Opinión
Ver día anteriorViernes 23 de octubre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
De nuestras Jornadas

Peligro con nombre de mujer

A

diferencia de lo ocurrido con la tormenta tropical Manuel, que se abatió sobre Guerrero a mediados de septiembre de 2013 y cuyos efectos aún sufren extensos sectores de la población pobre del estado, en esta ocasión, ante el fenómeno que finalmente evolucionó al huracán que lleva por nombre Patricia, las autoridades gubernamentales han reaccionado con rapidez.

Hace dos años, ocupados con sus informes de gobierno, muchos presidentes municipales se desentendieron de los anuncios oficiales y de los reportes procedentes de zonas de riesgo que llamaban a tomar medidas urgentes para poner a salvo a la población civil. El resultado de esa omisión es de sobra conocido.

Las actuales autoridades municipales no han cumplido ni un mes en el cargo. Quizás a ello se deba su esfuerzo por hacer lo que les corresponde ante el riesgo de pérdidas humanas y materiales debido a Patricia.

En Acapulco, por ejemplo, la noche del miércoles fue cerrado el puerto a la navegación de embarcaciones menores y horas después, el jueves, a navíos mayores. También durante la noche una colonia de Chilpancingo ubicada en zona de riesgo fue evacuada.

En Tecpan y Atoyac –como seguramente ocurrió en otros municipios– personal de protección civil recorrió zonas de riesgo para alertar a la población sobre el huracán, que llegaría a nivel 5 aunque, según el Servicio Meteorológico Nacional, no tocará tierras guerrerenses.

Si bien los protocolos gubernamentales se pusieron en marcha en cuanto apareció la perturbación tropical que dio origen a este ciclón que afecta las costas del Pacífico, valdría que sociedad y gobierno tuvieran presente que ningún esfuerzo será suficiente para contener los devastadores efectos del cambio climático si la humanidad sigue por la destructiva ruta que tomó hace al menos dos siglos.

Además, este año el fenómeno conocido como El Niño –que también se relaciona con un calentamiento inusual, en este caso de las aguas oceánicas– ha sido de aparición tardía y efectos más duraderos, como en 1997, cuando el huracán Paulina dejó cantidades extraordinarias de agua, sobre todo en Acapulco, también en octubre y también con nombre de mujer.