Opinión
Ver día anteriorViernes 20 de noviembre de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Un sistema fallido. ¿Arde París?*
E

n París el sistema de inteligencia estratégica falló de manera irrebatible. No supo atender su misión: preservar los más altos intereses de la patria, en este caso haber protegido a París del terrorismo internacional. No fue sólo el sistema francés de inteligencia el que falló, fue la comunidad internacional de inteligencia la que falló. Abundaban indicios de que algo vendría, ¿y?

Ante Isis, un adversario disperso en varias geografías, no anticipable en el tiempo, ni en sus propósitos finales, desconocidos sus actores y potencialidades, ante esta forma de adversidad, el sistema internacional falló. Se le considera un supersistema pero resultó disfuncional.

La Unidad de Coordinación de Lucha Antiterrorista (UCLAT), que del Ministerio del Interior está ligada a la DGSE: Dirección General de la Seguridad Exterior (DGSE) del Ministerio de Defensa francés, forma el corazón del sistema de inteligencia antiterrorista en la compleja comunidad de inteligencia de ese país que esta semana falló.

A ese formidable aparato calificado técnicamente y con amplia experiencia negativa por haber sufrido este año cuatro ataques terroristas exitosos, se le suma un esfuerzo que es natural y constante en las naciones europeas: la cooperación interdependiente que aportan países como Alemania, el Reino Unido, Bélgica, Suecia, España, agregándose todo el formidable esfuerzo de inteligencia que aporta la comunidad estadunidense de esta especie, CIA, DIA, NSA, FBI y más.

En esta reflexión sobre el potencial investigativo está presente la inteligencia de señales, o sea esa red de apretada trama de recursos electrónicos de la más alta tecnología que mantiene bajo observación permanente todo el flujo de telecomunicaciones que sirven a los intereses de muchas naciones. Es un sistema nunca visto, ni siquiera pensado hace pocos años, y que hoy controla los flujos de telecomunicaciones en casi todo el mundo. Intercepta, analiza y utiliza millones de mensajes al día gracias a los más sofisticados satélites, radares y centros de análisis.

El máximo exponente de este Frankenstein es Echelon, considerada la mayor red de espionaje y análisis para interceptar comunicaciones electrónicas de la historia. Controlada por la comunidad UK-USA (Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda), Echelon puede interceptar comunicaciones electrónicas, por radio, teléfono, iPhones, e-mails, en casi todo el mundo, e incluye el análisis automático y la clasificación de las interceptaciones, todo ello sin control judicial. Se estima que Echelon intercepta millones de comunicaciones cada día.

En adición a ese aparato de naturaleza civil, está la inteligencia militar de la OTAN, que opera con base en su Centro de Fusión de Inteligencia, NATO Intelligence Fusion Centre (NIFC), organismo militar dirigido y patrocinado por Estados Unidos, cuya misión es ser una cámara de compensación de la inteligencia originada en varias naciones. Situado en el Reino Unido, el centro entró en funcionamiento en diciembre de 2007. El NIFC está integrado por más de 200 técnicos en inteligencia militar representantes de países de la OTAN.

Fueron recursos semejantes los que permitieron ubicar y asesinar a Bin Laden; ubicar y asesinar a Pablo Escobar Gaviria; detener a dirigentes de ETA; son los que pillaron en Puerto Príncipe a los parientes del presidente Maduro y los que ubicarán un día a Joaquín Guzmán, El Chapo. Con algo así se le capturó la primera vez.

¿Cómo entonces a este sofisticadísimo aparato de inteligencia estratégica pudo escapársele el montaje y operación del grupo terrorista que lastimó a París? Difícilmente se revelará, por lo menos a corto plazo. Estados Unidos tiene una sana vocación investigativa de los grandes errores. Lo hace por esa propensión con que busca aprender del pasado y así prevenir el futuro. Los hechos de París son una alerta para muchos países y mucho más intensa para Estados Unidos que sufrió el ataque a las Torres Gemelas gracias, otra vez, a graves deficiencias en materia de inteligencia, en ese caso la descoordinación.

Una respuesta teórica pero siempre presente en los recuentos de los sistemas de inteligencia es que la nube de la adversidad, enemiga natural de la paz y bienestar de los pueblos, suele hacerse impenetrable frecuentemente. Los desaciertos de los sistemas de inteligencia son parte de su naturaleza y los grandes líderes a quienes sirve deben aceptar esta circunstancia, y ante la presencia de una de ellas reaccionar positivamente, montándose en la inteligencia disponible, capitalizando la experiencia, redireccionando sus esfuerzos, planteando nuevas necesidades de información y convirtiendo el eventual fracaso en la base de despegue de una nueva visión del problema. Así actúa un líder conocedor de los misterios de la inteligencia.

El caso de París ofrece numerosas lecciones que convertidas en tema de estudio, deberían analizarse a fondo por los sistemas nacionales de inteligencia. Nadie a priori está exento de un ataque. La primera pregunta a resolver por cada país sería: ¿cuál es la naturaleza de un previsible ataque de terrorismo contra nuestros intereses, cuál sería su razón, sus objetivos y sus formas? ¿Cuál será el enigma para nosotros los mexicanos, antesala del territorio e intereses de Estados Unidos?

* Pregunta de Hitler al comandante de la Wehrmarcht en París, general Von Choltitz, a quien había ordenado dinamitarla.