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¿Será el consumo privado interno?
L

as consideraciones oficiales más recientes sobre el desempeño de la economía tienen algunas discrepancias de tono y, tal vez, de fondo también. Por un lado, el banco central rebajó de modo apenas marginal su pronóstico de crecimiento del producto de 2.5 a 2.4 por ciento en el año. Para 2016 estima una expansión entre 2.5 y 3.5 y en 2017 de 3 a 4 por ciento.

El criterio de tal mejora es que la actividad industrial en Estados Unidos crezca de manera continua. No debe olvidarse que incluso cuando esa economía crecía a su tasa tendencial de largo plazo, por encima de 2.5 por ciento anual, no alcanzaba a jalar a la producción mexicana, incluso luego del TLCAN. Aquí priva una muy larga etapa de poco crecimiento.

Además, la base de este escenario es que se impulse la implementación de las reformas estructurales promovidas desde 2013. Hasta ahora este sigue siendo el eje de la política pública y de las previsiones económicas. Hay, por supuesto, más elementos que deben considerarse, sobre todo en un entorno internacional inestable y volátil.

Pero la norma ahora es tener datos, tantos y tan sofisticados estadísticamente como se pueda, aunque el conjunto no constituya una base firme para elucubrar el futuro incluso en un periodo de un año. Es decir, el horizonte es cada vez más de corto plazo. Lo que no puede evitarse es lo que, hace ya casi 100 años, Frank Knight llamó la incertidumbre radical.

De otro lado, Hacienda afirma que la economía mantiene su ritmo de crecimiento por encima del resto de los países de América Latina y de otras economías emergentes, y esto ocurre debido a la mayor confianza de los consumidores.

Según el diagnóstico que se propone, se estarían superando principales causas de los bajos salarios, tal y como indicaría el aumento que se empieza a registrar en el gasto de consumo privado en el mercado interno. No obstante, el indicador que registra el estado de la confianza del consumidor sigue deprimido, las variaciones son pocas.

El informe correspondiente a octubre pasado da cuenta de cómo se mueven sus componentes. Al respecto destaca que cuando se pregunta sobre la percepción de los miembros de los hogares sobre su situación económica con respecto a la de hace un año y la expectativa un año adelante, los datos son mejores. Pero en lo que se refiere a la posibilidades en el momento actual para comprar bienes durables (muebles, televisor, lavadora y otros aparatos electrodomésticos) hay una reducción.

Pero de esto último se trata buena parte del consumo interno de las familias y del que puede derivarse un empuje más fuerte de la demanda agregada. La inversión fija bruta, en cambio, sigue siendo reducida, la pública no crece y las exportaciones no se recuperan.

Según el análisis oficial se estarían superando las causas más relevantes de la persistencia de los bajos salarios, a saber: la baja productividad de los trabajos en las empresas más pequeñas, muchas en la informalidad y que dan cuenta de 60 por ciento de la ocupación total. Hacienda sostiene que ahora la gente busca ávidamente un trabajo formal para contar con los beneficios de la seguridad social y las pensiones.

No hay, empero, indicadores suficientes de que esta tendencia exista y mucho menos de que se consolide como parte de las reformas. El empleo formal de carácter permanente ha crecido al tercer trimestre en 637 mil plazas, lo que sigue siendo insuficiente en un mercado laboral dilatado en ocupaciones precarias. Aquí debe integrarse el gran monto de las remesas que han pasado de 5 mil 723 millones de dólares en el primer trimestre del año a 6 mil 548 en el tercero. Sería útil un escenario del desempeño de la economía sin las remesas.

La política fiscal provocó la contracción de la demanda y en el presupuesto de 2016 se han propuesto algunas modificaciones. Hacienda confía en que esto dé un empuje al gasto privado.

Uno de los datos que se usan para afirmar que el gasto interno se eleva es el de las ventas de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), que habrían crecido 6.2 por ciento hasta septiembre, frente al escaso uno por ciento de 2014. Lo que puede significar un recomposición de un gasto atrasado y no conformar aún una nueva tendencia. Las utilidades de Walmex (Walmart de México) crecieron 20 por ciento en el tercer trimestre y con ello el precio de sus acciones en la bolsa. De ahí que los más entusiastas analistas del sector privado sostengan que la economía está saliendo del estancamiento.

Cuidado con el entusiasmo. En todo caso, persisten condiciones que apuntan todavía a un cierto desencanto con el impacto que hasta ahora tienen las reformas y el desempeño económico. Esto tiene que ver con el mercado petrolero, la transformación de Pemex en una empresa con pocos recursos, producción decreciente y maniatada para participar activamente en la industria.

Claro que en esta visión de las cosas, si cambia el entorno petrolero mundial, es decir, si suben los precios, lo que es cuestionable en este momento, y si se expande la producción industrial en Estados Unidos, la situación mejorará. Pero que esto suceda es poco probable. Y, entonces, no parece posible que el impulso del consumo privado interno sea suficiente para cambiar el panorama existente.