Suele considerarse a la cultura como la panacea, la solución a todos los problemas sociales y políticos, reconstructora del tejido social, pero tal planteamiento es puesto en duda por el análisis de Andrea Barrios y Patricio Chaves en el libro Transformar la realidad social desde la cultura: planeación de proyectos culturales para el desarrollo, que se presentó en el Museo Nacional de Culturas Populares.

La obra es publicada por la Dirección General de Vinculación Cultural del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dentro de la Colección Intersecciones.

En entrevista, Patricio Chaves expresó que hay un discurso sobre la cultura, el cual propone que es relevante para el gobierno y para la sociedad. “Lo que ocurre es que eso desde el ángulo gubernamental no se traduce en recursos económicos, en presupuestos para promover realmente las expresiones y los proyectos culturales, entendidos como procesos de transformación de problemáticas sociales. Este libro lo que hace es promover una idea muy concreta: la cultura puede cambiar condiciones de vida y no es una expresión de la élite. La cultura no expresa sólo las bellas artes y es mucho más que eso, y tiene que ver con el capital simbólico de los pueblos.

Si el gobierno y las autoridades no se dan cuenta del valor que tiene la cultura, cuando hay un recorte presupuestal se pone en evidencia que los primeros afectados son los ámbitos culturales. Claro que saben de la importancia, pero no les importa. Se cruzan aspectos como el enfoque de la política gubernamental, casi siempre basada en una visión economicista que no da prioridad a la educación, la cultura y la comunicación. Se construye la política pública y la cultura está enfocada únicamente al evento, a la exposición, a una determinada expresión, pero no al empuje de la política cultural en general, con el respeto a la interculturalidad.

Limita y destruye

–¿El neoliberalismo es, por esencia, contrario a la cultura?

–Sí. No lo digo yo solamente. Hay investigaciones muy concretas sobre cómo visiones neoliberales de la política atentan fuertemente a las expresiones culturales de muchos sectores de la población. Los limita, los destruye. Esto tiene que ver con una visión homogenizadora y hegemónica donde se da mayor relevancia a lo económico que a otras expresiones de la sociedad.

Este libro está escrito para los sectores culturales, los promotores, los investigadores. Quisiéramos que lo leyeran los que toman decisiones en la materia de cultura pública, pues abre el campo de análisis de las políticas culurales. No me refiero sólo a las instancias de gobierno federal, sino estatal y municipal.

–De acuerdo con este libro, ¿la creación de una Secretaría de Cultura para sustituir al Conaculta es lo adecuado?

–Si la intención es solamente cambiar de nombre, de Consejo a Secretaría, si no hay cambios reales en política cultural, con la participación de los sectores sociales, de actores sociales comunitarios y de la sociedad en su conjunto, entonces no va a haber cambios. Así, crear una Secretaría de Cultura es irrelevante, secundario. Para nosotros no se trata de crear una, sino en replantear el enfoque de política cultural. Lo otro puede ser una especie de parche institucional que no beneficia en nada. Nada cambia.

Participaron en la presentación de la obra Andrea Barrios, Carlos García Martínez, José Antonio McGregor y Gabriel Sosa Plata.