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Tarde o temprano cometerá un error, y ahí estaremos

Se inicia nueva búsqueda de El Chapo, afirman marinos

Es como un juego de ajedrez, ahora le toca a él mover sus piezas

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A la zona donde se escondió Joaquín El Chapo Guzmán Loera sólo es posible llegar en camionetas de doble tracción o en motocicletas. En la imagen, camino al poblado Durazno, en la sierra de DurangoFoto Carlos Ramos Mamahua
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Periódico La Jornada
Miércoles 21 de octubre de 2015, p. 7

Bastantitas, municipio de Tamazula, Dgo.

El 17 de octubre pasado, 11 días después de que Joaquín El Chapo Guzmán Loera escapó de un comando de fuerzas especiales de la Armada de México, el alto mando naval reconoció que esa etapa de la búsqueda terminó y ahora, en nuevas circunstancias, empieza otra persecución.

Elementos de fuerzas especiales que tomaron parte en ese operativo señalaron lo anterior y explicaron que no tenía caso seguir a Guzmán por veredas y riachuelos, que sólo desgastan al personal naval sin tener la certeza de que se logrará el objetivo.

“Esto es como una partida de ajedrez –explicaron–; los marinos esperamos el momento que creímos adecuado para atraparlo, (pero) no se dieron las cosas.

“Ahora le toca a él hacer el próximo movimiento, pero las cosas son diferentes, porque se dio cuenta que pudimos ubicarlo y no sabe qué fue lo que le falló o si alguien lo traicionó.

Estamos seguros de que lo vamos a atrapar. ¿Dónde está?, eso nadie lo sabe, sostuvo el informante. Aseveró que tarde o temprano el fugitivo más buscado en el país cometerá un error y nosotros estaremos ahí.

El círculo contra El Chapo Guzmán comenzó a cerrarse horas después de su fuga del penal de máxima seguridad de Almoloya, ocurrida el pasado 11 de julio.

De acuerdo con información recabada por inteligencia naval, Guzmán Lorea escapó en avioneta a la ciudad de Culiacán, y después tomó otro vuelo a la comunidad de Bastantitas, enclavada en la sierra que forma parte del llamado Triángulo dorado de la droga. Ahí permaneció hasta el 17 de agosto pasado, fecha en que se movió a la comunidad Los Limones, de donde el pasado 6 de octubre escapó de un comando de fuerzas especiales de la Armada de México.

Los pasos de Guzmán Loera los siguió inteligencia naval desde la ciudad de Culiacán, donde rastrearon los posibles puntos en que se podría esconder el fugitivo más buscado del país.

Los marinos sabían que, por su propia naturaleza, Guzmán Loera necesitaba un sitio dónde vivir en el que tuviera señal de Internet, lo cual reducía las posibilidades del lugar en que podría esconderse.

Poco a poco los elementos navales fueron cerrando el círculo, hasta que pobladores de la sierra les dijeron haber visto hombres armados en Bastantitas (el caserío de 70 viviendas se divide en Basantitas el Alto y Basantitas El Bajo) y que, según los lugareños, El Chapo se escondía en una propiedad ubicada en el fondo de una vereda, en cuya entrada tenía un portal tubular de color blanco.

Cuando llegaron los marinos, Guzmán Loera tenía siete días de haber huido del lugar. Pese a que se conoce la zona como un área donde El Chapo es visto con simpatía, los lugareños no se mostraron ni se muestran agresivos o molestos con los marinos.

Algunos aprovechan la presencia del médico naval para recibir consulta y medicamentos gratuitos.

También interactúan con los marinos a partir de la venta de diversos productos y cigarros, aunque a precio de montaña, como dicen para explicar que tienen sobreprecio. En las tiendas del lugar un rollo de papel sanitario cuesta 30 pesos, y una cajetilla de cigarros, 70.

En este poblado, al que sólo se puede llegar en camionetas de doble tracción o en motocicletas, los helicópteros de la Armada son el principal espectáculo cada vez que aterrizan y despegan.

El único problema es que desde que llegaron los marinos la pista de aterrizaje (de menos de 400 metros de longitud) ha dejado de recibir avionetas.

Los marinos sospechan que eran utilizadas para transportar la mariguana y la goma de opio que se producen en la región.

Hoy el inmueble que ocupó El Chapo está ocupado por un destacamento de la Armada de México. Tiene una cabaña para alojar a unas 40 personas, con piso de tierra atizonado, paredes de madera y techo de lámina galvanizada.

Metros más arriba se ubica otra cabaña construida de madera en la que Guzmán Loera estuvo casi un mes.

Llama la atención que la cabaña tiene una puerta al frente y otra disimulada en la parte de atrás; incluso el baño –equipado con lavabo de color verde y agua corriente, regadera y un pequeño clóset portátil, en el cual penden ganchos azules– tiene una salida de emergencia a un lado de la ducha.

La cabaña es acogedora y se presume que hubo visitas femeninas, ya que se encontró ropa de mujer en buen estado.

Los datos recabados en el lugar permitieron a inteligencia naval ubicar otro inmueble en un lugar conocido como La Cumbre, donde Guzmán Loera se alojó unos días custodiado por casi 40 hombres armados.

Esa información también permitió seguirle el rastro, hasta que fue detectado en Los Limones, en donde un comando de fuerzas especiales de la Marina elaboró un plan para detenerlo, que resultó fallido.

El problema de siembra de droga en el Triángulo dorado sigue a pesar de que cada año las fuerzas armadas destruyen miles de plantíos de mariguana y amapola. Un sobrevuelo por las cercanías de Tamazula lo constata: cerros en los que predomina el color verde de la mariguana muestran los fuertes intereses que tienen los grupos de la delincuencia organizada, los cuales se preparan para la cosecha en las próximas semanas.