Sociedad y Justicia
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Los agresores no ven sus actos como ataques; aprovecharon la situación, justifican

Violencia sexual y de género, práctica habitual en las universidades: expertos

Las autoridades no están preparadas para prevenir, atender y combatir ese delito, señalan en la UNAM

 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de noviembre de 2015, p. 42

La violencia sexual y de género es práctica común en las instituciones de educación superior. Si bien en algunas universidades existen protocolos y reglamentos contra estos delitos, las autoridades universitarias no están preparadas para prevenirlos, atenderlos y combatirlos, señalaron especialistas en estudio de género.

En la mesa redonda Violencia de género en las universidades, que se realizó en el Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, María del Mar Águila Sandoval, directora del Programa de Violencia Sexual y Doméstica, y maestra en estudios de la mujer por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, planteó que en México no hay cifras de este tipo de abusos en las casas de estudios.

Acotó que el país no está lejos de lo que sucede en universidades de Estados Unidos, donde una investigación sobre el tema mostró que una de cada cinco mujeres ha sido ultrajada sexualmente en su etapa universitaria, y 7 por ciento de los hombres que cursan este nivel reconocieron haber violado o haber intentado violar a alguna compañera, particularmente aprovechándose de que ella estaba bajo la influencia de alguna droga o alcohol.

Otro de los datos, agregó la especialista, es que 63 por ciento de los hombres universitarios admiten haber hostigado o agredido sexualmente en más de una ocasión a alguna compañera.

Sin embargo, ellos no perciben que estos actos sean violentos, sino que su argumento se limita a decir que se aprovecharon de la situación. Águila Sandoval detalló que los abusos contra universitarias no se dan en las aulas, sino en espacios relacionados con la vida fuera de los planteles de este nivel de estudios, como fiestas o casas de otros estudiantes, y las acciones van desde acoso de maestros, maestras y compañeros hasta violencia de la pareja.

El hecho de que no se dé en el salón de clases no significa que las instituciones educativas no deban atender estos casos. La mayoría de las víctimas conocen al agresor y en muchas ocasiones se lo encuentran constantemente en los planteles. La universidad no tiene que encarcelarlos, pero debe brindar espacios seguros, alejar al presunto agresor de las víctimas y creer la versión de ellas para brindar apoyo.

Mora Fernández, de la organización global Casa Mandarina, indicó que la violencia sexual y de género contra el sector femenino es un acto intencionado que no sucede por accidente o porque el agresor estuviera alcoholizado, estresado o fuera de control.

Recordó que datos oficiales revelan que en el mundo, una de cada tres mujeres vive violencia de su pareja, y en México cada cuatro minutos ocurre una violación sexual. Además, 90 por ciento de los agresores son conocidos de la víctima; a escala global ellas tienen el doble de posibilidades de ser violadas que de sufrir cáncer de mama.

La experta lamentó que la cultura patriarcal lleve a la revictimización de las mujeres agredidas, pues en muchas ocasiones incluso ellas mismas se arrepienten de haber tomado de más, de haberse puesto algún tipo de ropa o haber caminado tarde por un lugar oscuro, entre otras.

Adina Barrera, especialista en temas de género por la UNAM, indicó que las universidades deben buscar estrategias para prevenir, combatir y erradicar estos delitos en sus espacios, así como cambiar sus planes de estudios para que se incluya la perspectiva de género y se motive una transformación de la cultura patriarcal.