano por unas pocas multinacionales. En México, la compra y exportación está en manos de los coyotes, como llaman los campesinos e indígenas a los compradores privados, según me explicaron en el foro de San Cristóbal de las Casas. Otra parte la compran, benefician y exportan las cooperativas, casi todas indígenas y campesinas, pero, aun así, están sometidas al precio internacional y en esta temporada de precios bajos están, prácticamente, en lo que aquí llamaríamos punto de equilibrio.

Frente al pavoroso ataque de la roya -50 por ciento de infestación-, la acción estatal es más de apoyos parciales, focalizados y bastante clientelistas y electoreros, que de acciones fuertes, subsidiadas y generalizadas para controlar la plaga. No hay un instituto de investigación para el control y lo que están haciendo es resiembras con cafés catimor y aplicando “caldos” de oxicloruro de cobre.

Lo que me llamó poderosamente la atención es que son los caficultores solos, con sus pocos recursos y organizaciones, los que defienden sus cafetales y enfrentan la plaga, la caída de los precios y la acción de los coyotes. No es nada halagador, para su trabajo, la realidad que enfrentan y de ahí sus condiciones de pobreza y, en muchos casos, de miseria.

Muchas notas más tomamos en nuestra visita pero debo resaltar el acuerdo al que llegamos, con varios dirigentes latinoamericanos, de crear una red de información e intercambio de experiencias y volvernos a encontrar, en diversos escenarios, para ir construyendo una red que sea capaz de aplicar la máxima de que: “como el imperio globaliza la opresión, nosotros globalizaremos la resistencia”, buscando que nuestros pueblos alcancen la seguridad y la soberanía alimentaria como parte de la lucha por la soberanía nacional y el bienestar de nuestras naciones y de la humanidad.


Ecuador

Las organizaciones
campesinas e indígenas

Francisco Hidalgo Sistema de la Investigación de la Problemática Agraria del Ecuador (SIPAE)

El movimiento campesino e indígena ecuatoriano está duramente dividido frente al despliegue de un proyecto modernizador impulsado desde el Estado, cuya columna vertebral es una alianza fuerte entre el propio Estado y las grandes empresas de agronegocio: bananeras, floricultura, camaroneras, palmeras, cadenas de insumos y cadenas de supermercados.

En contraste, lo más vital del movimiento está alrededor de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), que incorpora no sólo a indígenas, sino también a sectores campesinos que demandan hacer realidad los acuerdos constitucionales de soberanía alimentaria, de redistribución de la tierra y el agua y de la plurinacionalidad e interculturalidad.

Modernización sin campesinos. El “retorno del Estado” al campo está principalmente alrededor de programas específicos: impulso a la producción orientada a la exportación, y agricultura bajo contrato (con kits de subsidio que llevan el paquete tecnológico transnacional), pero sin afectar el estatus quo rural.

Se profundiza la concentración de tierra y del agua y se fortalecen los mercados monopólicos. Por ejemplo, la nueva Ley de Tierras que impulsa el partido de gobierno no plantea una redistribución de la tierra, apenas afecta a las tierras estatales y da prioridad a la titulación. Su instrumento es un “fondo de tierras” y una reforma asistida por el mercado. No define límite máximo de tenencia de la tierra ni afecta la concentración.

Cooptación y represión. Lo más complejo es que a la par se promueve la división en los movimientos campesinos, a nivel nacional y local; hay cooptación y roles de subordinación frente a la política gubernamental; represión y persecución de dirigentes campesinos e indígenas.

Nuevamente en la lucha. En respuesta, hay un levantamiento indígena: en agosto de 2015, alcanzó niveles importantes en varias regiones, especialmente aquellas amenazadas por estrategias extractivistas (zonas de explotación minera), pero también las afectadas por estrategias de modernización (eliminación o restricción de producción y/o comercialización campesina, que termina dando ventaja a las grandes empresas y grandes cadenas de supermercados). También destacan las demandas de respeto a los derechos humanos, negativa a la reelección indefinida y contra el control estatal sobre las organizaciones.

Contexto internacional. Hay un escenario complejo: crisis de los precios de las commodities (materias primas agrícolas), dificultades por una economía dolarizada y reducción abrupta de la renta petrolera. El nuevo ciclo de la crisis empieza a golpear a los productores de materias primas, la fase desarrollista se torna regresiva y se enfrenta a los pueblos.

Pero es importante también destacar hechos positivos, por ejemplo, el despliegue de alianzas, por iniciativa autónoma de universidades y organizaciones campesinas para fortalecer la producción orgánica de las unidades familiares. Es el caso de la investigación y recuperación de plantas tradicionales de cacao de aroma fino, para mejorar la productividad asociativa de campesinos en la zona de Vinces, en la región litoral del Ecuador. Es un laboratorio de experimentación in situ donde los sujetos son las familias productoras.

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