Opinión
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La muestra

Las elegidas

Mustang

Foto
Fotograma de Las elegidas, cinta que se proyecta en la muestra internacional de la Cineteca
U

n asunto de familia. A la larga lista de cintas mexicanas, dirigidas por jóvenes talentos, que con oportunidad centran su atención en el tema de la violencia tanto doméstica como institucional en el país, se suma ahora Las elegidas, segundo largometraje de David Pablos (La vida después, 2012), una poderosa radiografía del negocio de la trata de mujeres y sus efectos devastadores en la vida de un grupo de adolescentes.

Si antes se había abordado con franqueza inusitada el tema del bullying escolar en Después de Lucía, de Michel Franco, o la espiral de horror que desata la guerra contra el narcotráfico en una familia, en Heli, de Amat Escalante, o el trágico involucramiento de un grupo de jóvenes en el tráfico clandestino de sangre propia y ajena en Te prometo anarquía, de Julio Hernández Cordón, lo que ahora propone Pablos es una historia de amor, en clave de thriller, donde la violencia se genera desde una célula familiar particularmente degradada. Una familia que opera como clan criminal, y donde el patriarca organiza metódicamente el secuestro de mujeres adolescentes, utilizando como carnada a sus hijos varones. La organización doméstica que perversamente transforma un cortejo amoroso en sometimiento físico y sicológico, luego en secuestro y explotación sexual mediante el chantaje, semeja un microcosmos de las vastas operaciones del crimen organizado en el país y de sus técnicas intimidatorias.

Esta exposición de las mecánicas delictivas predominantes en el país tiene su punto de partida en un relato de Jorge Volpi que el realizador ha transformado en guión contundente y ágil, aderezado con una historia romántica cuyos soportes emocionales más sugerentes son la frustración y el desasosiego de adolescentes enfrentados a una realidad que los rebasa y somete. Los personajes juveniles operan aquí como el barómetro preciso de una sociedad civil crecientemente vulnerada y atemorizada. Algo presente ya en la espléndida Heli, de Escalante, pero matizado aquí por una sobriedad narrativa que es ya el sello más distintivo en la primera obra de este joven talento. En un tema tan delicado como esta violencia que desborda el ámbito doméstico para volverse viral en todo el territorio mexicano, Pablos toma fuertes distancias con la sordidez y el tremendismo, tan endémicos en nuestro cine, prefiriendo un lirismo oscuro no exento de ternura. La apuesta es novedosa y atractiva, y así parece confirmarlo el reconocimiento en festivales que, con toda justicia, ha comenzado a conquistar su cinta.

Se exhibe hoy en la Sala 1 de la Cineteca Nacional, 15 y 20:30 horas.

Mustang, belleza salvaje

El encierro patriarcal. Una pequeña población turca a orillas del mar negro. En ese lugar, las tradiciones ancestrales se mantienen imperturbables bajo la severa vigilancia de las matronas y los jefes de familia. Mustang, belleza salvaje (Mustang), primer largometraje de la realizadora franco-turca Deniz Gamze Ergüven, egresada de la Fémis, refiere la historia de cinco hermanas huérfanas, cuya existencia cotidiana bajo la tutela de un tío autoritario y una abuela sumisa, se ve súbitamente trastornada cuando sus inocentes juegos adolescentes con sus compañeros de escuela son interpretados en el pueblo como una pérdida anticipada de la honra virginal y un motivo de vergüenza para sus protectores.

La realizadora elige para su narración el punto de vista de Lale, la hermana más pequeña, quien asiste a las primeras inquietudes románticas y eróticas de sus compañeras de juego, y a la creciente represión doméstica de que son víctimas cada una de ellas. La ortodoxia más estricta preside los rituales del hogar: matrimonios arreglados por la voluntad patriarcal, observancia severa de una conducta intachable y casta por parte de las adolescentes destinadas al tálamo forzado, imposibilidad de toda expresión de un albedrío libre. Y a la menor infracción, un encierro a piedra y lodo, según la sentencia inflexible: mujer honrada, pata quebrada y en casa.

Las prohibiciones patriarcales en esa trinchera fundamentalista en plena Turquía laica son inverosímiles y propias del mayor extremismo islámico. Las mujeres no deben reír abiertamente en público, ni mostrar gozo alguno, e ir ataviadas siempre con ropas de color de mierda, según protesta una protagonista. Las estrategias juveniles para burlar la ortodoxia son ingeniosas y muy divertidas, pero pronto se revelan frustrantes. El encierro se agudiza y la rebeldía crece hasta tomar formas insospechadas. El título de la cinta alude a los mustangos, caballos salvajes capaces de derribar violentamente toda tentativa de encierro prolongado. La metáfora es clara y eficaz. Mustang, belleza salvaje exhibe las contradicciones de una sociedad patriarcal turca atrapada hoy entre la persistencia del oscurantismo moral y el anhelo de una modernidad en armonía con el espíritu europeo. La realizadora evoca esa crisis cultural y sus jóvenes protagonistas la encarnan estupendamente.

Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional. 12:30 horas.

Twitter: @Carlos.Bonfil1