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Si los comicios son sumamente reñidos, deberían ser poco predecibles, dice el CIDE

Nuevo León fue el negrito en el arroz para empresas encuestadoras en 2015

Qué pena, no hablemos de esto, dice Ulises Beltrán sobre la pasada elección presidencial

 
Periódico La Jornada
Sábado 7 de noviembre de 2015, p. 8

Dos visiones sobre las empresas encuestadoras: volvieron a fallar en las elecciones de 2015 –lo más notable fue Nuevo León–, pero la mayoría de estudiosos y algunos integrantes del gremio hicieron un balance positivo y reiteraron el argumento de que no hacen predicciones.

El foro El panorama internacional sobre el papel de las encuestas electorales; lecciones para México, organizado por el Instituto Nacional Electoral (INE), hizo que durante dos días se confrontaran posturas críticas, como la de Alejandro Moreno, con la de encuestadores como Ulises Beltrán, quien señaló que en 2015 tuvieron una temporada maravillosa.

Ayer Beltrán señaló que los encuestadores malos en Estados Unidos tienen 4.9 puntos de diferencia entre el primero y segundo lugares y los buenos, 3.9 puntos.

Aludió al polémico 2012 y dijo que si se usa la misma métrica para medir los resultados obtenidos en aquellas elecciones presidenciales obtuvieron siete puntos de diferencia entre el primero y segundo lugares. Qué pena, no hablemos de esto, dijo.

Pero celebró que en 2015, la diferencia fue de 3.1 puntos en las encuestas de gobernadores (sin considerar Nuevo León) y 2.3 en la elección nacional de diputados federales.

Aunque luego matizó al plantear que Nuevo León fue el negrito en el arroz: 10 puntos el promedio de las diferencias y 17 puntos el promedio de la diferencia entre Jaime Rodríguez Calderón El Bronco, y la priísta Ivonne Álvarez.

Aseguró que el problema es cómo medir a los independientes, a quienes criticó. Yo también espero que no proliferen los independientes, porque son un mal para la democracia.

En otra sesión, Alejandro Moreno, investigador del ITAM y ex presidente de la Asociación Mundial de Investigadores de Opinión Pública (WAPOR, por sus siglas en inglés), quien no asistió, pero envió su ponencia señaló que a partir de 2010 el número de encuestas se mantuvo alto; sin embargo, su precisión empeoró notablemente.

Aunque en 2015 la mayoría acertó con precisión los resultados de las elecciones a nivel nacional para renovar la Cámara de Diputados, hubo fallas marcadas y emblemáticas en la contienda por la gubernatura de Nuevo León, así como en otras elecciones locales en distintas partes del país, incluido el Distrito Federal.

Aseguró que las encuestas en su conjunto fueron totalmente fallidas en 2015 y es el peor año en cuanto a su error en estimar la ventaja entre el primero y segundo lugares en los últimos 20 años. La elección de Nuevo León es en buena parte la principal causa.

Planteó que aún no escucha explicaciones concluyentes sobre esto, pero sí a quienes niegan la crisis de credibilidad y rechazan el poder de estimación confiable de sus ejercicios, argumentando que no hacen predicciones.

Luis Estrada, de SPIN Taller de Comunicación Política, planteó que desde hace décadas prevalecen las mismas preguntas sobre el tema, porque ese tiempo lleva estancada la investigación en materia de encuestas.

Expuso que hay un retraso de prácticamente 50 o 60 años con respecto del estudio de las encuestas en Estados Unidos, además de insuficientes bases de datos y debates que generen la información necesaria para poder probar las hipótesis respecto de varios asuntos como metodología o transparencia.

Javier Aparicio, académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), se preguntó si los errores de estas empresas se deban a la creciente sofisticación de los votantes, de las campañas y a la diversificación de medios de información. El mercado político más competitivo debería tener elecciones sumamente reñidas y si son sumamente reñidas, deberían ser poco predecibles, respondió.